Algo que me haga dejar de pensar -Garth-

Se recogió el cabello frente al espejo mientras mojaba su rostro, debía sacarse el adormecimiento que tenía dentro, estaba segura de que su madre jamás había actuado como ella, su madre era cobarde en la guerra se había escondido, había huído, y ella y su hermana no eran así, habían tomado las armas para limpiar el colegio de tanto sucio, pero tenía dos noches de no dormir bien, cada vez que cerraba los ojos sentia que la serpiente la atacaba a ella, y despertaba temblando, sudando, tenía que hacer algo para sacarse aquellas ideas de la cabeza, mucho más si quería mantener a cabo su anonimato, sonrió ausentemente para ella misma, era ridiculo que siguiera pensando en eso, la tal Aramis estaba recuperandose, y el profeta señalaba como culpables a los Sly's sin embargo nadie sospechaba de ellos.

Esperaba, aguardaba una llamada del nuevo señor Oscuro, pero parecía que este se rehusaba a tratar con niños, mojó por última vez su rostro más relajada, mientras soltaba su cabello que caía intacto a cada lado de su rostro. Meredith era una de las chicas más odiadas en el colegio, solo por el hecho de sus comentarios puristas por ser tan cruel en ocasiones, pero en el fondo era por un bien mayor, la pureza.

Unas risitas la sacaron de sus pensamientos miraba hacia afuera inclinando su torso hacia atrás para ver si alguien osaba a interrumpir su tranquilidad. Pero las vocecitas pasaron de lejos, cuanto le gustaría que hubiese algo que la hiciera sentirse la adolescente de antes y no la semi-mortífaga que era ahora, si bien no tenía tatuajes actuaba como sí. Se miró el tatuaje en la muñeca y sonrió para sí misma por que recordó el tatuaje gratis que le había hecho a la estupida de Aramis: "traidora de la sangre" eso decia.

Sus pesadillas y esos pensamientos no quería decir que estaba arrugando, para nada seguiría adelante el tiempo que fuera necesario, pero necesitaba un pase a algo lejos de este castillo.

La paz había regresado casi por completo a su cuerpo, suspiró como si todo el aire de sus pulmones necesitase ser cambiado y cuando se había decidido a irse, algo salió volando hacia ella, que apenas tuvo tiempo de invocar un protego mientras se metía bajo una de las piletas mientras veía que lo que había dado contra los espejos. Se sacudió el cabello que tenía pequeños fragmentos de dicho espejo, mientras veía que una de sus rodillas tenía un pequeño corte donde aún se haya incrustado el espejo. -Mierda- Dijo mientras sacaba el espejo y se levantaba.

-¿Que mierdas te ha pasado?- Conocía a aquel tonto mago, era Garth siempre drogado siempre alucinando quien sabe que carajos había hecho para lograr eso. -¿Estas bien?- Al escuchar la frase de la mala suerte abrió los ojos, que carajos no se daba cuenta que el lo había roto?.

El chico estaba ido, buscando quien sabe que cosas en sus bolsillos, hasta que reacciono e hizo que la chica viese su rodilla de donde bajaba un hilito carmesí, la limpio sin pensar dos veces, miro en el suelo un paquetito de unas hojas pequeñas verdes, y se inclino a recogerlo, ya sabia ella que no valia la pena pelear con Garth. Pero su frase había quedado inconclusa. -¿Que le paso al tipo?-

Dijo como para devolverlo a la realidad, pero nada de lo que hacía parecia llamar la atención del chico, así que movió el paquetito frente a sus ojos dando un paso hacia atrás. -¿Que es esto?- Dijo meneandolo de un lado a otro, para luego alejarse un poco más temía que el chico se pusiese violento.

Por primera vez en la vida la pelinegra Parkinson soltó una carcajada de lado a lado este tipo estaba loquisimo. La mayor de las gemelas empezó a reirse cuando el tipo hacia lo mismo que ella, hasta que el soltó que era lo que esa bolsa contenía.

-Garth, ¿Esto es droga?- Preguntó confundida, jamás había visto droga en toda su vida, ni siquiera en las fiestas, jamás. -Respondeme, ¿esto es droga?- La chica estaba segura de que el pensaba que era de ella, así que bajo de golpe la bolsita para cortar la entretención del chico-gato. -Si no me dices no te doy- Dijo como ofreciendo dulces.

Un grito salió de la boca de la muchacha ante la escena, la había pillado desprevenida y no sabía que era lo que pasaba, soltó la bolsa de hierbas que caía sobre el piso de donde seguía saliendo los rayos naranjas. -¿Que haces?- Chilló con la voz intensa, mientras se limpiaba las manos por aquello de que algo pudiera habersele contagiado.

-GARTH! explicame- Reclamo para que le explicara de inmediato, golpeando el suelo varias veces.

-Que asco- DIjo mirando lo que hacia el rubio desaliñado que tenía enfrente, se acercó a él, para lavarse las manos por aquello de una enfermedad mágica, mientras se sacudia las manos deseo alejarse de ahí corriendo, se miro la rodilla el sangrado se había detenido por completo.

-Garth, ¿cargas encima algo que pueda ayudar un poco en cuanto a ya sabes?- Mery queria relajarse pero antes necesitaba estar segura que lo que este le daría seria algo seguro.