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"Fatales Consecuencias" (Dramione)

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Sarihina G. Whyte
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"Fatales Consecuencias"  (Dramione) Empty "Fatales Consecuencias" (Dramione)

Mensaje por Sarihina G. Whyte Sáb Nov 28, 2009 4:42 pm

Creo que este fic comencé a subirlo en el otro foro, pero nunca lo seguí.

Son 48 capítulos (sí, bastante largo), y es una historia con muchos giros. Sé que los sorprenderé.

Además decir que este fic lo comencé a escribir hace dos años, así que demuestra mis inicios como Fan Ficker "Fatales Consecuencias"  (Dramione) 92320

Sin más, espero que les guste.

Sari (en FF.net mi nick es Embercita :p)
Fatales Consecuencias



Una noche de alcohol y de besos traerá fatales consecuencias para nuestros protagonistas. Voldemort tiene planes y está dispuesto a todo para aplastar a Potter y a sus pilares. DMxHG. Basado en 6º año

Capítulo I ¿y qué sucedió después del tercero?


Ella lo observaba de brazos cruzados desde un oscuro rincón.

No podía creer que él la hubiera engañado de esa forma y que ahora, tan campante, estuviera feliz de la vida compartiendo un jarrón de cerveza de mantequilla con sus compañeros de habitación: Seamus y Dean.

Ir a esa fiesta había sido desde el principio una muy mala idea, no sólo iba en contra con todo lo que su labor de prefecto prohibía: alcohol, conductas inmorales, jóvenes estudiantes fuera de su sala común a horas indebidas y ¡a escondida de los profesores y de Dumbledore!; Sino que también era un ataque directo contra su autoestima, su amor propio, sufriendo y llorando por dentro mientras el estúpido de Ron Weasley disfrutaba de la música y de un rato libre sin culpabilidad alguna.

La sala de los menesteres estaba transformada en una amplia estancia con piso vidrioso del cual se reflejaban luces brillantes que iluminaban con tonos vistosos la pista de baile, luces que cambiaban al ritmo de la música. A un lado estaba la barra, con todo tipo de tragos, atendido por un par de alumnos de Hufflepuff y a su lado habían dispuesto decenas de mesitas y sillas retro donde los alumnos podían sentarse y charlar, o hacer cualquier otra cosa que quisiesen.

Hermione estaba de pie en una esquina, donde las luces no la tocaban. Llevaba un jeans ajustado y una blusa negra que combinaba con lo sombrío de su semblante. Desde su lugar podía espiar perfectamente a aquel que le había roto su corazón y repetirse una y otra vez que él lo sentiría y que cuando deseara con todas sus fuerzas volver con ella, sería demasiado tarde.

Se pasó por su mente el momento en que descubrió que Ron la engañaba y sintió nuevamente como una daga le atravesaba el pecho. En ese instante quiso desfallecer, a la vez que un aire helado cubría cada uno de sus sentidos. Por suerte Harry había estado junto a ella y con su apoyo pudo enfrentar a su antiguo novio sin desmayarse en el intento.

Ya era un mes hace eso y, como el mismo Harry le había dicho, era momento de seguir adelante, recuperarse y pensar en algo más o alguien más…

Draco Malfoy se encontraba de lo peor. La música tan fuerte le retumbaba los oídos y la risa estridente de las muchachitas de Slytherin le parecían chillidos de ratas desesperadas por escapar de un incendio. Hace tiempo que quería salir de esa sala y recostarse, a lo largo, en su sillón favorito frente a la chimenea de su sala común. Pero una apuesta con Blaise lo mantenía atento a los movimientos del moreno y es que él estaba seguro que Cho Chang jamás aceptaría bailar con su amigo y menos aún besarlo frente a su adorado Potter.

Potter… potty… el adorado del viejo chiflado… cuatro ojos con síndrome de héroe y de niño victima… ¡por Merlín, que ganas de mandarle un buen golpe en el rostro a ese desgraciado! Pero no podía, debía mantener la compostura, después de todo un Malfoy no se podía ensuciar las manos con un pobre imbécil como él.

Entonces se percató del pelirrojo, la comadreja esa que se creía de lo más que hay con esa camisa “menos usada” que llevaba puesta. Tomaba cerveza como una niña y seguramente caería rendido si tomaba un vaso de whisky de fuego con dos hielos, tal como a Draco le gustaba. Era una lástima que en el mundo mágico existieran familias sangre puras con un amor irracional por esos muggles y que de buenas a primeras, traicionaran su sangre mezclando sus vidas con esos seres no merecedores de la magia.

Y esa sangre sucia… ese intento de mujer que alzaba la mano ante la primera pregunta y no se detenía hasta que la clase terminaba. ¿Dónde estaba Granger? Seguramente se había quedado haciendo la tarea para dos semanas más de Mc Gonagall o quizás se había dado en voluntaria para ordenar los volúmenes de la biblioteca… no era extraño que la sabelotodo no apareciera en las fiestas que solía organizar la casa de Hufflepuff en un intento de unir el colegio, aunque la mayoría de veces terminaran los Slytherin tirándose a golpes con los Gryfindor ante la mínima provocación.

Pero… ¡qué diablos!, no podía creerlo… ¿acaso no era Granger esa delgada figura que se perfilaba, casi escondida en el oscuro rincón?...

- Que buena suerte- murmuró. Y se levantó cual silenciosa pantera de la silla en que reposaba y con whisky en mano, caminó hacía la castaña que aún no se percataba de las intenciones del rubio.

- Granger…- pronunció arrastrando las palabras-, ¿y cómo que no estás requisando todas las botellas de cerveza que se esconden tras la barra?-.

- Piérdete, Malfoy…- murmuró la castaña sin prestar mayor atención al comentario del rubio.

- ¿Qué pasa, Granger… acaso me tienes miedo?- preguntó acercando su rostro a ella, que recién ahí se volteó a mirarlo.

- No, Malfoy, tengo asco de tu aliento alcohólico- respondió secamente la muchacha y giró su rostro hacía la pista de baile, donde Harry bailaba, a lo más que le daban sus descoordinados pies, con una Ginny muy divertida con el ridículo que hacía su compañero de baile.

- Granger, Granger…- susurró el chico acercando su boca al oído de la castaña- creo que te falta un poco de alcohol en el cuerpo, quizás con eso podrías ser un poco menos repulsiva-.

Hermione frunció el ceño y lo enfrentó. Jamás permitiría que ningún hombre se volviera a burlar de ella… ni siquiera Malfoy.

- Mira, Malfoy, te explico, me da igual lo que opines de mí… y si tomo o no es problema mío y tú no eres nadie para opinar de ello- concluyó molesta.

- ¿Qué no soy nadie?... yo puedo opinar de lo que me de la gana. Para que te vayas enterando de lo que sucede fuera de la biblioteca, yo soy el PRÍNCIPE de este lugar. Y lo de que tomes era un consejo, Granger… ¿o no sabes tomar?- preguntó, mientras alzaba el vaso con el dorado líquido, de un lado a otro frente al rostro de la muchacha.

La joven se mordió el labio con fuerza y dudó ante lo tentador que se veía ese vaso con el preciado líquido, en el cual podría ahogar sus penas. Como Lavander le había dicho – nada mejor que una buena tanda de alcohol para olvidar un chico… y de paso, conseguirse uno nuevo- . Sonrió ante el recuerdo del comentario de su compañera de habitación y en un impulso atronador cogió el vaso que pendía de la mano de Malfoy y de un solo trago bebió todo lo que quedaba en el.

El rubio esbozó una mueca torcida ante la actitud de la muchacha y con lo más rápido que le daban las piernas tomó dos vasos de la barra del fondo y volvió donde la castaña ofreciéndole uno de los vasos que llevaba en su mano.

Hermione se lanzó hacía el vaso que Malfoy le ofrecía y bebió con ganas, casi ahogándose por la velocidad con la que empinaba el codo y cuando hubo terminado se dio cuenta que las piernas le temblaban y que, si no se sujetaba de algo, caería al piso sin remedio.

El rubio ya había terminado su tercer vaso de la noche y sabía que ese mareo y el calor de sus mejillas eran a causa del alcohol. En ese momento necesitaba a una mujer, cualquiera que se pusiera en su camino para calmar su deseo y en eso pensaba cuando la castaña a su lado se agarró de su sedosa camisa para no caer al piso.

- ¿Qué te pasa, Granger?- preguntó Draco en un tono molesto hasta que vio cómo la castaña se enderezaba con torpeza. Sus mejillas estaban sonrosadas, sus ojos brillosos y sus labios entreabiertos se disponían a contestar cuando el rubio no pudo controlar su instinto y se abalanzó hacía la boca de la joven, besándola, como si la vida se le fuera en ello.

La arrinconó contra la muralla y la beso intensamente, entrelazando su lengua con la de ella en una ardua batalla que debía ganar. La besó una y otra vez mientras sus manos vagaban arriba y abajo recorriendo su finísimo cuerpo y sintió su pecho estallar por la manera en que ella le respondía.

Hermione sentía una placentera sensación que la invadía, pero sus sentidos dormidos no le permitían constatar si estaba soñando o la música de fondo estaba sonando en realidad. Llevó sus brazos al cuello del muchacho y siguió su juego tal como Victor Krum le había enseñado alguna vez… hace un par de años atrás.

Se besaron en el oscuro rincón, bebiéndose, comiéndose hasta que un beso era demasiado poco para lo que sus almas clamaban y con el pelo revuelto y la respiración agitada, Draco ordenó:

- Vamos de aquí- y jalando a la castaña de un brazo la guió por las escaleras del castillo hacía las mazmorras, con el silencio, cada vez más sepulcral, pisando sus talones.

Entraron a un aula vacía, donde los de primer año solían tener ayudantías de pociones. Y Draco, sin esperar a que Hermione terminara de habituarse al nuevo lugar, la tiró y la acomodó sobre un pupitre instalándose entre sus piernas.

Se besaron, sin pudor, entre los lugares más desorbitados. Respiraron mutuamente sus alientos entrecortados y dejaron que las ropas cayeran con ligereza, una a una, en una danza interminable de forcejeo, mordiscos y besos.

Ella sentía un calor desde lo más profundo de su alma, mientras él disfrutaba el instante tal como siempre lo había aprendido a disfrutar. Y fue así que en el momento en que la muchacha gimió con un alarido de dolor, él se alejó sólo durante un segundo para luego proseguir con aquello que había comenzado.


&

Chan! xD

Este es sólo el inicio "Fatales Consecuencias"  (Dramione) 772947


Espero que les guste :p

Bss =)
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Mensaje por Elleine Black Sáb Nov 28, 2009 5:45 pm

=O!

Fic,fic,fic!
Super duper fiiiic!
Sariii! Maestra, enseñame alabanza
Ya quiero el sugndo cap! =D
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Mensaje por Alinita Black Dom Nov 29, 2009 12:08 am

Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
Un fic bastante HOT Saari (hello)
Me gusta, siguelo! Wink

Que se esta poniendo muy pero k muy calentito el tema xD
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Dom Nov 29, 2009 6:18 pm

Gracias Ali y gracias manzanita :p!. Que bueno que les haya gustado.


Aquí está el Segundo Chap!!!!! Espero que les guste también.


Intentaré subir uno diario o.o....


Capítulo II: Visiones tras una resaca

¡Por Merlín! ¿Qué significaba ese tormentoso dolor de cabeza? Probablemente habían sido unas copas demás de whisky de fuego… nada como unos buenos tragos para dejar la cabeza dada vuelta y el estómago pronto a las nauseas.

La última vez que se había sentido tan mareado, había prometido que jamás volvería a tomar de esa manera… porque nunca más tendría un verdadero motivo para tomar así.

Aún recordaba el sonido del líquido ambarino al caer en la copa… la sonrisa triunfal de su padre al darle la noticia y sus propias manos temblorosas de pensar todo lo que se le venía encima.

- Draco, hijo, el heredero de la prestigiosa familia Malfoy- comenzó a decir Lucius, su progenitor, con su mirada de hielo clavada en los ojos grisáceos de su hijo.-, este día lo recordarás como el paso previo para tu futura vida como seguidor del Señor Oscuro…
Sé que serás tan leal como yo lo he sido… por que no hay nadie como nosotros que entienda mejor la importancia de la pureza de la sangre- calló durante unos segundos, en los que aprovechó de beber un sorbo de su vaso-. Draco, en unos días entrarás a Hogwarts para cursar tu sexto año. Después de eso podrás hacer la prueba de iniciación, para así serle de utilidad al Señor Tenebroso durante tu séptimo y último año, y finalmente serás un mortífago, un mortífago del cual me sentiré tremendamente orgulloso.


