Sociedad, aún no me terminas de agradar
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Sociedad, aún no me terminas de agradar
El eco de mis atormentados pensamientos era amortiguado por el sonido de la suela de mis zapatos taconeando sobre las baldosas del pasillo animadamente mientras sostenía fuertemente un par de libros de Historia y Ficción contra a mi pecho. Era uno de esos días únicos y perfectos para leer, la transición de otoño a invierno apenas iniciaba y el clima templado literalmente te obligaba sentarte frente a la chimenea de tu sala común junto a tu libro preferido y una taza de chocolate hirviendo. Ése era exactamente el problema.
La desventaja de estar en una casa donde las ganas de leer sobraban a toneladas estaba en que en días tan inusuales como estos convertían un lugar cálido y callado en un blanco perfecto para aplastarte hasta que la tinta de los libros llegase a tu retina y la destruyera hasta tener un par de gafas con seis centímetros de grosor. Odiaba ir a la biblioteca, detestaba ese lugar frío y gris, tan cerrado como una bóveda de gringotts, eso sin contar a Irma-solterona-Pince, realmente daban ganas de hacerle daño teniendo esa gigante y nada-limpia nariz vigilándote desde los estantes.
-¿Dubois, eh? si rompes, desgarras, doblas, arrugas, estropeas, manchas, emborronas, tiras o haces cualquier cosa que dañe, arruine o demuestre falta de respeto por los estantes, libros, pared o piso de esta biblioteca, las consecuencias serán tan desagradables como esté en mi poder. ¿Está claro o debería escribirlo para usted?
“La misma estrofa de siempre.”
Pensé conteniendo una sonrisa al ver que ella un no superaba la vez que “accidentalmente” había entrado a la Sección restringida en primer año, con la excusa de haber estado “perdida en mi primer día”. Nadie volvió a ver los libros de Mors Potions.
-Está claro, Pince.-respondí guardándome todo rastro modales absurdos que conservaba de las asquerosas clases de etiqueta en casa. Rodé los ojos y me dirigí a una mesa oculta tras unos estantes del fondo, me senté, me cubrí con la capucha de mi tunica y abrí mi libro de El Caldero de Tadhun. Ahora estaba oficialmente oculta de la sociedad.
La desventaja de estar en una casa donde las ganas de leer sobraban a toneladas estaba en que en días tan inusuales como estos convertían un lugar cálido y callado en un blanco perfecto para aplastarte hasta que la tinta de los libros llegase a tu retina y la destruyera hasta tener un par de gafas con seis centímetros de grosor. Odiaba ir a la biblioteca, detestaba ese lugar frío y gris, tan cerrado como una bóveda de gringotts, eso sin contar a Irma-solterona-Pince, realmente daban ganas de hacerle daño teniendo esa gigante y nada-limpia nariz vigilándote desde los estantes.
-¿Dubois, eh? si rompes, desgarras, doblas, arrugas, estropeas, manchas, emborronas, tiras o haces cualquier cosa que dañe, arruine o demuestre falta de respeto por los estantes, libros, pared o piso de esta biblioteca, las consecuencias serán tan desagradables como esté en mi poder. ¿Está claro o debería escribirlo para usted?
“La misma estrofa de siempre.”
Pensé conteniendo una sonrisa al ver que ella un no superaba la vez que “accidentalmente” había entrado a la Sección restringida en primer año, con la excusa de haber estado “perdida en mi primer día”. Nadie volvió a ver los libros de Mors Potions.
-Está claro, Pince.-respondí guardándome todo rastro modales absurdos que conservaba de las asquerosas clases de etiqueta en casa. Rodé los ojos y me dirigí a una mesa oculta tras unos estantes del fondo, me senté, me cubrí con la capucha de mi tunica y abrí mi libro de El Caldero de Tadhun. Ahora estaba oficialmente oculta de la sociedad.
