Encuentro Caótico

El paisaje era descrito como una oscura noche, bastante fresca y agradable para cualquier humano. La noche era la estación del día que más me gustaba, donde podía expresar todo lo que tenía y aveces dormía en el día para contemplar la Luna y las estrellas. En un día como cualquier otro, tomé un abrigo y me lo coloqué en mi hombro, expandido por toda mi espalda. Utilizaba una camisilla de color negro que mostraba gran parte de mi físico, aunque a mi no me interesara demasiado. Pasaba por un sendero, luego de cruzar el inmenso lugar que era Hogwarts, y me posicionaba cerca de lo que era llamado el Sauce Boxeador. Al parecer este no se había percatado de mi presencia, pues sería obvio que me atacara en cuanto viera mi sombra moverse entre la oscuridad reflejada por las luces proyectadas por los faros cercanos al sendero. Evité acercarme a ese árbol y me senté en una pequeña banca para dos personas que estaba cerca. Miré cuidadosamente las estrellas y el oscuro cielo, fluyendo mi mente hasta un punto de concentración impresionante, aunque no podía creer que estuviese meditando en un momento como este. Hablaba conmigo mismo, hasta el momento que escuché una rama partirse. Me alerté un poco, pero no demasiado, simplemente eché un ojo y me fijaba de que se trataba.

-Muestrese en este instante.-

Estaba acostada en mi cama, cuando un sonido contra la ventana me hizo levantarme y caminar hacia ahí una linda lechuza muy pequeña que reconocí como: Krikles, la lechuza de mi Tío Georg traía un mensaje.

"Querida Domi:

Si hubiese alguien en quien confiase más no te pediria esto, pero tu eres mi sobrina favorita asi que me tomó el atrevimiento de pedirte que busques unas plantas que hay alrededor del sauce boxeador, pero usa guantes rubiecita son pica-pica, y traemelas en cuanto puedas...

Con amor el Tío Georg"

Sonreí, lo quería tanto que solo por él saldría de mi sala común, me puse una chaqueta de cuero y la bufanda de Gryffindor para poder salir, tuve que pasar corriendo para no toparme con nadie que me impidiera salir, empecé a caminar hacia el sauce boxeador, donde debía encontrar las plantas, cuando de pronto escuché una voz cerca de mí, saqué rápidamente la varita.

-Muéstrese en este instante- Decía la voz que no reconocí en el instante.

-Soy Dominique Weasley!-

Dije saliendo de las sombras para poder ver de frente a un chico frente a mí.

-¿Y tu eres?- Dije por que por la noche no podía diferenciarlo con exactitud

Mirando aún la figura opaca oscurecida por la noche, noté que era una estudiante de Gryffindor. A simple vista se podía notar, pues llevaba una bufanda de color amarillo con rojo. Me levanté de la silla y me acerqué un poco para verla más de cerca. Dominique Weasley, ese nombre era común en cualquier parte, pero aún no recordaba el porque de aquel recuerdo. Notaba que esta llevaba unos guantes especificos para extraer raices y plantas, por lo que supuse que buscaba algo del Sauce Boxeador. Al estar a solo pocos metros de ella, dí una reverencia de caballerosidad y la miré a los ojos. Podía recordar ese rostro de alguna parte, talvez una clase o algo. Simplemente le dije, con mucha tranquilidad.

-Mi nombre es Arystar Scrimgeour.-

Por fin pude ver más de cerca de quien se trataba, el hizo una leve reverencia y yo sonreí.

-Hola, si te conozco somos compañeros de casa-

Cualquiera que fuera de mi casa me conocería pero el parecía no tener muy fresco mi nombre ni mi rostro, hice cara de enfado pero por la oscuridad supuse que el no pudo verla, no entendía como no me conocía era Domi Weasley, una de las princesas de Gryffindor.

-¿Como estás? ¿Hace una linda noche no?-

Me quité los guantes con cuidado, no me gustaba verme mal, como si fuera una campesina o algo así, yo solía ser demasiado fina como para dejarme ver de ese modo pero no pensé encontrarme con nadie.