Draco lo observó, callado durante largos minutos. La verdad es que no sabía que decirle, porque por más que deseara con todas sus fuerzas brillar por sí mismo y no por ser el ayudante de un tipo al cual los zapatos le quedaban demasiado grandes, no había nada que él pudiera hacer. Su destino estaba trazado desde el momento de nacer… y así como él era un Malfoy, sus hijos sufrirían lo mismo y así en adelante…. Todos los miembros de la familia.

Bebió un sorbo largo, con el cual terminó todo el contenido del vaso y lo acercó vacío a su padre, para que le sirviera más.

Lucius enarcó una ceja y le entregó la botella al muchacho.

- Pareciera que la noticia no te ha hecho muy feliz, hijo mío.

Draco lo miró y esbozó una mueca que aparentaba una media sonrisa.

- Por supuesto que no, padre… me acabas de informar que aún debo esperar todo un año para servir a nuestro Señor.

- Tienes razón, hijo, un año es mucho tiempo- reconoció Lucius sonriendo satisfecho- … pero recuerda que la paciencia es la virtud de los dioses.

Por lo visto Crabble y Goyle aún dormían, ya que sus ronquidos tronaban como bramidos de un oso furioso, Y en la cama junto a la suya Blaise estaba hecho un nudo, con la sábana cubriéndole las piernas y el plumón enredado entre su brazo y la cadera.

Aburrido de esperar algún movimiento o de intentar volverse a dormir, decidió levantarse, en silencio, no quería que alguien tuviera la muy mala idea de hablarle y así alentar ese dolor de cabeza que le parecía fatal.

Caminó hacía la ducha con tropezones y dio paso al agua tibia que alivianaría, aunque sea un poco, su malestar.

Eso de estar tan aquejado le parecía extraño, él no solía andar borracho como cualquier niñito que recién aprendía a tomar. No, él con su caminata arrogante y su léxico muy bien pronunciado, encontraba indigno a esos tipejos que tomaban un par de copas y andaban hablando con la lengua trabada y afirmándose de las paredes por los mareos para no caer.

El agua le mojaba el platinado cabello y las gotas salpicaban la cortina de baño que impedía que el piso terminara siendo un pantano.

¿Qué había sucedido anoche?... recordaba perfectamente que estaba tomando, junto a unas muchachitas de Slytherin que le hablaban sin cesar de cosas sin mayor importancia. Él no les prestaba mayor atención mientras su mirada reposaba atenta en los pasos que Blaise tomaba para ganar la apuesta…que consistía en obtener un beso de la buscadora de ravenclaw: Cho Chang.

De pronto recordó que había observado a Weasley y lo desagradable que le había parecido que se jurara galán con esas pintas maltrechas que siempre usaba, a la vez que creía demostrar su hombría con unos sorbitos mínimos de una inofensiva cerveza de mantequilla…

Y a los minutos después algo le había llamado la atención, y recordó la figura de Granger recortada por la oscuridad, escondida en un rincón, totalmente sumida en sus pensamientos.

El ver a la sangre sucia ahí le había parecido fantástico y se dio cuenta que nada le venía mejor en ese momento que fastidiar a la sabelotodo. Y así lo hizo.

No sólo la trató de aguafiestas, de que era repulsiva y de que era una miedosa… sino que también le ofreció trago y le ofreció aún más cuando ella había terminado de beber todo de un sorbo. Entonces lo sintió… repitió en su mente el instante en que él, con su deseo de macho brotando de sus poros, la había besado… ¡y no sólo eso! en su maldita desesperación le había ordenado que lo siguiera y se había acostado con ella… para después de terminar… salir del aula vacía, sin dirigirle ni una palabra.

¿Pero cómo se había acostado con la sangre sucia?... ella, que no tenía ningún atractivo: su pelo era pajoso, sus ojos demasiado grandes para su cara, su cuerpo delgado sin ninguna curva que valiera la pena… y a pesar de eso, se la había follado.

Agarró con sus blancas manos el jabón que reposaba a una esquina de la ducha y se frotó con el, con tal fuerza, que ninguna célula muerta de la impura quedara en su inmaculada piel.

De todas maneras lo hecho, hecho está. Y un Malfoy jamás se arrepentía de sus acciones. Así que actuaría con ella, como siempre actuaba con todas las chicas después de una noche de frivolidad… la trataría igual que siempre y esperaba, con todo su ser, que a la empollona esa no se le ocurriera andar diciendo por ahí que él la había usado. No sería agradable que sus compañeros de Slytherin supieran que él se había acostado con ella. Aunque si llegaba a esparcirse el rumor, él diría que ella lo emborrachó, porque era tal su deseo… que tuvo que caer tan bajo como emborrachar a un hombre para hacerlo caer en su trampa.

Después de éste último pensamiento Draco se sintió satisfecho consigo mismo. Salió de la ducha y se vistió en su habitación.

Era hora del desayuno.

OoOoOoOoO

La castaña había despertado después de un intranquilo sueño. Tenía terribles pesadillas en las cuales corría sola y atormentada por un agujero negro que no tenía ninguna salida. Y ella sabía que estaba atrapada… para siempre.

Su cabeza le daba vuelta y las sienes le dolían como si un martillo la hubiera golpeado una y otra vez. Pero ese dolor de cabeza era merecido… ese y otros miles de dolores más, porque lo que había hecho no tenía nombre. Ella, Hermione Jane Granger, se había acostado con Draco Malfoy… y como si fuera poco, lo había hecho borracha.

Una culpa, acompañada de un escalofrío, le invadió todo el cuerpo… y quiso morir.

Deseó con todas sus ganas desaparecer o volver atrás el tiempo, si sólo se hubiera quedado con algún giratiempo en su poder todo sería solucionable. Pero no, no había salida.

De pronto un murmullo llegó a sus oídos y un leve cuchicheo se elevó hacía su cama.

- Y ella, tan descarada, ahí… besuqueándose con un Slytherin- comentaba Lavander juiciosa, en un duro tono de voz.

- No sólo eso… le dio lo mismo que sus amigos y el mismo Harry estuvieran ahí- atacaba Parvati apoyando absolutamente la opinión de su amiga.

- Es que no puede existir en este mundo gente así… y todos que creíamos que era tan buena- agregó Lavander con un suspiro ahogado.

- Sí… tan correcta- apoyó Parvati.

Hermione sintió que se le erizaban los pelos de su nuca y que cada músculo de su cuerpo se contraía al escuchar el último gran acontecimiento del colegio. La habían visto… todos la habían visto y nada podía ser peor que haber sido vista besándose con el petulante de Draco Malfoy, emborrachada, para luego desaparecer de la puerta con él.

Y lo peor de todo eso no era que todo el mundo se enterara, sino que ella misma sabía que su primera vez había sido… con ese… patán.

La castaña se estiró en su cama, para avisar de antemano que se disponía a despertar y antes de que Lavander o Parvati le preguntaran algo, salió disparada al baño, sin ni siquiera detenerse a mirarlas.

Esperó durante unos segundos, con su oído atento a cualquier cambio en la conversación. Pero parecía que sus compañeras no se habían ni inmutado por su presencia y seguían conversando sin reparar en el apuro de Hermione.

Finalmente decidió salir y enfrentar lo que fuera que tuviera que enfrentar, porque su dignidad no podía estar más pisoteada.

- Hola chicas- saludó como si de cualquier día se tratase.

- ¿Hermione, supiste?- preguntó Lavander con sus ojos bien abiertos.

- ¿Que si supe qué?- contra preguntó Hermione aliviada. Parecía que había escuchado mal el murmullo de antes.

- Que Cho Chang se besó anoche con Zabinni- atropelló Parvati impaciente por desembocar la nueva noticia en la castaña.

- Y al frente de Harry…-criticó Lavander-, y eso no es todo, cuando Harry se dio cuenta de esto… ¡intentó besar a Ginny!-.

- Y Ginny que, obviamente, como gran amiga nuestra que es, se dio cuenta de las intenciones de Harry- habló orgullosa Parvati- agarró a Harry por la camisa y le pegó tremenda cachetada.

- Sí, aún debe de tener los dedos marcados... se lo merece en todo caso- aclaró Lavander aún emocionada por todo el acontecimiento.

- Debiste haber estado ahí… fue ¡caótico!- agregó Parvati.

Hermione escuchó atenta el relato de sus amigas y no pudo evitar abrir la boca cuando se imaginó a Ginny golpeando a Harry. Ahora todo cobraba sentido… y claro, nadie se había fijado en ella, sino que era Cho Chag la que se había besado descaradamente con un Slytherin.

Se sintió aliviada y hasta feliz. Pero pronto recordó la noche anterior y el dolor de cabeza se volvió más punzante.

- Que mal…- murmuró como todo comentario, ante las miradas decepcionadas de sus compañeras de cuarto- ,no me siento muy bien, así que creo que no bajaré a desayunar- declaró y tambaleándose cayó a su cama, con la almohada sobre la cabeza para evitar vomitar.

Lavander y Parvati la miraron. Negaron con su cabeza y salieron de la habitación, dejando a Hermione sola con su remordimientos.

OoOoOoOoOoO

Draco estaba tan galante como siempre, sentado en su mesa a la hora del desayuno.

La cabeza le había dejado de doler y su estómago volvía a solicitar algo de alimento.

Fue así que agarró un par de tostadas y, con un poco de mermelada, se las llevó a la boca, una a una, como todo un caballero.

- ¿Y qué te pareció?- le preguntó Blaise sentándose junto a él con una triunfal sonrisa plasmada en su rostro.

- ¿Qué cosa?- preguntó Draco malhumorado. No fuera cosas que su amigo lo hubiera visto con la sangre sucia.

- Mi actuación de anoche. Hasta la amante de Potter cayó a mis pies- explicó autosuficiente.

- ¿De qué hablas?- interrogó confundido Draco.

- De que gané la apuesta, porque Cho Chang no pudo resistirse a mis encantos… ¿acaso no me viste?-.

Draco termino de comer su primera tostada y reparó en la mirada perspicaz que su amigo le lanzaba.

- No, no te vi- respondió sincero.

- Claro… seguramente te fuiste a hacer algo más interesante- comentó Zabinni sonriendo-, y dime… ¿cuál fue la última víctima?-.

Justo cuando Draco se disponía a mentir llegó Pansy, con la mirada seria y un gran libro bajo el brazo.

- Buenos días- saludó, tomando asiento frente a los muchachos-. ¿Cómo lo pasaron anoche?-.

- Muy bien- respondió Blaise-, y tú ¿adónde andabas?-.

- Estudiando- contestó la muchacha mientras bebía un sorbo de zumo de naranja.

- ¿Estudiando?, pero si era viernes- le reprochó el moreno asqueado.

- Lo sé, pero tenemos una interrogación con Binns el lunes y tarea de pociones el martes… y ya estamos a noviembre, no nos daremos cuenta y serán los exámenes finales- explicó Pansy, en una formal actitud que extrañaba cada vez menos a sus compañeros.

Desde principio de curso Pansy Parkinson ya no era la misma. Ahora se sentaba adelante en todas las clases y hacía todas las tareas. Aparte de eso había aumentado notoriamente sus notas y estaba hecha una alumna ejemplar, sin meterse en problemas ni andar perdiendo el tiempo liándose con algún chico… ni siquiera con Draco.

Los muchachos aún no terminaban de acostumbrarse a esa nueva Pansy, pero debían reconocer que la preferían callada y estudiosa, que chillona y hueca. Nada peor que una mujer chillándoles en los oídos.

- Pero ni eso es suficiente para sacrificar un viernes- espetó Blaise, molesto porque ninguno de los dos había visto su desplante en la pista de baile.

El desayuno terminó y Granger no había aparecido. Sólo cararajada y la comadreja habían entrado por la puerta, pero por separado, y se sentaron muy aparte, uno a cada extremo de la mesa.

Draco encontró muy extraño todo eso y, en un intento de tentar su suerte, se levantó y se dirigió lo más cerca que pudo de Potter. Si él sabía algo seguramente se le caería encima a golpes. Pero al pasar a su lado el muchacho ni se inmuto y siguió desayunando mientras Neville le hablaba sobre unas plantas capaces de corroer hasta piedra con su veneno interno.

¡Por Morgana!, esa estúpida de Granger no había abierto su bocota. Que bien, un problema menos en el cual pensar. Y con su mirada altiva y su grácil paso se dirigió a su sala común. Pansy le había recordado que debía muchos deberes.

&

Esos son los pensamientos post... noche de pasión!

