El nacimiento de un nombre
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El nacimiento de un nombre
El nacimiento de un nombre
El señor oscuro en ese momento aún se llamaba Tom Riddle, había viajado a Albania para intentar hallar la famosa diadema de Rowena Ravenclaw, cualquier coleccionista pagaría una fortuna por ella, cualquier persona pagaría el doble para conseguir la inteligencia que habitaba en ella. Pero al muchacho no le interesaban ninguna de esas cosas, él la quería para convertirla en un horrocrux, no en uno cualquiera, en su horrocrux. Hasta el momento la búsqueda no estaba dando resultado, y comenzaba a creer que la fantasma le había mentido, cuando vio una pareja de ancianos caminando cerca de suyo, casi automáticamente notó el anillo que la mujer llevaba, el mismo que doce años atrás le había llamado la atención; con sus apenas siete años, no había podido dejar de mirar los ojos verdes de la serpiente plateada que, enrollada sobre si misma formaba el aro.
La señora Cole les había dicho que importantes matrimonios deseaban adoptar unos niños en ese mismo orfanato, y que debían portarse correctamente. Como siempre, él se puso en un rincón a escribir extrañas palabras en latín que, como al crecer descubrió, eran hechizos, o a dibujar enormes castillos con pisos subterráneos donde habitaba una gigantesca serpiente, un basilisco. Cada pareja se acercaba a hablar con algún niño a ver si era el indicado para ser adoptado. Como no había suficientes niños, una de las parejas se acercó a él.
- Hola pequeño, ¿cómo te llamas? – preguntó el señor Flaubert.
- Tom, Tom Riddle – dijo.
- Que bonito nombre tienes Tom, yo soy la duquesa Flaubert y mi esposo es Lord Flaubert de París.
- ¿París? – preguntó Tom.
- Sí, es una ciudad en Francia, muy lejos de aquí – dijo la duquesa con una amable sonrisa, una que Tom no había visto nunca en su vida.
- ¿Y hay serpientes allí? – preguntó Tom quien por primera vez había sentido algo de cariño hacia alguien.
- Sí Tom, ¿te gustan las serpientes? – preguntó Lord Flaubert.
- Mucho señor y…
Pero antes de que pudiera terminar de hablar, la señora Cole se asustó que el pequeño pudiera hacerle algo a aquellos extranjeros tan importantes y se les acercó para decirle algo en el oído. La señora Flaubert quitó aquella sonrisa de su rostro y miró con repulsión al pequeño. Dirigió sus pasos para ver a otros dos niños: Dennis Bishop y Amy Benson.
- ¿Por qué se fue la señora? – preguntó Tom quien nuevamente se sentía odiado por el mundo.
- Voler mort… – dijo la señora y se alejó del pequeño Riddle.
Se enteró que la señora Cole les había dicho a los señores Flaubert que él era un niño diferente a los otros, que era malo y probablemente era porque había nacido producto de una muerte.
Tiempo después, se vengó de Bishop y Benson quienes iban a ser adoptados por los Flaubert, tuvieron que ser internados en un hospital por el trauma que les causó al llevarlos a una peligrosa cueva. Nadie nunca entendió como llegaron hasta allí o, mejor dicho, ningún muggle nunca lo supo.
Despojándose de su hechizo invisibilizador les salió al paso asustándolos momentáneamente.
-¿quién eres tú? – preguntó lord Flaubert con su mejor acento albanes, pero distinguiéndose fácilmente que se trataba de parisinos
-yo soy el “Voler Mort”- dijo levantando su varita
La señora casi se desmayó al oír ese nombre, pero se mantuvo en pie el tiempo suficiente para ver como una luz verde salía de la varita y chocaba con su esposo dejándolo en el piso cubierto por hojas con las extremidades en incomodas posiciones y los ojos terriblemente abiertos, y, antes de cerrar ella los ojos vio como la misma luz verde brotada de la varita de aquel que una vez estuvieron por adoptar, matándola instantáneamente. En ese momento una pequeña serpiente se acercó al lugar, tal vez sorprendida y algo molesta por los ruidos.
-¿Cómo te llamas pequeña?- preguntó el asesino. La serpiente siseó entrecortadamente sacando la lengua, ese sonido sólo significaba:
- Nagiri, ¿y tú?
- durante mucho tiempo me conocieron como Tom Riddle, pero ahora soy el voler mort, no sólo el voler mort, soy el señor de los voler morts, ¡soy Lord Voldemort!- se agacho a tomar algo que brillaba en el suelo, era el anillo de serpiente que había volado del dedo de su anterior dueña al impactar sobre ella la maldición asesina, al levantarse vio la “diadema de la sabiduría” que tanto había estado buscando, ya era hora de hacer el segundo de los muchos horrocruces que haría.
es mi primer fic, espero les guste...
luna_laura- Estudiante de 2º de Ravenclaw
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