Silent Valley

*Desperté de mi letargo antes que muchos de mis congéneres, delicadamente salí de mi amplia cama y paseé con el camisón de seda negra hasta el tocador, me peiné y perfilé los labios de rojo atenuado, me vestí de una manera más juvenil, pantalones rotos, camisa ajada que dejaba ver claramente la marca tenebrosa.
Fui uno a uno a los ataudes de aquellos a los que iba a necesitar.
-Es hora de ponerse en marcha-dije susurrante.-solo tenemos media noche para apaderarnos de otro pueblo.
Todos parecieron entender el mensaje porque se levantaron y formaron filas en el cementerio, preparados para partir en cualquier momento; a mi señal todos desaparecimos, noté alientos frios tras de mi mientras corría en dirección a un pueblo colindante llamado Silent Valley.
"ya sabeis lo que teneis que hacer, rapidez, limpieza, los quiero a todos enterrados antes del amanecer y lejos del Sol.No dejeis mujer, hombre y niño sin el Don, pero sed discretos."-mi voz mental les llegó a todos y cada uno de ellos y que se dividieron en un abrir y cerrar de ojos, permanecí en el centro de quel pequeño pueblo sobre la calzada empedrada mirando las casas que estaban a oscuras y que pronto se llenaría de horror. De mis labios brotó vaho debido al frío y escuché el primer grito, cristales rotos, silencio, y vuelta a empezar. De repente el pueblo se llenó de gritos, gorgojeos de miedo, cosas que se rompían ante la desesperación de las victimas que corrían desesperadas por escapar del Mal que les abrazaba como una manta cruel. Silencio.
Ya todo había acabado, noté el movimiento de los vampiros encerrando a los ya no tan humanos seres en despensas, establos, bodegas y sitios cerrados y oscuros que les protegieran de la luz solar.
"Buen trabajo"
Cerré mis ojos y al abrirlos vi a una pequeña niña rubia, con salpicaduras de sangre en la cara y la ropa, sus pequeñas trenzas estabas deshechas y sus profundos ojos verdes me miraban con desesperación, me agaché para tocarla, se la veía claramente asustada.
Llegó un vampiro a mi lado informándome de que todo estaba bajo control y listo.
-Quiero que tu, Gem, Olive, Ricard, Annete y Edgar os quedeis en el pueblo vigilando su despertar y les mostreis lo que deben hacer y cómo deben hacerlo, mantenedme informada si algo se desvía de nuestros planes.-Asintió y se marchó veloz a informar, regresé la vista a la niña.
-No tienes nada que temer, a habido un pequeño accidente, pero todo está bien ya.-acaramelé mi voz, pero la niña me miraba con ojos llenos de ira.
-Sois monstruos que habeis venido a comernos...sois malos...y Dios os castigará.
Una lágrima salió de mi ojo derecho y recorrió mi rostro a paso lento, abracé a la niña con fuerza.

-Somos monstruos despreciables con sentimientos dificiles de apreciar, ruego que me perdones por toda la eternidad...si sobrevives.
Aquellas palabras susurrantes fueron lo último que escuchó antes de que mis colmillos desgarraran su cuello.*


Fin del post.