-¿Que haces fuera de nuestra Sala Común en una noche tan fría?-

Notaba que esta se removía los guantes, al parecer para darme un mejor impresión. En realidad si se trataba de Dominique Weasley, aunque no la conociese mucho. Decidí contestarle a su pregunta con una actitud cortéz y prudente, para dar una buena imagen de mi persona y algo de reputación, aunque ninguno de los aspectos mencionados me importaban en lo absoluto.

-Lo siento mucho, Señorita Dominique. He escuchado hablar mucho de usted y talvez fuí un poco descuidado.-

Pausé un segundo para tomar su mano derecha con mucho cuidado y besarla en simbolo de saludo. No quería que lo malinterpretara, simplemente volví a hablar luego de haber hecho dicha acción.

-Estoy muy bien, Gracias. ¿Que tál está usted, señorita Weasley? La verdad es que la noche me motiva demasiado a inspirarme y alegrarme, aunque no lo paresca.-

Finalizaba con una sonrisa picara. Talvéz fuera demasiado extraño estar a estas horas de la noche en las afueras de Hogwarts y en una soledad plena. Simplemente le dí una razón para mantenerme aquí debajo de la luz radiante de la luna.

-Me encuentro en una étapa de relajación. La verdad es que no esperaba toparme con alguien en este momento. Practicamente escapé de la sala común, pues no estoy autorizado a salir a estas horas.

Pausé unos segundos para mirar alrededor y estar alerta a algún movimiento brusco. Dejé mi paranoia a un lado y volví mi mirada a la Joven, para decirle con unas pocas palabras.

-No quiero parecer imprudente, pero... ¿Que hace usted a estas horas de la noche cerca del Sauce Boxeador?-

El se disculpo frente el no haberme reconocido en primera instancia, sonreí, cuando besó mi mano, esos gestos de galantería me encantaban, me hacían sentir importante.

-Estoy bastante bien, gracias por preguntar, si la noche permite una tranquilidad que la día no permite-

Lo escuché con atención y con un sentimiento de ternura bastante extraño, hasta que preguntó que estaba haciendo por ahí.

-Esto...yo...-

Era muy mala mentirosa así que opte por decir la verdad, sin pensarlo dos veces, mientras caminaba hacia donde el había estado sentado antes.

-Verás uno de mis tíos es el dueño de una tienda de artículos de bromas, y me pidió que recogiera unas plantas que causan picazón-

Solté una carcajada mientras bajaba la voz hasta un tono un tanto más pícaro.

-Pero es un secreto, por que si la jefa se da cuenta de mis labores para mi Tío me retará mucho pero creo que las puedo recoger luego-

Dije mientras sentía que un leve sonrojo se apoderaba de mis mejillas

Me alegraba en parte saber que se encontraba bien, no siempre me han agradado las personas a simple vista. Me dió a conocer la razón por la cúal se encontraba allí, un motivo bastante extraño pero a la vez interesante, no podía evitar pensar en lo que me decía a fondo. Le contesté luego de que me comentara acerca del trabajo de su tío, pues creía recordar algo acerca de una tienda que vendía ese tipo de mercancía.

-Ahora que lo pienso, señorita, usted es de apellido Weasley. Lo que puede significar y, si no estoy mal, ¿su tío es George Weasley el famoso vendedor de articulos de broma?-

Decía con algo de intriga y pues, en este tipo de ecuaciones colocaría mi dedo indice en mis labios acompañado de una atención mutua. Luego de notar un leve sonrojo en su mejilla, la invité a sentarse y hablarle con más tranquilidad y confianza, aunque no del todo, pues no era mi personalidad el realizar ese tipo de comportamiento o disciplina.

-Porfavor, señorita Dominique. Si necesita ayuda con la recolección de plantas no dude en comentarmelo. Siempre podrá contar en mí, pues me considero un hombre de confianza y bastante sincero.

No quería parecer engreído pero no hablaba nada más que con la verdad. Esperaba alguna respuesta de la mujer, apoyando mis brazos detrás de mi cuerpo en la banca y mirando el horizonte.

-Siiiii ese es mi Tío, Georg Weasley de Sortilegios Weasley-

Me senté junto a él, mientras apretaba un poco más mi bufanda para darme calor ya que sentía de pronto que el viento golpeaba con más fuerza de la esperada para una noche de otoño.