Arianne L. Dubois- Estudiante de 5º de Ravenclaw
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Re: Sociedad, aún no me terminas de agradar
A veces, incluso después de dormir diez horas de un tirón, te despiertas con una sensación de cansancio que limita tu actividad. Mientras dormimos los humanos pasamos por distintos ciclos de actividad cerebral. Pues bien, despertar en el ciclo de sueño correcto evita que sintamos ese cansancio y hace que tengamos un "agradable despertar" repleto de energía. Lamentablemente hoy no era ese tipo de día que querías ducharte y ponerte activo, simplemente hoy no habían signos de vida sobre mi actividad habitual, nisiquiera el meditar me apetecía en lo absoluto. ¿Acaso estaba empezando a comportarme como un vago? Nunca lo he sido y espero nunca serlo, pues algo como eso sería terrorífico para mi reputación conmigo mismo. Pero como era debido, decidí levantarme y tomar una toalla para ir a las duchas y estar más limpio. Al salir, no encontré mi listón carmesí, el cúal amarraba mi cabello para mantenerlo ordenado. Varias veces me ha pasado esto, por no llamarlo costumbre, pero digamos que cuando lo tengo desorganizado la suerte me sonrie. Organicé todo lo que correspondía en mi territorio (Mi cama y demás), para así pasar entre las personas dormidas y llegar hasta la puerta. Sé que encontraré toda la fuerza que yo ansio, sin miedo alguno de caerme, seguro al fin de levantarme, empezaré a caminar hasta la pintura de la vieja gorda. Desaparecí en lo que era una niebla que inundaba el colegio Hogwarts de magia y hechicería, pues el principio de Invierno provocaba algo como esto por la mañana. Podía notar que mis pies me llevaban hasta la biblioteca de alguna forma. ¿Sería leer algo necesario en un momento como este? No lo sabría hasta que no lo intentara y la verdad es que hace bastante rato que intento leer un libro que me inquieta bastante. Entré al enorme lugar, observando primeramente la Sección prohibida y arrimarme hasta la encargada finalmente. Indiqué lo que necesitaba y me decía que el libro estaba ocupado en esos momento. Lastima. Tuve que ir a buscar otro que no me interesaba mucho, pero haría el intento. Además, aunque pareciese un acosador, necesitaba hacerle una pregunta a la chica que ocupaba el libro en estos momentos. Me acerqué lentamente luego de tomar "Requiem of Madness" y colocarlo debajo de mi brazo. Podía notar al acercarme que se trataba de Arianne, una compañera de clase que la mayoría de las veces encontraba por los pasillos o las zonas comunes. Me acerqué y con educación le indiqué señalando la silla y tornando en mi rostro una sonrisa falsa.
-Hola, Buenos Días. ¿Podría sentarme?-
Esperé su respuesta, apoyando mi mano sobre el espaldar de la silla disponible y observando cuidadosamente a la chica que tenía en frente. No parecía muy sociable en esos momentos y esa capucha no me permitía ver bien su aspecto, por lo que talvez me haya esquivocado de persona, pero según mi pensamiento y personalidad eso sería lo que menos importaría.
-Hola, Buenos Días. ¿Podría sentarme?-
Esperé su respuesta, apoyando mi mano sobre el espaldar de la silla disponible y observando cuidadosamente a la chica que tenía en frente. No parecía muy sociable en esos momentos y esa capucha no me permitía ver bien su aspecto, por lo que talvez me haya esquivocado de persona, pero según mi pensamiento y personalidad eso sería lo que menos importaría.
Arystar H. Scrimgeour- Estudiante de 6º de Gryffindor
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Re: Sociedad, aún no me terminas de agradar
Resoplé frustrada dentro la oscuridad de mi capucha, incluso a metros de distancia de Pince podía escuchar su voz grave y rasposa haciendo el eco de un chirrido contra las paredes de la sombría biblioteca. Dirigí una mirada rápida al motivo de mi frustración pero mis ojos distraídos perdieron el rumbo en el techo de la estancia; perfectas molduras de yeso adornaban las esquinas dándole ese efecto antiguo que muchos querían imitar pero que siempre había considerado un gesto forzado en cualquier decoración. Ahora comprendía por que odiaba tanto la biblioteca. Su parecido con el despacho de mi padre era escalofriantemente enorme y todo lo que me recordara aquella detestable persona era digno de mi desprecio perpetuo.
-Hem, si, si eso quieres.-levanté mi vista perdiendo el hilo total de mis pensamientos y de mi lectura, me fije en quien tenía en frente y me lleve una pequeña sorpresa. Jamás había establecido ningún contacto directo con Arystar, en realidad, si no fuera por el hecho de compartir unas cuantas materias ni siquiera recordaría su nombre. Miré disimuladamente alrededor, habían al menos seis mesas vacías, tranquilas y sin una extraña que intentaba esconderse de la gente bajo su tunica. Bufé en mis adentros y me fijé en el libro que traía, no conocía el título y decir eso ya era bastante ofensivo para un ego como el mío que buscaba saberlo todo. –¿Requiem of Madness? ¿Puedo preguntar de que trata?