Se vienen muchas cosas que ni esperan :p
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"Fatales Consecuencias"  (Dramione) Empty Re: "Fatales Consecuencias" (Dramione)

Mensaje por Alinita Black Lun Nov 30, 2009 1:41 am

Ö! Estoy deseando descubrir tus siguientes capitulos Sari :D
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Mar Dic 01, 2009 3:58 pm

Graciaaaaaas Al =)
Me da nostalgia releer esta historia "Fatales Consecuencias"  (Dramione) 9239

Capítulo III: Nunca más sucederá

El fin de semana pasó demasiado rápido para el gusto de Hermione, a pesar de que se había quedado encerrada ambos días en su Sala Común alegando un malestar estomacal, no podía creer que en unos minutos más tendría que bajar al comedor para asistir a su primera clase de la mañana: Pociones.

Al no tener mayor distracción había adelantado tarea y, como aún seguía muy sentida con Ron, por no decir furiosa, sólo había tenido que ayudar a Harry y a Neville en sus respectivos trabajos.

Ginny seguía molesta con Harry por su osada intención. Pero después de que el moreno le rogara que lo disculpara y, de paso, lo acompañara a Hogsmeade para la próxima salida, Ginny no podía más que sentirse honrada y había decidido volver a dirigirle la palabra “pero si lo intentas de nuevo… en esas condiciones, te juro que recordarás por siempre quien es Ginny Weasley”, declaró y se marchó con la mirada en alto hacía el Gran comedor.

Hermione cruzó la puerta junto a Harry y se sentó rápidamente, sin intentar siquiera desviar su vista hacía la mesa de las serpientes. Ya tenía mucho que soportar al pensar en verlo en pociones en unos minutos y, aunque sus nervios fueran alucinantes, no pretendía demostrar que las manos le sudaban y la voz le tiritaba porque temía que él se burlara de ella… y se jactará de haber sido el primero en su vida.

- Sabes… se siente bien esto de tener casi todas las tareas al día- comentó Harry feliz de que Ginny hubiese aceptado salir con él.

- Sí, es relajante- aceptó Hermione, con la vista centrada en su amigo-, pero probablemente la responsabilidad te dure hasta que Ronald se desenfade contigo… ahí volverás a ser el irresponsable de siempre-.

Harry sonrió ante ese comentario. La verdad es que le incomodaba mucho la situación entre su amigo y Hermione, pero no había nada que él pudiera hacer… aparte de apoyarlos, por separado. Era verdad que Ron había hecho mal en ocultar la relación con esa muchacha sin terminar con Hermione primero. Pero él también era su amigo y, una vez que dejara de lado su enojo por el pequeño incidente que había tenido con Ginny, volverían a ser tan amigos como siempre.

- Quizás… - reconoció-, pero mientras tenga a mi gran amiga Hermione Granger siempre habrá alguien ahí recordándome cuándo debo entregar los deberes-.

La joven rió tras el comentario, agradecida de que Harry no se hubiera apartado de su lado. Ella sabía cuan duro era ser el puente entre dos amigos que no se hablaban y, lo más probable, es que ella y Ron no volverían a hablar… en mucho tiempo.

Se levantaron de la mesa y se dirigieron a la clase de Pociones…con Hermione sintiendo un enorme revoltijo en su estómago.

OoOoOoO

Draco aún escribía con su perfecta caligrafía la tarea que debía entregar a Binns después de pociones.

Pansy estaba a su lado supervisando que no se equivocara, mientras Blaise copiaba el pergamino que la muchacha le había entregado.

- Tienen cinco minutos más… no pretendo llegar tarde a pociones- aclaró la joven, sentada muy derecha en el sillón, frente a la mesilla donde sus compañeros escribían.

El fin de semana se les había hecho muy corto a los dos amigos, no sólo por cumplir con las citas que de antemano habían programado, sino porque los profesores se habían puesto de acuerdo para mandar la mayor cantidad de tareas en una semana.

Es así como, con el estómago pidiendo a gritos comida, habían tenido que quedarse terminando sus papeles, que Snape no les permitiría terminar en su clase.

Draco ya estaba terminando su ensayo y estaba aburrido de escribirlo una y otra vez. Cada manchón en el pergamino significaba imperfección. Y Draco no soportaba que algo no fuera perfecto. Por lo cual, con el más mínimo error, volvía a empezar.

- Draco, recuerda… fue en Suiza, no en Suecia- aclaró la muchacha, anteponiéndose al error que el rubio estaba apunto de cometer.

- ¡Cierto!- exclamó apurado en la última frase de su trabajo-. Listo-.

Blaise molesto por los muchos borrones y las manchas oscuras de sus dedos, se levantó para seguir a sus amigos a la sala donde Snape los esperaba.
OoOoOoO

Harry y Hermione fueron de los primeros en llegar. Ya temían que la puerta se cerrara en sus narices y de paso que Gryffindor perdiera veinte o treinta puntos.

Se sentaron en el puesto de siempre, puesto que ya no solían compartir con Ron, ya que el pelirrojo le había pedido a Harry que acompañara a Hermione durante esa clase- sé que fui un cerdo… así que ésta será una de las formas de recompensarla- le había aclarado apenado. Su intención nunca había sido hacer sufrir a su amiga.

La muchacha se acomodó en su silla, donde tenía una vista panorámica de toda la clase y esperó nerviosa la aparición del rubio.

Durante toda la noche había planeado cómo se comportaría frente a él y había decidido que la indiferencia sería su mejor arma. Seguramente él intentaría molestarla, fastidiarla con algún sucio comentario, pero ella se mantendría digna, lo más digna posible, y no respondería ninguna de sus estupideces.

El resto de los alumnos empezaron a entrar.

Hermione buscaba con la mirada la cabellera blonda del muchacho sobre un pergamino añejo que pretendía leer, y cuando volvía a posar sus ojos sobre las letras para continuar su tarea, algo le decía que había entrado y volvía a desviar su vista, una y otra vez.

Un segundo antes de que el profesor Severus Snape cerrara la puerta, los tres personajes más odiados y amados de Slytherin hicieron su triunfal aparición.

Pansy iba al medio, caminando altiva frente a las mesas, con un chico a cada lado.

Blaise sonreía a los presentes, orgulloso de su victoria del viernes, deteniendo su mirada en cierto chico cuatro ojos que no podía evitar la rabia de verlo tan pedante. Y Draco caminaba, como sólo él sabía caminar. Observando todo, pero no mirando a nadie en especial.

Los tres se sentaron en primera fila y, en silencio, sacaron sus apuntes y sus calderos. Estaban listos para comenzar la clase.

- Hoy prepararemos una poción muy importante… y muy útil también, para todos aquellos que logren pasar este ramo, claro- comentó Snape, observando a Neville-…en la pizarra escribiré las instrucciones….

Snape escribió cada uno de los ingredientes y dio una que otra especificación sobre la “útil” poción.

Hermione empezó a raspar un cuerno de dragón irlandés, mientras Harry revolvía tal como su amiga le había dicho.

- No, Harry, así no- espetó la castaña, más nerviosa de lo usual-, déjame a mí, tú sigue raspando- ordenó y se corrió frente al caldero.

Un humo violáceo se empezó a elevar y el olor agrio que debía emanar se sentía fuertemente en sus narices. Hermione agregó el último ingrediente, el cual debía revolverse unos cinco minutos más… a fuego muy lento.

- Sí… señorita Parkinson- dijo Snape, acercándose a la mesa de sus alumnos.

- Está lista, profesor- respondió la muchacha, satisfecha de su creación. No podíamos decir que Blaise hubiese sido de gran ayuda y Draco, que algo más de empeño le ponía, parecía andar algo distraído.

- Muy bien, está perfecta- comentó Snape orgulloso-. ¡Veinte puntos para Slytherin!. Y ya pueden salir-.

En ese momento Hermione terminó de revolver y alzó la mano para avisar que su poción también estaba terminada.

El profesor se acercó a su pupitre y revolvió la mezcla con un cucharón.

- Señorita Granger, a su pócima le falta un pelo de erizo campestre para estar tan perfecta como la de la señorita Parkinson- señaló, triunfal ante la equivocación de la castaña-. Le aconsejo que tome clases con ella… quizás pueda ayudarla a no fallar el ramo-.

Hermione lo observó enfurecida y apretando fuertemente sus labios, integró a la mezcla el pelo de erizo que le faltaba.

- No le creas Herms, para mí está perfecta- declaró Harry, en un inútil intento de contentar a su amiga.
OoOoOoO
Cuando Hermione y Harry salieron de la clase, la primera rabiando contra el mundo y el segundo hablando cosas tontas para hacerla sonreír, no se esperaban ver el enorme espectáculo que había en el pasillo.

- Eres un sucio, imbécil… y te vas a arrepentir. ¡Lo juro!- exclamaba Cho Chang con su mirada iracunda sobre Blaise.

- Hey preciosa, no seas así. Igual lo pasaste bien conmigo ¿no?- respondió el moreno en un intento de calmar a la muchacha. Nada peor que escenas de “¿qué significó lo de anoche?” cuando uno había tenido un día pesado.

- Eso no tiene nada que ver- declaró Cho Chang, emputecida con cada paso que daba hacia el Slytherin.

- ¿Cómo que no?... lo que importa es el momento- señaló Blaise, alejándose un poco.

- Sí, Chang- interrumpió Draco, dando un paso adelante con mirada intimidante-, acepta que sólo fue cosa de una noche y que, probablemente, jamás se vuelva a repetir- explicó, saboreando cada una de las palabras-. Este es territorio de las serpientes… así que lo mejor será que te vayas. Ya hay suficiente inmundicia en el pasillo- y en ese momento clavó sus ojos fríos en la castaña. Fue sólo un segundo, pero ese segundo le bastó a Hermione para descubrir que él aún la odiaba… y que lo que había dicho iba para ella, totalmente para ella.

La muchacha bajó la mirada y se aferró con fuerza del brazo de Harry.

- Vamos, Harry- dijo, en un elevado tono de voz- el aroma de los reptiles es sumamente desagradable- y con la cabeza en alto, se alejó hacia su Sala común.
&
Ok.
Tenemos a una Pansy (nrd) :p y a un Draco extremadamente frío.
Pronto subiré el IV.
Bss!
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Mensaje por Alinita Black Miér Dic 02, 2009 1:13 am

Ya te digo jajajajajaja
Pansie nerd a tope xD
y Draco.. si esque no cambia (UN) xD

excelente Sariiii (L) ^^
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Mensaje por Elleine Black Miér Dic 02, 2009 2:31 am

Draaaco! gaia
Maldito, tarado,imbecil...Ups! Me pase u.u
Espero que Herms le de una patadisima ¬¬
Super duper excelente fic!
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Mensaje por Alinita Black Miér Dic 02, 2009 1:52 pm

jajajajaja..
patadisima.. en los... huevisimos xDD
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Vie Dic 04, 2009 2:48 am

Gracias Elle y Aliii!!!!
Sí, Draco es un maldito.... y aún no se imaginan cuanto.
Espero que les guste esta chap =)


Capítulo IV: La Sospecha


El mes de diciembre siempre era uno de los más fríos del año, pero eso no era razón para que Hermione se encontrara tan débil.

Hace ya un par de semanas la muchacha se venía sintiendo mal, con grandes dolores musculares y un abrumante cansancio que la invadía a todas horas del día.

Binns había sido la primera víctima de su sueño, quedándose dormida en plena clase tras el continuo murmullo del profesor; pero a eso le había seguido Runas antiguas, Aritmancia y hasta Transformaciones, cosa que no le había venido muy bien a la profesora Mc Gonagall.

Harry estaba preocupado por su amiga, pero cada vez que le preguntaba qué le pasaba, ella respondía que estudiar la tenía así.

Acostumbrada a ser siempre la primera de la clase y a tener las mejores calificaciones, ahora se sentía intimidada por una Pansy Parkinson que de un momento a otro había comenzado a brillar. Por si eso fuera poco, Draco la trataba aún peor que antes. Como si su momento de intimidad le hubiese dado un paso libre sobre su dignidad. Y ello la sulfuraba tanto que muchas veces se vio tentada de decirle “a pesar de todo te acostaste conmigo”. Por suerte era lo suficientemente racional y controlada, sin alcohol... claro, para no hacerlo.

Esa mañana se había levantado esperanzada. Un pequeño retorcijón en su estómago era la señal que estaba esperando hace días para sentirse relajada, pero otra vez la vida le jugaba una mala pasada y en vez de encontrar lo que esperaba, se hincó, cabeza en el baño, a eliminar todo aquello que le había provocado nauseas.

- Herms… ¿te encuentras bien?- le preguntó preocupada Ginny, al ver a su amiga prácticamente verde bajando las escaleras del dormitorio.

- Sí, Ginny, no es nada- mintió la castaña, con una gota de sudor surcando su frente-, es sólo que el puré de papas de anoche me cayó mal. Creo que la leche estaba un poco pasada.

- ¿Estás segura?- atacó su amiga, dudando de la veracidad de sus palabras.