-Muchas gracias Arystar y dime solo Dominique, o Domi como me dicen mis amigos-

Me volteé a verlo mientras trataba de sonreír de manera despampanante como solía hacer mi madre, con esa herencia veela que era tan deslumbrante y capaz de dejar a cualquiera en estado parecido al enamoramiento.

-Pero por ahora prefiero tener una cálida conversación si lo deseas, ¿de donde vienes? Por que no eres Inglés ¿verdad?-

Noté que el viento soplaba aún con más fuerza. Me acordé del abrigo que llevaba colgado en mis hombros y pues, decidí extenderlo hasta Dominique Weasley. Aún no me acostumbraba a decirle Dominique o Domi, pues no era de tener esas confianzas. Simplemente mantuve extendido mi brazo esperando que recibiera el abrigo.

-Esta bien, Domi. De cualquier manera pensar que tu tío es él, suena un poco divertido. ¿Suele hacer muchas bromas junto con tu familia?-

Decía bastante interesado en el tema. Para una mayor impresión accedí a colocar el abrigo en su cuerpo, para que esta no se tuviera que esforzar demasiado. En cuanto ví aquella sonrisa, no pude evitar sonrojarme. Cerré mis ojos con fuerza y miré al suelo intentando mostrarlo demasiado, pues para mí era una vergüenza hacer eso en presencia de una dama. En realidad su sonrisa me había impactado. Simplemente le contesté a su ultima pregunta y daba a conocer mi agrado como muestra a una situación más intima.

-Tienes una hermosa sonrisa, Dominique. En verdad tienes un gran don para traer felicidad a la gente, mira mi ejemplo, hasta ahora no había mostrado una sonrisa verdadera a nadie en Hogwarts.-

Finalizaba con una sonrisa dibujada en mi boca. Decidí contestarle con una voz más entusiasmada, y aunque no la conociera mucho, era bastante cálido tener su presencia cerca mio.

-Estás en lo correcto. Soy de procedencia Japonesa, pero toda mi vida he vivido en Inglaterra.-

Agradecí con una sonrisa su abrigo, el lo coloco con delicadeza en mi espalda y yo la tome por los costados aferrandola más a mi cuerpo.

-Ja! El Tío Georg no para jamás.... Siempre siempre esta haciendo bromas burlándose de todo el mundo, yo le adoro aunque a la abuela de vez en cuando la saca de quicio, toda mi familia suele ser muy alegre, bueno mi familia paterna mi familia materna es un poco diferente-

Dije mirando el cielo, luego me volteé a verlo, y vi que sonrojo un poco, no pude evitar sonreír disimuladamente no quería hacerlo sentir mal, por ejemplo en mi caso siempre que me sentía aunque fuera un poco avergonzada ese sonrojo heredado de la familia Weasley llenaba mi rostro. Al escuchar sus palabras una sonrisa de alegría se dibujo en mi rostro.

-Ay muchas gracias eres muy lindo, pues no te preocupes por que estaré siempre que quieras para hacerte sonreír si así lo deseas, y la sonrisa es una herencia de mi madre ella es mitad veela, así que a mi me quedan algunas cosas de esa herencia-

Dije agarrándome más de su abrigo que tenía un olor bastante agradable, lo acerqué disimuladamente a mi nariz, para absorber el olor, olía un poco como papá, lo escuche decir que era de ascendencia japonesa y yo le sonreí.

-Como nosotros, digo mis hermanos, mi madre es francesa pero pues nacimos aquí en Inglaterra, y a pesar de que ella quiso enviarnos a Beauxbeaton decidimos los tres venir a Hogwart... ¿Tienes hermanos Arystar?-

Escuchaba cada una de las palabras de Dominique Weasley con atención. Talvez era apropiado o no, pero ya estaba siendo muy confiado y descortéz con ella. Sin duda su historia y procedencia era fascinante, no todos tienen una familia tan interesante y talvez si estuviera en su lugar, sería más alegre. Toda mi vida he recibido desgracias y tristeza, perdiendo lo que más quiero, sin embargo he tomado el buen camino para levantarme cada vez que recibo un fuerte golpe. Sin duda, el solo hecho de que su madre fuera mitad Veela, tenía un significado esquisito y me podía imaginar el solo hecho de presenciar algo así.

