Lucha de casas

El día había llegado era un día hermoso, perfecto para acabar con las malditas sangre sucias esas, estabamos aún en la sala común yo tirada en el sofá exclusivo y Megan en el balcón cuando Scor bajo a paso rápido parándose frente a nosotros.

-¿nervioso Scor?-

Dije con aquel tonó de mofa que no soportaría que nadie más usara contra él, pero había privilegios de ser sus mejores amigas.

-¿Nos vamos a acabar con esas asquerosas ratas Gryffindor?-

Ambos asintieron y empezamos a caminar hacia las afueras de la Sala Común, nos detuvimos frente a la puerta para dar la contraseña y una vez afuera, pase la mano por mi pierna izquierda donde un liguero de color plata y verde sostenía mi varita.

-Esto será divertido-

Susurré al acercarnos al sauce boxeador, Scor se volteo para asegurarse que nadie nos siguiera y avanzamos los tres dejando a Scor al centro y cada una de nosotros franqueando sus costados, supuse que así debía ser en los años de colegio de nuestros padres.

-Ahora solo queda esperar-

Estaba de pie en la Sala Común, acomodando la bufanda de mi uniforme. Había amarrado mi cabello en una coleta alta, y no llevaba la túnica, sólo andaba con la falda. Guardé mi varita dentro de la manga de mi blusa y alcé la cabeza hacia la escalera justo cuando oía a mis primas bajar. Como las tres estábamos en cursos ditintos, no compartíamos habitación. Sin embargo eso había servido para seguir manteniendo una buena relación, pues Lily era tan desordenada como el tío Harry. Les sonreí y me acerqué a ellas. La sala común de Gryffindor parecía tener oídos, y era mejor mantener todo a bajo perfil.

- Ya es hora- digo con una sonrisa divertida-. Si Malfoy cree que nos puede asustar... está muy equivocado-.

Miro a mis primas de forma cómplice y salimos de la Sala Común. Bajamos rápidamente los escalones, intentando no llamar la atención. Yo voy saludando a mucha gente en el camino-. ¡Sí, mañana cenamos!- le digo a Audrey, una amiga de Huffie-. ¿Qué tal, Sean? - saludo sonriendo de forma coqueta a un Ravenlaw de séptimo que era muy sexy-. Ves, Domi, con él te deberías involucrar.-. Le digo a mi prima antes de llegar a la planta baja. Recién entonces nos detenemos y nos miramos ua vez más. Ya era hora... y ahora sólo había que atravesar el patio hacia el Sauce Boxeeador.

El viento golpeó mi rostro con fuerza y mi cola de caballo se movió provocando que un mechón de cabello cayera a un lado de mi rostro. Le sonreí a mis primas con un tanto de arrogancia, y asentí ante las palabras que Domi le había dicho a Lily. Ella como la prima mayor solía ser la que nos cuidaba. Aunque jamás sería tan sobreprotectora como lo había sido Vic cuando estaba en el colegio aún.

- Aunque no temas, primi, que venceremos a esas serpientes en lo que nos demoramos en decir colcacuernohúngaro- sonreí de medio lado y miré con varita en mano al grupo de tres que estaba bajo el árbol.

Las dos hermanitas Parkinson, una pelinegra con rostro de fiera y la otra pelirosa con un leve tinte de amargura. Y Malfoy en el centro como si fuese el amo de sus dos esclavas. Siempre había pensado que esas dos estaban enamoradas de Scorpius y que algún día se sacarían los ojos peleándose por él. Aunque no podía juzgarlas, por más que el Hurón Jr fuese un imbécil de primera... estaba lindo. Cosa que sólo se lo reconocía a mi almohada cuando me iba a dormir. Un idiota como un Malfoy pedante y con ideas propias de la prehistoria no era más que para ver y no escuchar.

Me planté a unos metros de ellos. Alcé una ceja divertida, y hablé fuerte para que el viento no opacara mi voz.

- Que trio más bello- comento con un dejo irónico en mi voz-. No sé para qué nos invitaron a su cita extraña. No creo que Malfoy tenga la capacidad de podérsela con ustedes dos, menos podrá con nosotras tres-. Me reí durante un segundo y apreté con más fuerza mi varita en mi mano-. Aunque a decir verdad, quizás con ustedes sí se las puede... las serpientes suelen ser fáciles- y sonrío posando una de mis manos en mi cadera. Era una gracia ver el rostro enojado de esos tres. Y aún era mejor ver a Scorpius ridiculizado entre sus dos cheerleaders.

cruce mis brazos, y e quede cerca de mis primas, ya pensando con que hechizos debia atacar o defenderme.

Arrugué el ceño ante las palabras de la rosa de los Parkinson. Claramente cuando se hablaba con la verdad no era un insulto, pensé dibujando una sonrisa que se expandió aún más al oír lo que Malfoy decía. ¿Así que un duelo? Sentí la adrenalina en mi pecho y me percibí más grande, como si hubiese crecido al pensar en lo que se venía. Miré a mis primas, primero a Domi, quien respondió muy segura, y luego a la pequeña Lilly. Me preocupaba un poco ella, pero estaba segura que no me decepcionaría. Era hija de Harry Potter, y demostraría la fuerza de la sangre en este momento.

- No te preocupes, Hurón.... intentaré dañarte lo menos posible- mi voz tenía un tono irónico. Podía sentir esa fuerza en su mirada cuando estaba posada en mí, como si un imán nos acercara rumbo a un lugar desconocido-. Ya sabes, tengo un título de Prefecta que cuidar-.

Me reí ligeramente y me acerqué un paso a Malfoy. No le quité los ojos de encima y levanté mi varita. Tenía una pierna frente a la otra y estaba concentrada ante cualquier movimiento de ellos.

- Las serpientes primero- propuse y mis ojos brillaron. Una corriente de aire meneó mi cabello en una cola de caballo, enfriando mis mejillas. Ese Hurón me hacía sentir todo en extremo: la rabia, la arrogancia, la valentía... y algo más, algo que no me atrevía a reconocer aún.

(OFF: Yo creo que sí.... xD /OFF)