- Sí, por supuesto- confirmó-. Bueno, ya que no desayunaré, iré a la biblioteca a buscar ese libro que Mc Gonagall pidió. Dile a Harry que no se preocupe, que yo le llevo una copia- y despidiéndose con la mano alzada, atravesó la puerta.

Corrió por los pasillos hasta el lugar que pretendía ir: la lechucería.

Buscó entre las aves aquella que necesitaba y con sumo cuidado, amarró una nota en la garra que Hedwing le estiraba.

- No te demores- le dijo con una sonrisa-, eres mi salvación.

Y algo más relajada, bajó las escaleras rumbo a clases, clase en que probablemente terminaría dormida.
OoOoOoOoO

Habían pasado un par de días desde la carta y aún no recibía respuesta alguna. En sus brazos cargaba el libro que había llevado toda la semana en la mochila, mientras se paraba y sentaba una y otra vez de su cama, en espera de la bendita carta.


De pronto escuchó un golpecillo y afuera revoloteaba la lechuza blanca, con una bolsita colgando de su pata.

Hermione apresurada corrió la ventana y dejó entrar a Hedwing, la cual estiraba la bolsita para que pronto se la soltaran. La muchacha, con las manos tiritonas por los nervios, desató el nudo lo más rápido que pudo y antes de alcanzar a agradecer al animal, éste salió volando aliviado.

-¿Será?- se preguntaba la muchacha mientras trajinaba la pequeña bolsita de terciopelo-. ¡Bien!, lo encontraron- exclamó y desenrollo el pergamino que venía junto al pequeño frasquito de cristal.

Querida Hermione:

Cualquier cosa que signifique gastarle una broma a nuestro hermano, será absolutamente recompensada. Aquí está esa uña de therstal que nos pediste, costó encontrarla, pero nosotros encontramos siempre todo.

Está demás decirte que si planeas otra broma, nos avises y nosotros te ayudaremos.

Un abrazo gigante.

Fred y George Weasley."

La castaña terminó de leer y corrió hacía la salida de su Sala Común, no había tiempo que peder.

Recorrió los pisos del castillo a una gran velocidad y casi choca con una estatua al doblar en un oscuro pasillo. Subió unas escaleras que se movían y tuvo que esperar unos segundos a que se acomodara otra, hasta que alcanzó el lugar al cual quería llegar. Estaba dentro del baño de Myrtle la llorona.

Se dirigió al último de lo cubículos y abrió con cuidado la puerta, no fuera cosa que diera vuelta el caldero.

- Por favor que no- rogaba al cielo, al echar la uña que no podía ver-. Merlín, Morgana, quién sea…. Por favor que todo sea un error. Que los nervios estén provocando esto- clamaba con cucharón en mano.

Revolvió durante unos minutos la mezcla tibia que perfilaba en el caldero. Su aroma a moho combinaba con la sensación de suciedad que cubría todo el baño y los azulejos rodeados de musgo provocaron en Hermione unas potentes ganas de vomitar.

Cuando la mezcla se tornó pastosa y el olor se hizo aún más potente, Hermione apagó el fuego y esperó a que se enfriara.

- Ya está- se dijo, más nerviosa que de costumbre, y tomando con el cucharón parte del contenido de la mezcla, untó un poco en su ombligo, esperanzada de que un claro color azul apareciera.

Esperó en silencio, con las manos tiesas a su lado y el rostro arrugado en una mueca de espanto. Cerró lo ojos aterrada y respiró con dificultad. Ya sólo quedaban cinco segundos.

- Aaaa… zul- repetía tartamuda- a… azul- volvía decir. Y cuando ya creía que se desmayaba de la expectación abrió los ojos, sorprendida.

En su ombligo la mezcla pastosa se había absorbido y en vez de encontrarse con el esperado color azulino, una suave tonalidad verdusca se expandía como un aura en su vientre.

- ¡Ah…!- exclamó Hermione con un grito ahogado y una gorda lágrima cayó de sus grandes ojos, hacía la comisura de sus labios.

Cayó rendida, con las piernas recogidas y sus manos escondiendo su rostro lloroso.

Siempre había soñado con el día de ser madre. Día en el que junto a su amado esposo formaran una familia, pero jamás se esperó que ese día sería hoy.

Las lágrimas brotaban sin poder contenerse y un gimoteo débil se escapaba desde su garganta hasta sus labios.

Maldecía el día que había ido a esa fiesta, el día que había tomado por que Malfoy la había tentado y , sobre todo, maldecía a ese maldito rubio petulante, engreído y patán que resultaba ser el padre de su hijo.

¿Qué haría ahora?, se preguntaba. No tenía a quien recurrir. Nadie en este mundo la comprendería y no tenía la fuerza para enfrentar todo sola, eso sería un suicidio.

¿Debo decirle a Malfoy?, pensó. Seguramente él no aceptaría a esa criatura, aunque fuera tan rubio y egocéntrico como él. No, Malfoy jamás aceptaría un hijo que viniese de ella, a pesar de que todas las muestras demostrarán su paternidad. Pero, por otro lado,¿cómo podía ocultarle que iba a ser padre? Él tenía tanto derecho como ella de saberlo y de tomar sus propias decisiones al respecto… por la criatura que esperaba debía decirle. Y si después de eso él no quería cooperar, entonces ella tendría que jugárselas solas, porque abortar no era una solución… ¡ella nunca lo haría! Y tampoco dar en adopción, ninguna de esas alternativas estaban en los planes.

Se levantó apresurada y botó el resto de la mezcla en el lavamanos. El caldero lo vendría a buscar después. Corrió limpiándose las lágrimas y bajó, a todo lo que le daban sus piernas, las escaleras hacía las mazmorras… ahí lo encontraría.
OoOoOoOoO

- ¡Pero qué te pasa!- gritaba Pansy realmente alterada-, ¡déjame!-.


- ¿Cómo que déjame?- preguntó furioso el muchacho rubio, apretándola fuertemente por los hombros-. ¿Desde cuándo no quieres que te bese?-.

- Draco…- murmuró la chica con un dejo tiritón-, por favor. Voy atrasada a mi tutoría.

- Que esperen- espetó, y arrinconándola hacía la pared intentó besarla.

La muchacha movía su cabeza de un lado para otro, asustada por como Draco podía reaccionar. Él apretaba más fuerte las manos con las que aprisionaba sus brazos, extrañado de que Pansy, la chica que siempre lo había buscado, ahora se negará a estar con él.

Estaba a punto de rozar los carnosos labios de la muchacha cuando unos veloces pasos se detuvieron atrás de él. En un impulsivo instinto volteó su rostro y Pansy aprovechó su descuido para escabullirse por debajo del brazo de Draco, escapando de él lo más rápido posible.

- Sangre sucia…- llamó Draco confundido por la presencia de la castaña ahí- ¿venías a buscarme…?- preguntó acercándose con una maliciosa sonrisa en la cara.

- Yo… la verdad, yo…- balbuceó la chica, aún consternada por la escena que acababa de ver. ¡Draco estaba besando a Pansy en medio del pasillo! Y ella los había interrumpido.

- Tanto te quedó gustando…- afirmó él, con una silenciosa carcajada-. Claro, una vez que se prueba lo mejor, no se quiere dejar de probarlo… y se vuelve un vicio- declaró el chico, deteniéndose a unos pasos de una estática Hermione-, pero tengo una noticia para ti… sangre sucia. Tú no me interesas, no eres más que una aberración de la creación y cualquier cosa que surja de ti vale basura. Si estuve contigo fue porque el alcohol no me permitió percatarme de tu inmundicia. Pero necesitaría muchas copas para meterme de nuevo con alguien como tú y, la próxima vez que tome, me aseguraré de que no estés cerca…- finalizó, con un helado susurro en el oído de Hermione.

Luego dio media vuelta y caminó arrogante hacía su sala común, donde una conversación pendiente con Pansy lo esperaba.
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Mensaje por Invitado Vie Dic 04, 2009 3:54 am

Lo odioooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!
Es un suciooo ¬¬'
Que se lo coman los perrros |-) xDD
Siguee saritaa :D

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Mensaje por Elleine Black Vie Dic 04, 2009 4:54 am

No, noo!
Draco $(%$*!!!
Sariii!
Mira las palabrotas que me hace pensar tu fic u.u
...Por cierto ¡Malfoy apesta!
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Mensaje por Alinita Black Vie Dic 04, 2009 1:16 pm

sucio sangre limpia! jajajajajajaja
Al fuegoooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!

Buen fic, sigue sigue :D:D:D:D
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Vie Dic 04, 2009 5:54 pm

Gracias chicas!!!!
Y ahora veremos qué opinan del nuevo chap :p


Capítulo V: La hora de la verdad.

La Navidad se acercaba y con ella todo el vasto terreno de Hogwarts se veía cubierto por una gruesa capa de nieve.

El frío colaba los huesos cada vez que una ventana se abría y, por lo mismo, gran parte del colegio iba fondeado por bufandas y abrigos. No fuera a ser cosa que agarraran un resfriado.

Hermione Granger no era la excepción.

A causa de su mala salud en las últimas semanas y su muy mal humor, Harry le había pedido a Ginny que vigilara a su amiga un poco más de cerca. Hermione no sólo ya no estudiaba, sino que amanecía con los ojos hinchados de tanto llorar y nadie entendía por qué.

Lavander y Parvati asumían que a la castaña aún le dolía que Ron la hubiera dejado por esa niña, una niña, que para su gusto, no le llegaba a Hermione ni a las rodillas.

- Vamos, Herms…-le decía Lavander en un tono de súplica-, tú eres mucho mejor que ella. No te dejes deprimir así, por un hombre no vale la pena.

Pero, a pesar de las largas charlas de estima de sus compañeras y de la compañía perpetua de Harry, Hermione aún se veía como un ánima en pena sin deseos de nada… sólo vagar, de un lado para otro.

Lloraba en su cama hecha un ovillo, mientras Crookshanks ronroneaba a su lado, en un intento de hacerla feliz. En diez minutos más debía ir a clases, y con ello ver al rubio sentado en primera fila.

Se hizo de fuerzas y se limpió las lágrimas, aún así sus ojos húmedos resaltaban. Cualquiera sabría que había llorado hace semanas.

Caminó pausadamente hacia pociones y se sentó en el pupitre de siempre acompañada de Harry, el cual había evitado pronunciar palabra y se limitaba a abrazarla de vez en cuando. Una vez todos los alumnos estuvieron dentro, incluyendo a cierto rubio con su porte regio y mirada altiva, Snape comenzó a dar las instrucciones para la pócima de ese día.

Hermione revolvía el caldero mientras Harry cortaba una raíz viscosa anaranjada. El humo blanquecino se elevaba hacia las narices de la castaña y ese olor a cocido se introdujo de tal forma en el cuerpo de la muchacha que las nauseas fueron prácticamente instantáneas. Sin pensarlo dos veces y dejando el cucharón abandonado sobre la mesa, salió corriendo hacía la puerta tras una atónita mirada del resto de la clase.

- ¿Adónde fue Granger?- preguntó Snape molesto por esa falta de respeto por parte de su alumna.

- Al… baño- respondió Harry dudativo. Por su aspecto era el lugar más lógico a donde Hermione podía ir-. Está algo enferma- aclaró, para evitar la mirada de furia del profesor-. Si desea voy a buscarla.

Snape lo miró con un dejo de desconfianza, pero al contrario de lo que todos pensaban, con un asentimiento de cabeza permitió que Harry saliera en busca de su amiga.

OoOoOoO

La castaña se dirigió con los ojos llorosos y la piel pálida hacia el patio del castillo donde a esas horas no se encontraba prácticamente nadie, no era muy común que los alumnos que faltaban a clases fueran a demostrar su falta plantándose justo donde cualquiera pudiera verlos.


Desganada se sentó bajo un árbol a unos pocos metros del lago y apoyó su cara en sus manos que se encontraban sobre sus rodillas flectadas.

- ¿Qué haré?- se preguntó en un murmullo, molesta y asustada por todo lo que se venía.

- ¿Qué harás con qué?- preguntó una voz familiar a su lado, antes de que el muchacho se dejará caer junto a ella.

- Harry…- murmuró la chica con un dejo de tristeza en su voz-, ¿qué haces aquí?

- Aunque no lo creas, Snape me permitió salir a buscarte- respondió el muchacho con una sonrisa-. Herms… ¿puedo preguntarte algo?

-Sí, lo que quieras- dijo la castaña extrañada.

- Yo te conozco, soy tu mejor amigo y sé que por mucho que quieras a Ron, no andas así por él. Hay algo muy grave que te preocupa y por eso lloras todo el día. Por favor, Herms, dime qué te sucede- suplicó el muchacho tomando una mano de su amiga.