-Sorprendente. Nunca he podido hablar con ninguna Criatura Mágica... ¿Tú lo has hecho?-

Decía nuevamente con algo de intriga, flexionando mis brazos y descansandolos nuevamente para mayor comodidad. Alma Karma en efecto se parecía mucho a Dominique Weasley. Tienen una personalidad parecida y una enorme aura artificial encantadora. Le respondí a su ultima pregunta con un tono rígido.

-No lo creo. Aunque mi familia guarda muchos secretos. A decir verdad, toda las generaciones de los Scrimgeour tienen un secreto escondido. Espero algún día decifrar un secreto, para obtener la verdad y nada más que eso.-

Finalizaba, notando que el Sauce Boxeador empezaba a mover sus ramas y soltando un montón de hojas que caían desde el cielo. Parecía que cayesen como un pluma, tan lento como un caracol. El paisaje era hermoso, sin duda una noche fascinante en varios aspectos.

-Pues si con bisabuela que era una vela y en algún momento el Tío Harry nos presento a Hagrid un amigo de él mitad gigante y otro amigo de el que era un centauro cuando quieras puedes visitarnos en la madriguera que es la casa de mi abuela y podremos pasear por ahí así conocerás a todos nuestros amigos!!!!-

Escuché lo que dijo de su familia y no pude evitar ponerme algo triste por él, parecía algo triste por eso, recogí mis piernas para abrazarlas mientras miraba en la misma dirección que él hacia el sauce boxeador. Luego pase mi cabello por mi hombro y lo miré con una sonrisa ladeada.

-A veces la verdad no nos hace felices, y hay que buscar cosas que nos hagan felices-

Toqué mi nariz que de pronto estaba más fría, vi algunos elfos salir del castillo dirigiéndose al lago oscuro probablemente a recoger setas.

-¿Te has sentido cómodo aquí en Hogwart? ¿Cual es tu materia favorita? ¿Tu profe favorito?-

Pregunte tratando de que olvidara el tema de su familia que parecía ponerlo algo triste.

Si bien recuerdo, por lo que me decía mi abuelo, Hagrid era un miembro de la Orden del Fénix. Una organización que luchaba por el bien y la paz, además de que eran combatientes y fieles enemigos de Lord Voldemort. Me impresioné bastante, hasta el punto en que mis ojos se abrieron bastante. Le dije con otra sonrisa, significativa de emoción, algo que no he presentado en años. Talvez los Weasley tienen la habilidad de traer alegría a este mundo.

-Impresionante. ¿Enserio conociste a Hagrid? Practicamente ese hombre es muy conocido.-

Nuevamente devolvía seriedad a mi rostro, aunque esta vez no parecía tan antipático como antes. En verdad era cierto lo que decía acerca de la verdad, pero aveces es mejor buscar la verdad que la mentira. Me quedé callado hasta su proxima pregunta. Sin duda un pregunta muy directa, pero a la vez entretenida. Pensandolo bastante le respondí mirandola fijamente.

-Hogwarts es un lugar realmente impresionante. Aunque la gente piense que no es seguro o que disparates sueltan sus bocas, pienso que tiene la escencia de lo que nunca tuve en mi hogar. Sin duda mi materia favorita es Defensa contra las Artes Oscuras, aunque Herbología también es muy entretenido. Nunca he tenido favoritismo antes las personas. No me ha gustado comparar entre que es mejor y que no, simplemente los aceptos tal cúal son. ¿Que me dices de tí, Dominique? ¿Que es lo que más te agrada de estar en Hogwartz?-

Finalizaba, mirando el cielo nuevamente y viendo como las hojas que antes caían se habían desvanecido. ¿Acaso es una broma? ¿O fue una Ilusión? Era bastante confuso, pero sin duda se trataba de algo llamado, Magia.

-Si... Hagrid es muy amigo de mis Tíos Hermione, Ron y Harry-

Le dije con una sonrisa, sabía que algunos miembros de mi familia, eran reconocidos mundialmente por su lucha contra Lord Voldemort. Este chico me tenía impresionada de una manera muy extraña su seriedad me atraía y sus sonrisas esporádicas me llenaban de una ternura que me hacían casi suspirar.