-Hem, si, si eso quieres.-levanté mi vista perdiendo el hilo total de mis pensamientos y de mi lectura, me fije en quien tenía en frente y me lleve una pequeña sorpresa. Jamás había establecido ningún contacto directo con Arystar, en realidad, si no fuera por el hecho de compartir unas cuantas materias ni siquiera recordaría su nombre. Miré disimuladamente alrededor, habían al menos seis mesas vacías, tranquilas y sin una extraña que intentaba esconderse de la gente bajo su tunica. Bufé en mis adentros y me fijé en el libro que traía, no conocía el título y decir eso ya era bastante ofensivo para un ego como el mío que buscaba saberlo todo. –¿Requiem of Madness? ¿Puedo preguntar de que trata?
Arianne L. Dubois- Estudiante de 5º de Ravenclaw
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Re: Sociedad, aún no me terminas de agradar
Recibí la autorización de Arianne para sentarme en la mesa donde se encontraba, la cúal desde su silla parecía algo misteriosa teniendo en cuenta su postura. No me centré en eso, simplemente dejaba que se expresara como quisiese, es su personalidad y la respeto. Me mantuve en profundo silecio mientras me sentaba y abría mi libro, suspiraba y empezaba a leer desde la página en la que iba. En el primer renglón de la página, noté que Arianne me hablaba. En el principio pensé que estaba hablando sola, pero cuando mencionó "Requiem of Madness", me llevé la sorpresa de que ese era el libro que tenía en mano. Sonreí después de su pregunta, pues debía discimular y darme algo de tiempo para dar una respuesta breve y concisa.
-Que interesante pregunta, pues este libro es una cantidad de misterios contenidos en un monton de hojas. Requiem of Madness es una novela que convina Terror, suspenso, drama, romance y psicología. Algo que la hace ver muy compleja. Yui ha tenido muchas pesadillas que se repiten continuamente, pero en esta ocasión ella sueña sobre un chico desconocido al que menciona visitar en la próxima noche. Mas tarde, se entera que ese joven es llamado Ame no Minaka y pertenece a una leyenda donde, junto a sus hermanos Takami no Kami y Musubi no Kami, fueron asesinados injustamente. Pronto ella verá que esta mas relacionada con ellos de lo que imaginaba. Sé que es algo complicado, pero te recomiendo leerlo, pero cada quien tiene sus gustos..-
Finalicé con una sonrisa, pero no podía ver su expresión, pues la sombra que emitía su capucha no me dejaba ver su rostro. Mantuve una postura firme en silencio, aún discimulando una lectura prospera sobre mi libro, mientras que en realidad solo estaba observando el suyo, el verdadero libro que me interesaba en esta biblioteca. Aunque fuera una biblioteca en la que se debería hacer mucho silencio, la encargada no dejaba de mostrar su voz espantosa a cada una de las paredes en las que hacía Eco. Normalmente se podía decir que lo hacía para jodernos a nosotros, pues literalmente, solo nos encontrabamos Arianne y yo. Rompí el silencio con una pregunta idiota, la cúal ya conocía, acompañandola de mi comentario personal acerca de esa señora.
-Vaya... Esa mujer me impide concentrarme. Increíble que haya alguien tan ruidoso como encargado de la biblioteca.-
Pausé unos segundos para seguir hablando, mientras suspiraba y cerraba mi libro por unos momentos para fijar mi mirada en la misteriosa señorita.
-Veo que posees en tus manos "El Caldero de Tadhun", supongo que es un libro interesante, ¿No es así? He escuchado buenos comentarios acerca de él.-
-Que interesante pregunta, pues este libro es una cantidad de misterios contenidos en un monton de hojas. Requiem of Madness es una novela que convina Terror, suspenso, drama, romance y psicología. Algo que la hace ver muy compleja. Yui ha tenido muchas pesadillas que se repiten continuamente, pero en esta ocasión ella sueña sobre un chico desconocido al que menciona visitar en la próxima noche. Mas tarde, se entera que ese joven es llamado Ame no Minaka y pertenece a una leyenda donde, junto a sus hermanos Takami no Kami y Musubi no Kami, fueron asesinados injustamente. Pronto ella verá que esta mas relacionada con ellos de lo que imaginaba. Sé que es algo complicado, pero te recomiendo leerlo, pero cada quien tiene sus gustos..-
Finalicé con una sonrisa, pero no podía ver su expresión, pues la sombra que emitía su capucha no me dejaba ver su rostro. Mantuve una postura firme en silencio, aún discimulando una lectura prospera sobre mi libro, mientras que en realidad solo estaba observando el suyo, el verdadero libro que me interesaba en esta biblioteca. Aunque fuera una biblioteca en la que se debería hacer mucho silencio, la encargada no dejaba de mostrar su voz espantosa a cada una de las paredes en las que hacía Eco. Normalmente se podía decir que lo hacía para jodernos a nosotros, pues literalmente, solo nos encontrabamos Arianne y yo. Rompí el silencio con una pregunta idiota, la cúal ya conocía, acompañandola de mi comentario personal acerca de esa señora.