- Harry… yo- titubeó la castaña- no sé si puedo decirte qué sucede- soltó finalmente.

Hermione sabía que el minuto de la verdad había llegado, que era ahora o nunca. Nadie podría entenderla, nadie excepto Harry. Él era su mejor amigo, él sabía guardar secretos y sólo en él encontraría el apoyo que necesitaba. En el fondo de su alma Hermione pedía a gritos que Harry no la juzgara y se limitara a darle un consejo, una palabra amistosa o un abrazo, un abrazo sería suficiente.

- Hermione, confía en mí… yo nunca te dejaría sola. Desde que Sirius murió tú y Ron son lo más importente en mi vida... los mejores amigos que todo el mundo desearía tener- aclaró el mucacho, con un dejo de tristeza al recordar a su padrino muerto, a lo más cercano a un padre que había llegado a conocer.

- Lo sé- afirmó la muchacha con una mueca que imitaba una sonrisa-. Te diré, pero prométeme que no se lo dirás a nadie y que no me interrumpirás hasta que termine todo el relato- pidió apoyando su espalda en el tronco del árbol.

Harry asintió en silencio y apretó con más fuerza la mano de la castaña.

- ¿Te acuerdas de la fiesta que celebró Hufflepuff post noche de brujas?- el joven asintió-. --bueno… yo fui a esa fiesta. No me viste porque estaba en un rincón, escondida, observando como Ron se divertía mientras yo aún estaba dolida por que él se metió con… con esa niña.- suspiró con tristeza y reanudo su relato.- Estaba pasando desapercibida hasta que el maldito hurón me vio y se acercó a molestar, como siempre. En un primer momento no le hice mayor caso, hasta que me ofreció whisky… y Harry ¡yo estaba tan dolida! Mi vida había cambiado, Ron ya no estaba conmigo y me sentía muy sola… tanto que acepté el trago de Malfoy- Harry hizo una mueca de disgusto, pero antes de poder comentar algo, Hermione prosiguió-. A ese trago le siguió otro y como yo no suelo tomar… en fin… no me acuerdo muy bien de cómo sucedió lo siguiente, pero de un momento a otro Malfoy me estaba besando y me pidió que…

- ¡¿Que Malfoy estaba qué?!- exclamó Harry molesto e irguiéndose de un brinco-. ¡Ese desgraciado te dio whisky y después te besó!.. ah no, vamos, Herms, yo le doy con una bludger en la cabeza…

- ¡Harry, aún no termino!- gritó la castaña con dos enormes lágrimas brotándole por los ojos. Harry observó a su amiga y se sentó a su lado, con el ceño fruncido y los puños apretados-. Resulta que… Harry, él… y yo…. – a estas alturas Hermione lloraba y los gemidos no le permitía enlazar las palabras-. Yo… nos acostamos- murmuró en un susurro la chica, abrazando a su amigo y llorando cual río sobre su hombro.

Harry quedó helado, con la mandíbula desencajada y los brazos tiesos de la impresión. Su amiga, la bruja más inteligente del colegio, Hermione Granger, había sido usada por ese maldito. Malfoy la había embriagado y luego la había usado como un trapo. Ese desgraciado se las vería… él se encargaría de que Draco Malfoy sufriera todo lo que estaba haciendo sufrir a su amiga… ese...

- Eso no es todo, Harry- susurró Hermione con su rostro escondido en el cuello de su amigo-… estoy embarazada de él.

Si alguien le hubiera dicho a Harry Potter que alguna vez recibiría una noticia que sería tan impactante como aquella que recibió de Hagrid cuando a los once años se enteró de que era mago, no lo habría creído. Pero esa noticia sí existía y era que Hermione estaba embarazada de un… ¡Malfoy! Y no de cualquier Malfoy, sino de ¡Draco Malfoy!, el hurón botador.

Eso explicaba a la perfección el comportamiento de su amiga. Sus llantos, sus nervios, sus vómitos… ella estaba embarazada y no podía decírselo a nadie… absolutamente a nadie.

Harry sintió lástima, lástima por su amiga y todo lo que se le venía encima. Las peguntas, los juicios, las responsabilidades, los problemas… un sinfín de cosas que no tenían solución.

Él debía ayudarla, debía encontrar la forma de apoyarla… seguramente Malfoy no se haría cargo, quizás ella ni siquiera había sido capaz de decirle de su estado y estaba enfrentando todo esto… sola.

- ¿Él sabe… Herms?- le preguntó acariciando su enmarañado cabello con cuidado.

- No… no pude decirle- respondió la muchacha calmando su llanto.

- Deberías…no puedo creer que esté diciendo esto, pero… él tiene derecho a saberlo- señaló Harry abrazando con fuerza a la castaña-. Hermione, ven, yo te acompaño y le dices… y si él no se hace cargo, yo tomo toda la responsabilidad.

- Pero, Harry…- espetó la muchacha incorporándose y observando a su amigo con una mezcla de ternura y agradecimiento-, yo no puedo permitir que tú…

- No, Herms, nada de cosas, tú has puesto tu vida en peligro por acompañarme y yo estoy dispuesto a hacer lo mismo por ti… eres mi mejor amiga- explicó el muchacho-. Vamos, Herms… yo te apoyaré, siempre.

OoOoOoO

El muchacho esperaba de pie apoyando su espalda en la pared de la mazmorra.


Estaba molesto y algo nervioso y sólo deseaba que pronto un chico de primero pasara para darle el mensaje.

En eso una pequeña niña, delgadita, de rostro afilado y caminata arrogante pasó con libro en mano hacía la sala común de las serpientes.

-¡Hey, tú!- exclamó Harry, dándose a ver en el oscuro pasillo-, dile a Malfoy que Harry Potter lo busca.

La niñita lo miró aterrada, para luego cambiar su gesto a uno de desdén y asintió con la cabeza que llevaría a cabo la orden.

A los pocos minutos apareció Draco, con su altiva mirada y sus dos gigantones de guardaespaldas. Llevaba una cínica sonrisa plasmada en la cara, mientras jugueteaba con una snitch dorada en la palma de su mano.

- Potter… ¿qué haces en mis terrenos?- preguntó con malicia, lanzado la snitch al aire, para luego agarrarla con un ágil movimiento-. Deseas preguntarme cómo los venceremos en el próximo juego de quidditch.

- No, Malfoy- negó Harry, serio-, en quidditch siempre te he ganado. Necesito conversar algo contigo… sin que tus gorilones escuchen- señaló, volteando por el pasillo-. Sígueme, Malfoy.

Draco alzó una ceja incrédulo ante el despliegue mandón de Potter, y con una seña mandó a Crabbe y Goyle a volver a la Sala Común.

- ¿Y por qué debería seguirte?- preguntó, sin caminar ni un paso desde donde estaba-. Tú no tienes ni el más mínimo poder para ordenarme algo… Potter.

- Quizás no- cortó Harry-, pero lo que te tengo que decir es algo que debes saber.

- Y si debo saberlo, ¿por qué no me lo dices acá mismo?

- Porque no es algo que te gustaría que en Slytherin se supiera…- respondió, volteando su rostro con una mirada inundada en la impotencia-. Pero si quieres te lo digo aquí.

Draco se percató de ese brillo rabioso en los ojos de Harry y dudó en el contenido de aquello que el muchacho le debía decir.

Seguramente esa sangre sucia le contó algo… - pensó- … y quiere batirse a algún duelo conmigo. Claro que yo le ganaré. Los Malfoy siempre vencemos.

- Camina- ordenó Draco, adelantando un paso en el corredor-, que no tengo todo el día.

El Slytherin siguió a Harry por un estrecho pasillo que apareció tras un cuadro añejo y mal pintado, subió unas oscuras escaleras y casi tropezó con unas piedras que se soltaban de la pared.

Él jamás había andado por esos pasadillos y, aunque le costará aceptarlo, temía que Potter estuviera aún más enojado de lo que él pensaba.

Cuando la oscuridad apenas le permitía distinguir la punta de su nariz y el aire asfixiante ahogaba sus pulmones, Harry paró en seco y abrió una rústica puerta de madera que se alzaba frente a ambos.

Es así como ambos jóvenes entraron a un amplio corredor iluminado por la luz de la luna que se colaba por las magníficas ventanas que adornaban la pared. Una alfombra rojiza cubría el suelo y unos candelabros dorados apagados flotaban por el aire, en espera que alguien los encendiera.

Al final del pasillo una figura delgada y lánguida resaltaba, relucida por una luz blanca que la bañaba. Su pelo enmarañado iba recogido en una cola alta y su mentón estaba apoyado en su mano, sobre el marco de la ventana.

Hermione se veía angelical en esa pose, como una criatura inocentemente sobrenatural, pero ni esa dulzura que reflejaba frenó las mordaces palabras del chico albino que había llegado a saber la verdad.

- Granger…- susurró con un tono despectivo y una sonrisa burlona en sus labios-, tan bajo has caído que has llamado a San Potter a hacer de celestino. Ni tú puede caer tan bajo…o quizás sí.

- ¡Escucha, Malfoy… que si no te callas yo…!- gritó Harry.

- No, Harry… no vale la pena- murmuró la muchacha parándose segura en el pasillo-. No luches contra aquello que no tiene solución. Malfoy es un caso perdido… y no se puede hacer nada para salvarlo- dijo, con la mirada fría tal como si estuviera hablando de un simple problema matemático-. Es por eso que me desagrada tanto decirle lo que le tengo que decir.

- ¿Qué cosa, Granger?- preguntó furioso Draco, llegando con un par de enormes trancos frente a una dura Hermione-. ¿Qué es eso que me tienes que decir?

- Que estoy esperando un hijo tuyo Malfoy… que en mi vientre llevo a tu primogénito.

&

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Mensaje por Invitado Vie Dic 04, 2009 6:06 pm

Mas Mas Mas Mas MAs (clap)
Vero exije maaas (UN)

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Mensaje por Alinita Black Vie Dic 04, 2009 11:02 pm

Diossssssssssssssssss!!!
Necesito saber la reaccion de Malfoy!!!!!!
Aunque ya se sabe como es ... (UN) -.-

Me encanta Sariiiiiiiiiiiiiiiiiiii :D(L)
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Sáb Dic 05, 2009 8:56 pm

Uy!!!! Aquí está el nuevo chap :p.
Vero hizo trampa y se adelantó ¬¬
Espero que lo disfruten "Fatales Consecuencias"  (Dramione) 952313

Capítulo VI ¿Qué solución?



Draco calló tras la confesión. Aquello que Granger le estaba diciendo distaba de cualquier cosa que él esperaba saber.

¿Granger esperaba un hijo suyo?. ¿Un Malfoy nacería de esa sangre sucia?. Y aún más impactante... ¿acaso ella esperaba que él se hiciera cargo?

La sangre golpeaba sus sienes y una furia que se mezclaba con miedo e incredulidad invadía su alma, haciéndolo dudar del paso a seguir.

Acercó ambas manos a los hombros de la castaña y apretó, apretó con fuerza, en un intento de hacer gemir de dolor a esa impura que le hacía esa macabra broma.

- ¿Esperas que crea eso, Granger?- interrogó después de una maquiavélica carcajada-. ¿Crees que no sé que es un ruín plan para atarme a ti?... Granger, muchas mujeres han inventado ese tipo de excusas para conseguirme y no soy ingenuo para caer en ello.

- ¡¿De qué hablas, Malfoy?!- exclamó la castaña, evitando gritar de dolor-. No hay nada en este mundo que me haría querer atarme a ti… nada peor que un albino egocéntrico y petulante.

- ¡Suéltala, Malfoy!- ordenó a su vez Harry por detrás-. No tienes ningún derecho de tratarla así.

- ¿Qué no tengo derecho? ¡Ella está inventando un embarazo, por Merlín!- espetó Draco soltando a la muchacha con el rostro aún rojo por la rabia-. Si te acostaste conmigo después del primer vaso de whisky, no dudo de que te has acostado con medio Hogwarts más… empezando por este cara rajada- señaló, apuntando a Harry, colérico.

- ¡No me he acostado con nadie más!- contradijo la castaña sin pensar ya en sus palabras-. Tú has sido el único y no sabes cómo me arrepiento de ello- agregó, sin percatarse siquiera en su leve confesión.

Draco se quedó sin respuesta. Él sabía, en el fondo de su ser, que había sido el primero en la vida de la castaña, lo había sentido en ese grito de dolor que había escapado de su garganta, pero no quería admitir la realidad, no podía aceptar que iba a ser padre de un error, de un algo que no debería haber sido concebido.