Escuché cada una de las respuestas a mis múltiples preguntas, le sonreí al ver que empezaba a sentirse cómodo en Hogwart.

-Pues verás me encanta DCAO, hechizos, transformaciones y Herbología, este año todas las clases han mejorado mucho, según mi padre antes las clases eran más aburridas, creo que se debe a que ahora los profesores son más jóvenes están llenos de energía y lo que más me gusta de estar aquí es conocer gente nueva-

Me acomodé mi cabello, mientras me levantaba de un saltito de la banquita y me volteaba extendiendole mi mano a Arystar.

-¿Quieres caminar un rato?-

Al decir sus primeras palabras, pude notar lo tonto que fuí. No caí en cuenta que obviamente Dominique Weasley conocía a Harry Potter y Ron Weasley, los grandes magos de ese tiempo. Sin duda me sorprendí demasiado, para no decir mucho. Cuando terminó de hablar, esta extendió su mano. No tenía palabras para lo que me acababa de decir, pues era impresionante pensar que toda una generación de grandes magos eran conocidos por esta bella mujer. Tomé su mano luego de unos segundos y le respondí con una sonrisa picara.

-Claro que sí.-

Lentamente la solté, como si no la quisiera dejar ir, pero al final solo era una ayuda para levantarme. Caminé a su lado a lo largo de todo el sendero, observando como algunas personas se acercaban hacia nosotros. Al parecer se trataba de supervisores o monitores, no se sabía bien, pero no traían consigo buenas intenciones.

-Si no quieres ser castigada, ¡sigueme porfavor!-

Indicandole ir hasta el Sauce Boxeador, donde permanecimos debajo de su gran sombra por unos momentos, mientras que las personas que nos perseguían se resignaban alejandose del lugar.

-Y pensar que en este lugar hay una puerta secreta...-

Cuando tomó mi mano sentí una calidez que me hizo sonrojarme un poco, pero empezamos a caminar hasta que vimos a unos prefectos caminar hacia nosotros, el me pidió que lo siguiera y yo lo seguí, sentándome junto a él, por el poco espacio que había estaba sumamente cerca de él, lo miré y me limité a sonreírle.

-Si mi Tío Georg me enseño como hacer para entrar hasta la casa de los gritos sin que el sauce te golpee-

Dije en un susurro mientras los prefectos se alejaban, intente levantarme poniendo una mano en su hombro para ayudarme mientras sacudía mi cabello de unas hojitas que habían caído en él.

-Tiene un pequeño bulto por ahí y si lo presionas no te golpeara se inmoviliza-

Le sonreí mientras le mostraba donde esta ese bulto del que le estaba hablando, hasta ese momento me percate de que estaba siendo más amable de lo usual, eso hizo que me sonrojará un poco.

-¿Seguimos caminando o quieres quedarte aquí?-

Algo agitados por la energía gastada mientras corriamos, nos sentamos en un lugar estrecho. Me había enseñado lo que su tío George le había enseñado y bastante merecido se merecía el título del "Rey de las Travesuras". Le ayudé a levantarse y posteriormente nos limpiabamos de la suciedad adherida a nuestra vestimenta. Caminamos hasta un bulto el cúal posteriormente presionamos y en ese momento el árbol se quedó paralisado. Le dije, luego de su propuesta de quedarnos aquí o seguir caminando, cruzando mis brazos y algo extrañado.

-Eres una Weasley. No creo que tu tío esté muy orgulloso si dejases una travesura iniciada. Acerquemonos a la casa de los gritos y veamos que secreto encontraremos el día de hoy.-

Pues me refería a que esto tenía que seguir alguna vez, de alguna forma me sentía muy bien con Dominique, y talvez mi personalidad ya ha cambiado del todo. Aún no entendía como fue posible que todo esto se diera en unas pocas horas. Apenas nos conocemos y ya me he vuelto inseparable de ella. Tomé su mano con delicadeza y empecé a caminar hasta la Casa de los Gritos. Todo esto efectuado sin soltar su mano, ni descuidarme o bajar la guardia un segundo.

-Vamos, tenemos el camino libre.

Solté una carcajada sonora.