-Vaya... Esa mujer me impide concentrarme. Increíble que haya alguien tan ruidoso como encargado de la biblioteca.-
Pausé unos segundos para seguir hablando, mientras suspiraba y cerraba mi libro por unos momentos para fijar mi mirada en la misteriosa señorita.
-Veo que posees en tus manos "El Caldero de Tadhun", supongo que es un libro interesante, ¿No es así? He escuchado buenos comentarios acerca de él.-
Arystar H. Scrimgeour- Estudiante de 6º de Gryffindor
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Re: Sociedad, aún no me terminas de agradar
Había sido una buena decisión tener la capucha sobre mi rostro, pues tenía una expresión de sorpresa que ningún actor se molestaría en ocultar, el por qué aun no lo tenía muy claro. ¡Ah! Claro, había pecado de prejuiciosa de nuevo creyendo que el chico me ignoraría como los demás 2999 residentes en Hogwarts, excluyendo maestros y personal extra. Aun así, hubiera sido inapropiado ese gesto frente a un completo desconocido, de hecho, sería bastante vergonzoso tener mi boca haciendo una perfecta O mientras el hablaba sobre la complejidad de que abarcaba la trama de un libro bastante interesante a juzgar por su crítica.
-A decir verdad, no me considero y fanática del genero suspenso-romance, pero si el terror opaca el resto entonces creo que podría echarle un vistazo luego de que lo leas-respondí y luego sacudí la cabeza olvidándome de que tenía mi capucha, ya no tenía sentido esconderme si ya estaba expuesta a un no-tan-desconocido y a una demente con complejos de "Lord of the Books"-Si Pince accede a cerrar su boca, claro.
Pero no, por más que nuestras indirectas estuvieran a un volumen suficientemente alto para que llegaran los ancianos y sordos oídos de Irma, esta no cedía, más bien, se concentraba en amontonar los libros en los estantes con un ruido sordo que, aunque no tenía el mismo nivel de molestia que su voz, igual irritaba.
Rodé los ojos y enfoqué mi vista en el párrafo que había dejado a medio leer cuando llego Arystar, pero no había forma; Mi karma probaba de nuevo a mi paciencia.
-Pues...-comencé con un suspiro de resignación mientras me hundía en mi silla.- Intenté leerlo una vez cuando tenía seis, pero mamá prefirió que tomara clases de piano y etiqueta. A los ocho me escondí en el desván para leerlo, pero mi padre me descubrió y no podía soportar que ensuciara mi ropa. Me quito el libro como uno de sus muy efectivos castigos.- Rodé de nuevo los ojos para restar seriedad al asunto y para contener el impulso de contarle una historia de dos horas de lo mucho que me había costado intentar leer el libro.- Ahora llevo con exactitud ocho capítulos y seis páginas y lo único que he leído es como un tabernero limpia su caldero todos los días esperando que un duendo lo llene de oro leprechaun. No es tan genial como dicen, aunque si se lo das un niño de ocho diría exactamente lo contrario.
-A decir verdad, no me considero y fanática del genero suspenso-romance, pero si el terror opaca el resto entonces creo que podría echarle un vistazo luego de que lo leas-respondí y luego sacudí la cabeza olvidándome de que tenía mi capucha, ya no tenía sentido esconderme si ya estaba expuesta a un no-tan-desconocido y a una demente con complejos de "Lord of the Books"-Si Pince accede a cerrar su boca, claro.
Pero no, por más que nuestras indirectas estuvieran a un volumen suficientemente alto para que llegaran los ancianos y sordos oídos de Irma, esta no cedía, más bien, se concentraba en amontonar los libros en los estantes con un ruido sordo que, aunque no tenía el mismo nivel de molestia que su voz, igual irritaba.