- Pues… olvídalo- masculló, arrastrando las palabras-. No me queda claro que lo que sea que estés esperando sea parte de mí… y no hay nada que me haga siquiera aceptar, aún en una mínima posibilidad, que esa criatura pueda ser mía. Deberás podértelo sola- y con un elegante giro, caminó rápidamente hacía la puerta... dejando a una castaña y a su mejor amigo sumidos en un profundo silencio.

OoOoOoO

Hermione no lloró después de la respuesta de Malfoy. Apretó los puños, mordió sus labios y reprimió cualquier lágrima desubicada que tenía la intención de salir de su lagrimal.


Ella esperaba que la reacción de Draco fuera así, violenta, negadora y confusa. Ni ella misma habría aceptado de buenas a primeras en un caso contrario la realidad. Pero, sin importar eso, él no tenía derecho alguno a tratarla como lo hizo, como si ella fuera una suelta manoseada por todo el alumnado.

Harry abrazaba a su amiga, consolándola de las duras palabras que el Slytherin le había dicho.

La verdad había sido soltada, y tal como él había prometido… se haría cargo de la criatura que Hermione esperaba, aunque eso significara perder a Ginny para siempre.

- Herms… yo hablaré con Dumbledore y le explicaré nuestra situación- dijo Harry comprensivo.

- No. Harry, no es necesario… no te preocupes, yo estoy bien y encontraré una solución- afirmó Hermione tensando los músculos de su cara ante el pensar lo que se le venía encima.

- Hermione, ya discutimos esto, yo me haré cargo de tu bebe y no hay nada que digas que me haga cambiar de opinión- señaló Harry en un duro tono de voz-, y la próxima semana partiré contigo donde tu familia, para explicarles todo y presentarme ante ellos como el padre.

Hermione sonrió agradecida y asintió, sin mayor fuerza para seguir discutiendo. Harry había prometido que se haría cargo y cuando él prometía algo, no había nada que lo hiciera cambiar de opinión.

OoOoOoO

Draco caminaba por el pasillo furioso.


No podía creer que iba a ser papá, que en unos meses más nacería una criatura que llevaría gran parte de la sangre de un Malfoy en sus venas.

La cabeza le dolía y un súbito mareo hizo que tuviera que apoyarse en una rocosa pared para no caer.

Tenía miedo, miedo de que alguien se enterara de la verdad, miedo de que esa criatura pudiera arruinar su vida… él no tenía la fuerza suficiente para hacerse cargo de una persona más, llevarse a él mismo era una pesada tarea. ¿Cómo podría ser responsable de otra criatura?

Llegó con cautela a la Sala común de su casa y, sin más remedio, se dejó caer en el mullido sillón de cuero. Esa sería una larga noche y, probablemente, no pegaría ni un ojo.

OoOoOoO

Esa misma noche Harry se aventuró a pedir una entrevista con Dumbledore, en donde le explicó al director que Hermione y él estaban esperando un hijo y, que por nada del mundo, deseaban dejar la escuela.


El anciano comprendió la situación con una súbita mirada de interés tras sus lentes de media luna, y aconsejó que le dijeran a sus amigos lo antes posible- ya sabes Harry que los secretos vuelan en Hogwarts y que las paredes tienen oídos… literalmente- . Tras lo cual arreglaron cómo sería llevado el embarazo de Hermione y las medidas a tomar.

- Se les facilitará unas habitaciones con su propia entrada con contraseña, para que así nadie pueda perturbar el estado de la Señorita Granger- comentó el anciano –, y yo me encargaré de dar el aviso en el profesorado… les daré tres días para que se lo comuniquen a las personas que deseen, de ahí daré la información oficial.

Luego de unas últimas recomendaciones y de rechazar unos cuantos caramelos de limón, Harry dejó la oficina del director para comunicarle todo lo hablado a su amiga.

- Será un largo año…- pensó, mientras arrastraba sus pies hacía el retrato de la señora gorda.

OoOoOoO

- Entonces releí el libro y me di cuenta que claro… ¡ahí siempre estuvo la solución! Y como estaba en letra cursiva, yo no había reparado en ella…- comentaba Pansy apoyada en el tronco de un árbol, a un alegre Zabini y a un distraído Draco.


- Después de escuchar tu historia…mínimo que nos des la solución del trabajo, ¿cierto, Draco?- preguntó Blaise con una pícara sonrisa.

- ¿Qué?- preguntó el aludido con la mirada perdida en un lejano punto en el horizonte.

- ¿Draco… te pasa algo?- interrogó una preocupada Pansy.

Desde hace un par de días que el príncipe de Slytherin andaba extraño. A su mutismo se le había sumado distracción e insomnio. A penas comía y con suerte hacía los deberes que Snape ordenaba, sólo porque Pansy le entregaba la mayoría de la información.

La muchacha entendía que él se comportara algo lejano en su presencia, seguramente no le había agradado nada que ella desistiera de cualquier contacto con él; pero Draco no había hecho ningún comentario al respecto y se limitaba a asentir o negar y, a lo más, pronunciar algún monosílabo como respuesta.

Esa tarde disfrutaban de un descanso al aire libre. Las tareas de la semana los habían dejado agotados y, a pesar del frío, el viento gélido y la nieve les invitaba a relajarse y no pensar… no pensar en nada más que la belleza del paisaje invernal.

Draco no respondió la pregunta de su amiga y se concentró en un grupo de estudiantes que avanzaban desde la cabaña de Hagrid hacia el castillo. Pudo distinguir a Potter, Longbottom, Granger y al semi-gigante que iba con ellos. Los cuatro con un paso apurado se perdieron por una de las entradas del colegio.

- ¿Draco…?- insistió Pansy con una astuta mirada, al voltearse a ver en aquello que el rubio tenía puesta su atención.

- No pasa nada- cortó él, con un aire molesto y caminó, con paso soberbio hacía el castillo… tenía mucho en qué pensar.

OoOoOoO

- Los hemos llamado porque hay algo importante que debemos decirles….- comenzó a decir un nervioso Harry a sus amigos.


El día tres se había cumplido y Harry había decidido que era momento de hablar. Es así como había ido a buscar a Neville, Ginny, Luna, Hagrid y Ron para relatarle parte de la verdad, parte porque diría que él era el padre del bebe.

En un principio Hermione se había negado rotundamente a que Ron fuera invitado a escuchar la conversación, pero Harry insistió en que él necesitaba decirle a su amigo del alma que estaba con su antigua novia, después de todo simularían ser una pareja… por el bien de Hermione y del bebe.

Es así como estaban cómodamente sentados en una pequeña salita con chimenea que se había formado en la sala de los menesteres. Harry estaba de pie junto a Hermione, mientras el resto los observaba expectantes a la nueva información que iban a recibir.

- Y queríamos que ustedes fueran los primeros en saber, porque es algo muy importante para nosotros- en ese momento Harry tomó una mano de Hermione y los labios de la chica se contrajeron por los nervios-. Sé que les tomará por sorpresa, ¡hasta para mí fue inesperado!, pero será bien recibido… como debe ser.

En este punto los amigos se miraban unos a otros sin entender nada de lo que Harry estaba diciendo, todo sonaba muy confuso y con cero lógica.

Hermione dio un paso al frente y soltó la mano de Harry, para concentrar su intensa mirada en Ron, un Ron que quedó durante un segundo estupefacto por las siguientes palabras de la chica.

- Lo que Harry quiere decir… es que estoy embarazada y que Harry es el padre.

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Mensaje por Elleine Black Sáb Dic 05, 2009 10:37 pm

Hay hay!

Me da de todo al imaginar las escenas de tu fic!
En serio, no se como lo haces

Y aun espero que hagas caer a Malfoy en una pila de estiercol ¬¬

Quiero el proximo cap!
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Mensaje por Alinita Black Dom Dic 06, 2009 1:43 am

Harry!! (L) Que buen amigo essss!!!
el proximo capiiii! :D
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Dom Dic 06, 2009 4:18 pm

Y aquí el nuevo chap!!!!.
Gracias por leer :p
Y sí, Harry es lo mejor.... el mejor amigo que cualquir chica desearía tener xD

Capítulo VII: Reacciones.


- ¿Qué?...- murmuró una sorprendida Ginny con los ojos húmedos y el rostro contraído.

- ¿Tú y Harry están juntos?- preguntó a su vez un anonadado Neville.

- No puede ser… - comentó Hagrid, nervioso.

Ron se levantó, indignado, y con su fuerte brazo en alto golpeó el rostro de su mejor amigo, sin evitar que en su cara rojiza se marcara una mueca de indignación.

- ¡Te lo mereces!- sentenció aún colérico, mientras Harry se recuperaba del golpe-. No puedo creer que hayas hecho algo así… que hayas… ¡Por Merlín Harry! ¿Cómo pudiste?- preguntó confundido.

- Ron… sólo se dio- respondió Harry, sin ocurrirselé mejor excusa, con un hilo de sangre que emanaba de su labio roto-, pero me haré cargo de todo, lo prometo.

Ginny observó la escena en silencio y cuando las lágrimas fueron más fuertes, no le quedó otra que pararse y correr hasta perderse por los pasillos. No quería saber nada más de Harry, no quería ni siquiera intentar romperse la cabeza pensando cómo pudo suceder ¿acaso él no la había invitado a salir?, ¿no estaba Harry enamorado de ella?...

Se levantó de un brinco y cruzó la sala dando un fuerte portazo. Estaba más que enojada, estaba dolida… y un corazón roto es muy difícil de sanar.

Luna con una mirada distraída se acercó a Hermione y la abrazó con fuerza.

- Felicitaciones- murmuró en el oído de la castaña-, tú y Harry merecen ser felices...de verdad se lo merecen- y sin esperar respuesta desapareció, con paso lento, en búsqueda de Ginny... ahora era ella quien necesitaba apoyo.

Ron seguía de pie, aún esperaba que en algún lado apareciera Fred y George y digieran que todo era una broma, que cómo podían creer semejante locura; pero el rostro afligido de Harry y las lágrimas que Hermione derramaba demostraban que no sería así, que Hermione realmente estaba embarazada y que Harry era el responsable.

- No lo puedo creer…- murmuró frustrado-... jamás lo habría imaginado… yo...- y con la frase mentalizada suspendida en su boca, desapareció tras un portazo, sin voltear su rostro.

Harry se acercó a la castaña y la abrazó, abrazo al cual Hagrid se sumó con un pañuelo moquiento por la emoción.

- Me alegro por ustedes- dijo el semi gigante con los ojos inundados-, sé que su hijo o hija será muy feliz.-.

Ambos muchachos agradecieron el apoyo con una tenue sonrisa y las palabras del gigante siguieron rondando sus cabezas por algunos minutos, en los que convinieron en que aquel pensamiento distaba mucho de la realidad, después de todo… nadie que llevara la sangre de un Malfoy por sus venas, podría ser feliz.

OoOoO

- Yo siempre lo supe…- murmuraba la profesora Trelawney, a la profesora Sprout sentada a su lado-. Las hojas de té me lo había señalado hace un tiempo atrás.


El jueves por la mañana todos los profesores habían llegado algo conmocionados del despacho del director después de recibir la impresionante noticia.

La mejor alumna de la escuela estaba esperando un hijo, y no de cualquiera, sino que del “elegido”, el único que había podido derrotar a Lord Voldemort siendo un bebe.

Mc Gonagall había escuchado la noticia decepcionada, mientras Snape demostraba una imprecisa sonrisa que se dibujaba en su rostro… todo lo que afectara a los Gryffindors lo hacía extremadamente feliz.

- A eso se debía el sueño…- murmuraba la profesora de transformaciones para sus adentros, sin todavía aceptar la noticia que vinculaba a su alumna favorita.

De pronto las puertas del comedor se abrieron y por ellas entró un nervioso Harry Potter tomado del brazo de una pálida Hermione.

Todos los profesores voltearon su cabeza hacía los recién llegados, callándose al instante como si de algo absolutamente horroroso se tratase y para Hermione la reacción de sus maestros no pasó desapercibida.

Enfrentar a los alumnos de las casas era una cosa, pero soportar las miradas decepcionadas de aquellas personas que admiraba era algo aún más difícil de soportar.

Tiritona se sentó junto a Harry en su mesa y esperó… a que alguien se acercara a hablarle.

- Parece que ya lo saben…- señaló Harry, observando de reojo a los profesores que murmuraban entre sí con la vista fija en ellos.

- Y aún falta lo peor…- comentó la castaña sin ganas de comer, los nervios junto a sus nauseas eran pésima combinación.

Ronald Weasley caminó junto a Dean y Seamus y se sentaron en un extremo aparte de la mesa, sin la menor intención de saludar a su compañero de pieza.

Neville corrió apurado, con la corbata mal anudada y se sentó junto a una sobresaltada Hermione.

- ¿Puedo sentarme aquí?- preguntó avergonzado, no deseaba molestar.