-Nunca nunca un Weasley deja de hacer una travesura si tiene las posibilidades de hacerla-

Entramos a los pasillos ocultos detrás del sauce boxeador, recordé lo que el Tío Harry nos había contado de esas áreas, el tomó mi mano y yo le sonreí vi como cuidaba todo a nuestro alrededor me alegro que nos cuidara.

-¿Sabes para que crearon la casa de los Gritos? El papá de Teddy el novio de mi hermana Victoire era un licantropo y el director que en ese entonces era Dumbledore le dio permiso a el papá del Tío Harry y sus secuaces de venir hasta acá para cuidarlo de que no dañara a más nadie-

Dije mirándolo a los ojos, en un acto de impulso me arrecosté a su hombro, para protegerme del frío mientras estabamos a punto de llegar a la casa de los gritos.

-Muchos dicen que esta es la casa más embrujada de todo Londres, nunca había venido hasta aquí sin mis primos y mi hermano-

Bastante curiosa la historia que me contaba la señorita Weasley. Al parecer Harry Potter, no solo fue conocido como un gran mago, sino también como un gran aventurero. Ese nombre Teddy, me sonaba de alguna parte, pero aún no recordaba bien de que se trataba. Al entrar a los pasillos y escuchar lo que me decía posteriormente saqué mi varita de uno de mis bolsillos en mi vestuario y de la punta una luz blanca empezó a iluminar mejor el lugar.

-Creo que será mejor sacar esto, según lo que me dices.-

Decía en un tono irónico, como si tratara de hacer un chiste, pero como nunca he realizado un chiste en mi vida, no funcionó mucho que digamos. La chica se apoyó en mi hombro, ¿era esto que sentía en el estomago una enfermedad o era producto de la situación? De cualquier forma sentía algo extraño que nunca antes había sentido con nadie. Extendí mi brazo atravéz de la espalda de Dominique y la abracé, para que se sintiera más comoda.

-Disculpa, pero veo que tienes algo de frío. Si te incomoda hazmelo saber.-

Caminando por la maravillosa mansión, llegamos a un cuarto. Tenía una cama totalmente destruída y era el único abierto en la mansión, pues la puerta estaba medio floja. Aún con la misma posición firme, entré a la habitación apuntando a ambos lados con la varita. Noté que no había nada, ni nadie dentro. Simplemente me dirije de nuevo a la salida, junto con la señorita Weasley, y seguimos explorando la casa.

-Algo no pinta muy bien que digamos...

Me deje abrazar por el y me arrecosté más aún para que el viese que no me incomodaba para nada. Cuando el sacó la varita yo tome la mía entre mis dedos, para prepararme por cualquier cosa. El hizo el lumus para poder darnos más luz, el lugar se veía algo destruido, puse una de mis manos en su costado para sentirme más segura, a pesar de que era muy ágil con la varita y valiente, estaba acostumbrada a tener que enfrentarme a cualquier cosa al lado de mis primos.

-¿Crees que haya alguien más aquí?-

Pero antes de que el pudiera responder, escuche el crujir del piso de madera como si algo se estuviese moviendo, me volteé a verlo y saque por completo mi varita.

-Creo que deberíamos irnos-

Mi voz sonó un poco más chillona que de costumbre debido probablemente a los nervios, me tomé de uno de los brazos de Arystar para quedar más cerca de él.

Sin darme cuenta de que la chica cada vez era más afectuosa conmigo, me movía agilmente hasta la salida. Al parecer solo fue la impresión o algún animal suelto el que provocó aquel ruido. Para calmarla un poco y bajarle los nervios, apresuré el paso hasta la salida. En ese momento el crujir que antes habíamos escuchado se convirtió en un alarido. Talvez provenía de un lobo al parecer o más bien, un licantropo. En la salida aún notamos la presencia de un lobo en las afueras, esperando hasta acecharnos y salir corriendo hasta nosotros con gran velocidad.

-Escapa, yo me encargaré. Al parecer no solo es uno.-

Decía indicandole para que esta se escondiera en algún lugar, mientras que ella lo hacía, con mi varita en mano lanzaba un hechizo al Lobo en movimiento, en este caso un conjuro que petrifica al lobo el cúal choca rapidamente gracias al impulso contra el que venía detras de mi desde el interior de la casa.