Rodé los ojos y enfoqué mi vista en el párrafo que había dejado a medio leer cuando llego Arystar, pero no había forma; Mi karma probaba de nuevo a mi paciencia.
-Pues...-comencé con un suspiro de resignación mientras me hundía en mi silla.- Intenté leerlo una vez cuando tenía seis, pero mamá prefirió que tomara clases de piano y etiqueta. A los ocho me escondí en el desván para leerlo, pero mi padre me descubrió y no podía soportar que ensuciara mi ropa. Me quito el libro como uno de sus muy efectivos castigos.- Rodé de nuevo los ojos para restar seriedad al asunto y para contener el impulso de contarle una historia de dos horas de lo mucho que me había costado intentar leer el libro.- Ahora llevo con exactitud ocho capítulos y seis páginas y lo único que he leído es como un tabernero limpia su caldero todos los días esperando que un duendo lo llene de oro leprechaun. No es tan genial como dicen, aunque si se lo das un niño de ocho diría exactamente lo contrario.
Arianne L. Dubois- Estudiante de 5º de Ravenclaw
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Re: Sociedad, aún no me terminas de agradar
Tornaba mi cabeza hasta la ventana de la biblioteca. Era navidad y aunque la nieve hubiera tardado más de la cuenta para aparecer, ahora estabamos repletos de esa materia blanca. Siempre he amado la nieve, desde que tengo memoria, pues aunque no lo parezca he amado mucho mi tierra natal desde que mis padres me contaron acerca de ello. Aunque nunca tuve razgos japoneses físicos, siempre me he considerado japonés en lo psicológico: sin duda un gran poder el que tiene la mente humana. Me veía un poco preocupado y distraído a mi mismo, pero a la vez estaba "felíz", si así se podía llamarle. Solo un leve bullicio de esa mujer "Pince" pudo hacer que despertara de mi estupidéz y notara que Arianne me decía algo. Con un poco de cortesía le decía tornando mi vista a sus ojos.
-Siento esto, estoy un poco distraído. El libro es muy interesante te lo aseguro, y ya casi lo termino, así que podrás tomarlo desde entonces.-
Me aseguré de ver su gesto luego de decir esto para luego pensar en la explicación y descripción de su libro. La verdad su crítica no era del todo buena para el libro, pero admiraba su forma de hablar sobre las cosas. Con una sonrisa le digo apoyando mis brazos y cruzandolos sobre la mesa, mientras inclinaba mi cuerpo hasta ella estando a la mitad de la mesa.
-¿A sí? Puedo considerar eso una provocación?-
Reí de repente, un poco extraño pero conservando la seriedad del asunto y sin llegar a poder ser llamado imprudente. Cerré mi libro con cierta rabia simultaneamente y en mis ojos se veía una aura oscura y diabólica. Talvez era momento de que alguien recibiera su merecido, y ese alguien es la señorita encargada de la biblioteca, la cúal hasta ahora no me ha agradado mucho.
-Debemos exterminar a esa mujer. Aunque sea sacarla un rato de la biblioteca... Y sé que tienes experiencia con hechizos, así que solo espero tu apoyo para hacerlo.-
-Siento esto, estoy un poco distraído. El libro es muy interesante te lo aseguro, y ya casi lo termino, así que podrás tomarlo desde entonces.-
Me aseguré de ver su gesto luego de decir esto para luego pensar en la explicación y descripción de su libro. La verdad su crítica no era del todo buena para el libro, pero admiraba su forma de hablar sobre las cosas. Con una sonrisa le digo apoyando mis brazos y cruzandolos sobre la mesa, mientras inclinaba mi cuerpo hasta ella estando a la mitad de la mesa.
-¿A sí? Puedo considerar eso una provocación?-
Reí de repente, un poco extraño pero conservando la seriedad del asunto y sin llegar a poder ser llamado imprudente. Cerré mi libro con cierta rabia simultaneamente y en mis ojos se veía una aura oscura y diabólica. Talvez era momento de que alguien recibiera su merecido, y ese alguien es la señorita encargada de la biblioteca, la cúal hasta ahora no me ha agradado mucho.
-Debemos exterminar a esa mujer. Aunque sea sacarla un rato de la biblioteca... Y sé que tienes experiencia con hechizos, así que solo espero tu apoyo para hacerlo.-
Arystar H. Scrimgeour- Estudiante de 6º de Gryffindor
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