- ¡Claro que si!- exclamó la muchacha emocionada y con una lágrima rebelde escapando a su mejilla-. Me alegra de que desees desayunar con nosotros.

Neville se sonrojó ante la reacción exagerada de Hermione y se sirvió algo de zumo de naranja en su vaso.

- ¿Y dónde está Ginny?- se aventuró a preguntar Harry, intentando demostrar que la pregunta formulada era hecha al aire, sin mayor importancia… aunque su vida colgara de un hilo por saber la respuesta.

- Se reportó enferma, así que faltará a clases… parece que tenía jaqueca- respondió Neville con una tostada en su mano-. ¡Llegaron las lechuzas!- exclamó al ver como cientos de aves de distintos tamaños y colores invadían el Gran comedor.

Las lechuzas se acercaron a aquellos que debían entregar su mensaje, con ulules chillones y pellizcos histéricos, nada peor que hacer esperar a una lechuza apurada.

Pronto los distintos alumnos fueron desenrollando pergaminos, paquetes y sobres hasta que un espécimen café chocolate se detuvo frente a Hermione, con el diario “El Profeta” amarrado en su pata izquierda.

- Gracias- murmuró la castaña dejando unas monedas en una bolsita que llevaba la lechuza y abriendo el diario frente a sus amigos… con una clara mueca de horror plasmada en su rostro.

Muchos gritos ahogados se escucharon a lo largo del salón y luego la mayoría de los alumnos detuvieron su mirada en Hermione Granger.

- ¿Qué pasa, Herms…?- interrogó Harry, preocupado ante lo que sea que se hubiera publicado en el diario.

- Lee- dijo sin más la castaña y le cedió su ejemplar a su amigo.

¡El elegido será Padre!

Tal como se sospechaba, la amante del niño-que-vivió, Hermione Granger, está embarazada de su novio después de un tórrido romance.

Ya para el Torneo de los tres magos se descubrió que ambos jóvenes se profesaban un amor que iba mucho más allá de una amistad y, fuentes anónimas, han dado la noticia de que ese amor se consolidará con la llegada de un niño que la Señorita Granger está esperando.

La buena nueva ha dejado muy conmocionados a los profesores de la escuela, quienes pensaban que la Señorita Granger mantenía una relación amorosa con el mejor amigo de Harry Potter, Ronald Weasley, pero sus creencias han quedado desmentidas al enterarse de la verdad.

La fecha del nacimiento aún no está clara, pero ahora que la noticia se ha hecho pública Harry Potter no tardará en dar una conferencia de prensa para aplacar todas las dudas al respecto.

Rita Skeeter.”

- ¡No lo puedo creer…!- exclamó Harry con los ojos desorbitados-, alguien le ha ido con el cuento a esa boconaza de la Skeeter…

Pero su comentario se vio apagado por las miles de preguntas que lanzaron al aire las personas que se acumulaban alrededor de la nueva pareja.

- Herms… ¿por qué no me habías dicho nada?- preguntaba una curiosa Lavander con el periódico arrugado en su mano.

- Sí, Herms…nosotras te habríamos apoyado- aportó Parvati después de dar un repentino abrazo a la futura madre.

- ¡Harry, has dejado embarazada a ésta…!- chilló una alterada Cho.

- ¡No te atrevas a decir nada con respecto a Hermione!- atacó Harry impaciente-. Vamos, Herms… tanto grito te hace mal- y jalando a Hermione del brazo la guió hacía la salida, dejando a un grupo de personas con las preguntas contenidas en la boca.

OoOoO

- ¡Ja!, no lo puedo creer… así que la sabelotodo no es tan mojigata después de todo- se burló Blaise sentado cómodamente en la mesa de las serpientes. Hace unos minutos había recibido el ejemplar de “El Profeta” y se había sorprendido tanto como el resto con la noticia que ahí aparecía.


- Pobrecita…- murmuró Pansy con su vista fija en el vaso que tenía adelante.

- ¿Qué has dicho?- preguntó Blaise, con la sonrisa borrada de su rostro.

- Que pobre sangre sucia… tener que soportar a otro impuro dentro de ella- agregó rápidamente la muchacha, asustada de que su pensamiento haya sido materializado en voz alta.

- Nada peor que una mezcla de sangre sucia y Potter- comentó Zabinni, conforme con la respuesta de Pansy-, ¿no crees Draco?

- Claro que sí…- respondió éste distraído.

Si la noticia había producido tal efecto en el alumnado, no se quería ni imaginar como hubiera sido si la verdad hubiese salido a flote.

Que Potter y Granger tuvieran un hijo era loco, lo aceptaba, pero después de todo ellos eran amigos desde primer año y se la pasaban juntos. Si así reaccionaban todos ¿qué habría pasado de saber que el hijo que esperaba la Gryffindor era de él? ¿Cómo habría interpretado todo el mundo mágico el hecho de que un Malfoy naciera del vientre se una impura?... Eran cosas que prefería ni siquiera saber, cosas que ojalá jamás se supieran.

- ¿Vamos a transformaciones?- preguntó Pansy cogiendo sus cosas-, no podemos darnos el lujo de llegar tarde el día antes de salir de vacaciones… quizás nos manden deberes para navidad-.

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Mensaje por Alinita Black Lun Dic 07, 2009 12:56 am

Uyuyuy.. porque?! Que nos espera? *___*
Toy impacienteeee! jjajajajajj
pobre Hermy y Harry...
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Mar Dic 08, 2009 5:10 am

Capítulo VIII: Enfrentando a los padres.

Hermione se vio imposibilitad de ir a clases después de saberse la noticia. No sólo le era difícil moverse entre el cúmulo de estudiantes que la rodeaba a cada vuelta de pasillo que daba, sino que el desayuno le había caído mal y las nauseas propias del primer trimestre de embarazo la afectaron con brutalidad, sin permitirle alejarse mucho tiempo de un baño.

Harry se encargó de enfrentar a la multitud de estudiantes que no paraban de hacer un sinfín de preguntas, cada una más absurda que la anterior, y de ir a las últimas clases para conseguirse todos los deberes que los profesores les encomendarían.

- Nada peor que un “aceptable”…. ¡así que anota todo!- le había ordenado Hermione antes de hundir nuevamente su rostro en el cubículo del baño.

El día pasó veloz, con gritos por partes de los alumnos, saludos exagerados y decepciones en los ojos de los profesores, quienes reprobaban la decisión de Dumbledore de permitir que Hermione siguiera cursando el año… en su condición.

Pero el director estaba decidido a que una alumna tan destacada como Hermione Granger merecía una oportunidad, y en caso que no pudiera compatibilizar su estado con sus materias, ella misma renunciaría al colegio, como toda niña responsable haría.

Harry se encontraba agotado sentado sobre el sillón de su Sala común, mientras las brasas de la chimenea se extinguían una a una, crepitando.

Hermione había ido a dormir junto a los consejos que Parvati y Lavander le daban sobre el embarazo. - unos cuatro vasos de leche al día… ¡mínimo!- exclamó Lavander antes de que las tres chicas desaparecieran por la escalera. Cosa que Harry encontró algo exagerado, pero él era hombre… así que no entendía de esas cosas.

Sus ojos verde esmeralda se iban cerrando poco a poco cuando sintió un ruido en la entrada de la habitación.

- Ginny…- murmuró al ver a la pelirroja entrar lánguida por el retrato.

- ¿Qué quieres…Harry?- preguntó ella en un tono frío en su voz.

- ¿Estás bien?

- ¿Debería estar mal?- preguntó ella, con un escalofrío nervioso cursando por su cuerpo.

- Neville me dijo que estabas enferma… por eso pregunto- aclaró él, extrañado por la respuesta de la chica.

- Sí, Harry, estoy bien… es más, estoy mejor que nunca, porque comprendí que por fin hay algo que es absolutamente seguro en mi vida… y es que jamás voy a estar contigo, porque el destino así lo quiso… -

Y sin esperar a que el muchacho pudiera responder, subió a toda prisa las escaleras, para poder llorar tranquilamente bajo los doseles de su cama.

OoOoO

Al día siguiente todos los alumnos que se iban habían preparado sus maletas para disfrutar de una hermosa navidad en familia, pero para algunos de hermosa no había nada.


Draco Malfoy caminaba con su paso arrogante y maleta en mano hacía la entrada del colegio, donde una aglomeración de gente hacía casi imposible encontrar un carruaje vacío en el cual ir para llegar a Hogsmeade, donde tomaría el tren para llegar a su mansión.

De pronto escuchó su nombre en el aire y vio a Pansy Parkinson corriendo tras él.

- Ven, Draco, conseguí un carro- y sin que el muchacho pudiera negarse, lo jaló del brazo hacía un carruaje que se encontraba estacionado hacia un lado.

Pansy entró primero y sonrió a la chica que había llegado un minuto antes que ellos.

- ¿Granger?- preguntó extrañado Draco una vez que había entrado al carruaje-. Pansy, vamonos de aquí- ordenó abriendo la portezuela del carro.

- Imposible, Draco, ya comenzó a andar- dijo divertida la muchacha-. ¿Y cómo va el embarazo?- preguntó, realmente atenta a la futura respuesta de la castaña.

Hermione intrigada con la aparición de ambos Slytherin, y sobretodo con la simpatía presentada por Parkinson, no supo qué responder y se limitó a apretar sus manos en señal de nerviosismo.

- ¿Y cuántos meses llevas?- preguntó Pansy, sin inmutarse siquiera por la descortesía de Hermione.

- Casi dos- respondió secamente la castaña, sin poder soportar el silencio incómodo por parte de Malfoy.

- ¡Que emoción!- exclamó Pansy con una sincera sonrisa en su rostro-, nada más emocionante que ser mamá… debes estar muy feliz.

- Claro que no lo está- espetó Draco cruzándose de brazos-, ¿cómo va a estar feliz teniendo un hijo a los 16 años?

- 17- corrigió Hermione-, tengo 17 años.

- Bueno… a los 17, en todo caso cualquier hijo que nazca de esta impura será infeliz… nadie podría ser feliz con una madre como ella- atacó Malfoy molesto por alguna extraña razón, el tener a Granger frente a él le provocaba nauseas y el pensar en ella con Potter lo hacía enfurecerse aún más- que mala mezcla- pensó.

- No te atrevas…- lo amenazó la castaña con los ojos acuosos-, que mi magia sigue igual de buena que siempre y sabes muy bien que con el primer hechizo, pierdes.

- ¿Ah si?, ¡inténtalo!- incitó Draco sacando su varita de su bolsillo después de que Hermione hiciera lo mismo.

-¡Basta ya!- gritó Pansy desesperada-. Tú, Draco Malfoy, no puedes estar amenazando a una mujer que está esperando un hijo- acusó bajando el brazo del rubio, indignada-, y tú, Granger, no te puedes estar prestando para estos juegos, no en tu estado.

Hermione avergonzada por su actuación de niña chica se calló y se quedó muda el resto del viaje, mientras Draco la miraba de reojo, aún con el ceño fruncido y un amargo sabor en la boca.

Finalmente el coche se detuvo, y antes de que Pansy se alcanzara a despedir, la castaña corrió hasta perderse, sin esperar un nuevo insulto de Draco como de costumbre.

- Draco, no deberías tratarla así- apuntó Pansy antes de que el rubio diera la media vuelta enojado.

- ¿Por qué?-.

- Tú sabes por qué…- respondió y desapareció tras una nube de polvo provocada por la llegada de otro carro más.

OoOoO

A Harry le sudaban las manos nervioso mientras esperaba de pie que los padres de Hermione llegaran a recogerlos.


Jamás se había planteado la posibilidad de ser él aquel joven que llegaba a una casa a contar al padre que era el responsable de la perdida de la inocencia de su adorada hija, y sabiendo que Hermione era hija única… daba aún más miedo.

- ¡Ahí están!- exclamó la castaña, corriendo hacía un coche blanco que se detenía frente a la acera, con un Harry cargando las maletas, siguiéndola.

Los jóvenes se sentaron en el coche y éste comenzó a andar.

- Pelucita, ya te extrañábamos- comentó un hombre mayor, de tez blanca y un cabello corto castaño adornado con unas entrometidas canas. Tenía los ojos grandes de color azul y un rastro de barba ornamentaba sus duras facciones.

- Sí, amor, demasiado… supongo que tú debes de ser Harry ¿no?- preguntó una señora sentada a su lado, de cabellera rubia y lisa que caía dócilmente, como seda, hasta sus hombros. Tenía unos vistosos ojos color miel y vestía una chaqueta sobria de cuello alto.

- Sí, mamá, él es Harry- respondió Hermione con una leve sonrisa en sus labios.

- Me alegra de que hayas venido, Harry… Hermione siempre habla mucho de ti y de… Ron, eso, Ronald y su hermana Ginny- comentó la señora satisfecha de recordar el nombre de los amigos de su hija.