-Petrificus Totalum.-

Luego de que los dos lobos chocaran fuertemente, hago que la puerta de la salida se cierre con el movimiento de la varita y correr hasta Dominique, tomando su mano nuevamente y huyendo nuevamente hasta el sendero.

Lo vi reaccionar rápidamente a medida que las cosas sucedían me daba algo de rabia, el no poder reaccionar, maldita manía de princesita en peligro por eso muy bien merecido me tenía el mote de la princesita mimada de Gryffindor. El tomó mi mano y salimos de la casa de los Gritos de inmediato, al salir solté su mano con delicadeza para agacharme para tomar aire.

-Gracias-

Dije recuperándome mientras me tiraba al césped que estaba levemente húmedo por el sereno de las noches.

-yo... me da rabia, que siempre frente a una situación de peligro inminente me quedé congelada, mis padres ambos eran parte de...-

Me quede callada de golpe, no sabía si debía decirle que mis padres eran parte de la antigua orden del Fénix, y que desde entonces eran aurores encubiertos.

-Mi padre trabaja con cosas peligrosas-

Tomando algo de aire luego de aquel incidente, noté que no le gustó mucho el hecho de que la protegiera aunque me haya agradecido como era debido. Le respondí a lo que me dijo, y aunque no terminara de hablar, la entendía. Talvez no tenía interés en hablar acerca de sus padres y lo respeto. Simplemente le contesté con la seriedad reflejada en mi rostro.

-No es eso. Claramente sé que eres un mujer muy fuerte en el sentido intelectual y hábil, pero fue mi culpa el ataque de los lobos. Si no hubiera insistido en entrar a aquel lugar, nada de esto hubiera pasado. Lo siento mucho, Dominique.-

Finalizaba esperando la aprovación de la chica, la cúal me hizo recordar que mis padres también hacían lo mismo. Eran dos aurores muertos en combate y para completar, mi abuelo Rufus Scrimgeour, fue un auror también y ex-ministro. Le contesté para darle un poco de ánimos e intentar comprenderla un poco mediante la palabra.

-Sin duda tus padres son igual de sorprendentes que su hija, que hasta ahora me ha mostrado otro punto de vista diferente al de la amargura y la seriedad que siempre me ha consumido.

Le sonreí para que entendiera que no estaba molesta con él, era solo conmigo, así que me levante y le dí un beso en la mejilla a manera de agradecimiento.

-No me molesta que cuides de mí, ni que me protegieras de hecho me pareció muy tierno gracias Arys y ya te dije que para ti soy Domi-

Le sonreí mientras me acostaba de nuevo en el césped, lo escuche decirme que mis padres debían ser tan sorprendes como yo.

-Eres muy lindo gracias...Y te prometo que de ahora en adelante yo tratare de inyectar en tu vida un poco de alegría y locura... Claro si me lo permites-

Dije sonrojandome de golpe tanto que mis mejillas empezaban a arder.

Nos acostamos en el cesped algo cansados por la energía empleada en la travesura recién efectuada. Podíamos sentir, aunque no fuera de día, el rocio de la mañana en nuestro cuerpo. Ese hermoso aroma a fresco junto con la tranquilidad y el silencio de una noche perfecta. No pude evitar sonrojarme en cuanto me dió aquel beso en la mejilla, en realidad había un vinculo fuerte, similar al de Alma Karma, pero este es aún más fuerte. En cuanto dijo aquello de inyectar alegría en mi vida, me impacté. No sabía como actuar. Simplemente me perfilé mirandola a los ojos y le dije con un tono muy alegre y seductor.

-Entonces es una promesa. Esto significa mucho para mí, no sabes cúan felíz me siento en estos momentos, Domi.

Sonreía nuevamente, pues quería que ese momento no terminara jamás y hasta se podía decir que Arystar Krory Hollow Scrimgeour, ya no es el mismo amargado y serio de antes. Unas ultimas palabras, para retomar el tema salieron de mi boca instantaneamente mientras pensaba en la vuelta que ha dado mi vida.

-Tu promesa es darme Alegría y Locura, ¿Que esperas tú de mí?-