Siguieron el viaje respondiendo las preguntas que el Señor y la Señora Granger hacían a ambos estudiantes, preguntas del colegio, de los alumnos y de la comunidad mágica en general.

Cuando ya llevaban un buen camino recorrido y el barrio que estaban cruzando se veía más residencial, se detuvieron frente a una dulce casita de dos pisos con una adorable cerca blanca a su alrededor.

- Pelucita, anda y muéstrale a Harry la habitación de huéspedes… después bajan a cenar- dijo la Señora Granger antes de dirigirse a la cocina.

- Está bien- respondió Hermione y dirigió a Harry a una habitación en el segundo piso-. eEpero que estés cómodo- agregó la muchacha una vez le mostró la pequeña pieza en donde dormiría durante la semana. Una habitación exquisitamente adornada toda en colores ocres, con una mullida cama adovelada y un velador de caoba antiguo que no tenía nada que envidiarle a uno de un anticuario propiamente tal.

Harry dejó su maleta en el suelo y se limpió la gota de sudor que caía por su frente.

- Ha llegado el momento- advirtió.

- Lo sé, mejor soltamos la bomba luego- confirmó Hermione, asustada de lo que se venía a continuación.

OoOoO

La Mansión Malfoy se veía tan imponente como siempre, con sus vastos jardines bien cuidados y las gárgolas medievales que resguardaban su magnífica entrada.


Draco caminó el sendero hasta el umbral, resignado a pasar otra navidad con su padre fanático y su madre obsesiva ¡qué mejor combinación!

Cuando posó un pie en el primer escalón, las puertas se abrieron y dos elfos domésticos salieron a recibirle.

- Joven Malfoy, sus padres lo esperan en la terraza- comunicó un pequeñin andrajoso, mientras estiraba sus manitas para que Draco le entregará su equipaje.

El joven asintió ante lo dicho y entregó su maleta para ir en busca de sus padres, nunca era bueno hacer esperar a Lucius Malfoy.

- Hijo, ¡que felicidad verte!- exclamó Narcissa Malfoy, parándose de su cómodo asiento y arrastrando su abrigo de piel por la baldosa blanca. Su rostro seguía viéndose joven, tanto como cuando aún iba a Hogwarts, pero sus modales elegantes y su manía por el orden habían sido desarrollados y aumentados desde que se había casado con Lucius Malfoy.

- Por fin ha llegado el orgullo de la casa- dijo satisfecho Lucius con un puro carísimo consumiéndose en su boca.

- Buenas noches- saludó Draco, besando a su madre en su mejilla y estrechando la mano de su padre, aún sentado con el periódico en mano.

- ¿Qué te pareció la noticia?- preguntó Narcissa, ofreciéndole un poco de whisky a su hijo.

- ¿Cuál noticia?- preguntó Draco… sospechando la respuesta.

- ¿Lucius, no le has contado?- preguntó extrañada la mujer a su esposo.

-No, quería decírselo en persona…- señaló el hombre doblando el periódico antes de levantarse-. Hijo mío… mañana te reunirás con el Señor Oscuro.

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Mensaje por Alinita Black Mar Dic 08, 2009 2:51 pm

ÖÖÖÖ!!
Voldemort apareceeeee!
Y madre mia... pobre Germione.. y lo que debe sufrir Harry.. me dan hasta escalofrios! XDDD
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Mensaje por Sarihina G. Whyte Jue Dic 10, 2009 6:09 pm

Capítulo IX: Oscuras Navidades.

Draco casi suelta el vaso de la impresión, pero su recto sentido Malfoy le permitió mantener las apariencias.

¿El Señor Oscuro quería verlo?, ¿para qué?, ¿se habrá enterado de la verdad?, ¿notaría la culpabilidad en sus ojos?... esas y otras preguntas invadían la mente del muchacho.

- ¿Y porqué el Señor Oscuro desea reunirse conmigo?- preguntó Draco, sin evitar esconder el tono de asombro en su voz.

- Desea hablar contigo, Draco… él reconoce que eres un joven excepcional y que probablemente serás uno de sus más importantes mortífagos cuando recibas la marca- aclaró Lucius apoyando sus manos en los hombros de su hijo-, por eso desea verte, para corroborar sus conocimientos.

- Te haré sentir orgulloso, padre- declaró el joven con un, simulado, ademán resuelto.

- La cena está servida- avisó de pronto una elfina doméstica que apenas se hacía sentir con sus pequeños piececitos que arrastraba por el suelo.

- Vamos, querido- dijo Narcissa pasando su brazo por el brazo de su marido-, nuestro Draco debe de estar muriendo de inanición, con la comida para muggles que dan en ese colegio.

El hombre sonrió y caminó hacía el comedor junto a su señora, dejando a su hijo en la terraza, meditando los pasos a seguir…- ¿qué haré?- se preguntó resignado, siguiendo a sus padres hacía adentro.

OoOoO

- Espero que te guste el asado a la olla, Harry, la verdad yo no tengo mucho tiempo para la cocina y esto es de las pocas cosas que sé preparar- explicó la Señora Granger, dejando al centro de la mesa una fuente de porcelana con un jugoso corte de carne.


El comedor de los Granger era acogedor, con cortinas amarillentas que caían hasta el suelo y una mesilla redonda de madera, cubierta por un mantel blanco repleto de bordados florarles.

El Señor Granger ya se encontraba sentado en la mesa cuando ambos jóvenes bajaron, e invitó a Harry a sentarse a su lado, frente a su Hermione.

- Jane, obvio que le gustará tu asado, nadie sabe prepararlo mejor que tú- aclaró el esposo, acercando la ensalada de tomates al plato del joven invitado.

Una vez terminaron la cena y antes de que la Señora Granger trajera el postre, Harry se levantó de la mesa y decidió hablar.

- Señor y Señora Granger, hay algo que me gustaría decirles- comenzó, con un semblante solemne en su postura erguida.

- Claro, Harry, adelante- dijo la Señora Granger tomando asiento frente a su marido.

- Papás- interrumpió Hermione poniéndose de pie junto a su amigo-, lo que Harry les quiere decir es algo que quizás los decepcione…- señaló, con una lágrima resbalándose por su mejilla-, pero yo jamás pensé… jamás lo pensé ¡lo juro!- exclamó pronta al llanto.

- Pero qué sucede, Pelucita… ¿qué es tan grave?- preguntó alterado el Señor Granger.

- Sucede, Señor y Señora Granger…- dijo Harry, tragando un poco de saliva- que Hermione está esperando un hijo mío.

La Señora Granger llevó sus manos a su boca, impresionada, sin poder respirar del desconcierto. El Señor Granger frunció el ceño durante un segundo, mientras asimilaba las palabras del muchacho.

- ¡¿Qué mi hija está embarazada?!- explotó, poniéndose de pie y caminando rudamente frente a un asustado Harry.

- ¡Sí, papá!- gritó Hermione, atravesándose frente a Harry, para cubrirlo de un posible golpe de su padre-, estoy embarazada… lo siento- murmuró finalmente, tirándose sobre su padre y abrazándolo como una niña pequeña que le temía a la oscuridad.

El Señor Granger sintió como un pedacito de su corazón se trisaba, y ver a su hija llorando era lejos lo peor que podía sucederle. La sintió tiritar en sus brazos, con espasmos y comprendió el miedo que sentía la niña, con sus mechones enmarañados sobre su rostro y la mirada cansada de tantas noches sufridas en vela.

Él no quería ese futuro para su hija, el difícil futuro de una madre adolescente. Pero el error ya había sido cometido y él siempre apoyaría a su hija… siempre.

La alejó de su pecho, escudriñándola con la mirada y supo lo que debía hacer. Si ese joven había viajado para enfrentarlos y de forma madura había sido capaz de comunicar la noticia, entonces tenía un gran aliado en la felicidad de Hermione. Y confiaría en él y en ella… porque juntos podrían salir adelante.

- No llores más, Pelucita…- le rogó, acariciando su mejilla- somos tus papás y siempre te apoyaremos, en esto y en todo.

- ¿En serio?- preguntó una asombrada Hermione en un leve hilo de voz.

- Sí, amor… yo y tu padre siempre te apoyaremos- correspondió la Señora Granger, acercándose a su hija y dándole un enorme abrazo… Su pequeña hija Hermione, ya era toda una mujer.

OoOoO

Draco estaba de pie frente a una majestuosa puerta de madera de ébano.


El día que el Señor Oscuro lo había citado a la reunión había llegado y, como no hay plazo que no se cumpla, Draco se dirigió hacía el lugar donde Lord Voldemort habitaba… La Mansión de los Parkinson.

No había dormido bien, un sudor frío bañó su frente y gritos de histeria imaginó en su mente. Había soñado con Granger… con Granger y su futuro hijo y eso lo había hecho despertar. Nada mejor que una sangre sucia y un mestizo para empezar el día con el estómago revuelto.

Una elfina doméstica, con un harapiento traje azul, le abrió la puerta y lo invitó a pasar.

- Mi ama viene enseguida- avisó y desapareció por una de las tantas puertas laterales que llegaban al vestíbulo.

Desde la escalera de mármol que guiaba al segundo piso, descendió una esbelta señora, de pómulos prominentes y mirada astuta. Su pelo lacio oscuro le llegaba hasta la cintura y sus ojos azul pálido eran iguales a los de su hija.

- Draco, querido… que gusto verte- saludó la señora, besando la mejilla del joven

- El gusto es mío- respondió el muchacho, siguiéndola por una puerta a la derecha-. ¿Está Pansy?- preguntó por curiosidad, aún deseaba preguntarle a qué se había debido el inusual comportamiento hacía Granger el día anterior.

- No, Pansy fue a pasar con Millicent las vacaciones de navidad a su estancia en Milán- explicó la Señora Parkinson, entrando a una amplia sala que antecedía al salón principal.

Draco encontró curiosa la explicación de la Señora Parkinson. Últimamente Pansy había perdido contacto con Millicent y, por lo general, andaba con él y Blaise o sola en la biblioteca haciendo sus deberes.

Pero pronto dejó de pensar en eso, al ver la puerta que lo separaba de Lord Voldemort y de su primera misión.

- Te está esperado, querido- señaló la Señora Parkinson con una leve, pero perceptible, muestra de desagrado en sus ojos-. Cualquier cosa me avisas- y sin más salió, golpeando sus tacones altos en el impoluto piso.

Draco entró con su altivo andar al salón y se inclinó levemente para saludar al Señor Oscuro.

Lord Voldemort estaba sentado en una silla negra, tapizada de una tela suave y verde oscura. Tras él las llamas de la chimenea ensombrecían su semblante y la copa de cristal que llevaba en su mano, emitía destellos blancos que chocaban con las tétricas paredes, producto de la negrura al dejar las gruesas cortinas cerradas.

Estaba cubierto con una capa y sólo se vislumbraban sus ojos rasgados y rojizos en la penumbra de la alcoba.

- Joven Malfoy- siseó, muy despacio-, veo que ha acudido puntual a mi llamada.

- Haré lo que usted ordene, mi Señor- respondió Draco, conteniendo el escalofrío de su médula.

Lord Voldemort sonrió.

- Veo que no es un joven que guste de rodeos…- comentó-, eso siempre es bueno en un seguidor- Draco asintió, sin desviar la mirada de su interlocutor-, En ese caso le encomendaré su misión… una misión muy importante para mis próximos planes.

- Misión que cumpliré- señaló Draco, seguro.

- Lo sé… no tienes otra opción- agregó amenazante-. Joven Malfoy, hace un par de días una noticia de “El Profeta” llamó mi atención y quiero asegurarme de que sea verdad… ¿esa sangre sucia realmente espera un hijo de Potter?

Draco sintió su estómago encogerse y una tensión en su mandíbula lo advirtió de un posible tartamudeo, cosa que debía evitar.

Metió una mano en el bolsillo de su pantalón, de forma despreocupada, y atravesó con sus ojos grises la mirada impaciente que le dirigía el Señor Oscuro.

- Sí, es verdad- respondió, con un pequeño cargo de conciencia.

- Perfecto…- dijo para sí mismo el gran Lord-, en tal caso tu misión llevará tiempo, pero una vez que cumplas… todo estará listo.

- Lo que usted ordene-.

- Joven Malfoy, deberás esperar a que ese niño nazca… y una vez que eso suceda, deberás matarlo… frente a su padre.

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Mensaje por Alinita Black Vie Dic 11, 2009 2:33 am

mira que me lo esperaba Sari XD
que fuerte, esto tiene cada vez mas emocion!!!!!!!!!!!!!!
kiero mas kiero mas, necesito otra dosis de un capitulo nuevooo XD
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