Luminosa Luz de la Luna

Bella oscuridad, bella pasión; La noche, en la luminosa y bien constuída ciudad de londres, era simplemente hermosa para el ojo humano. Simplemente me consideraba en esa categoría aunque fuera un vampiro, pues para mí la noche es la gran tranquilidad y vitamina del día. Con una enorme energía me movía de calle en calle observando cada una de las cualidades de la misma y los muggles, en especial las mujeres, que caminaban por la acera revelando todo su resplendor. Y aunque quisiera cenar, pues mantenía un gran hambre acumulado en mi estomago, debía esperar el momento que tanto anhelaba. Hoy finalmente tendría una cita con la hermosa y bella dama, Pau G. Whyte, y aunque nuestras diferencias fueran muchas, su enorme belleza cegó mis ojos como un angel en todo su resplendor. Hoy venía con todas las ganas de ser romántico y cantarle una bella canción a mi futura pareja, si así lo quería el destino y las ganas de cada uno. Como un errante con una figura opaca acercandose por la oscuridad receptada por los edificios, me acercaba mediante pasos lentos hasta lo que sería el restaurante italiano que siempre me ha gustado. Sin duda sería una gran eleccion, la cúal esperaba que a la bella Pau, le gustase. Luego de eso planeaba llevarla a un hermoso y enpinado cerro, situado cerca de aquí en el parque. Al terminar de pensar en algunas cosas sobre la cita y mi disciplina y comportamiento frente a la mujer, pude llegar hasta el restaurante, donde un mayordomo me recibió.

-Buona notte. Riserva per due.-

Siempre me he distinguido por mi gran conocimiento, y pues en realidad fue una frase muy simple en italiano, recitando "Buenas Noches. Reserva para dos". Y era obligatorio hablar así, pues en ese restaurante solo hablaban italiano. Sonreí al ver que el hombre me dejaba pasar y pude notar que fue como lo pedí. Una mesa bien decorada me esperaba al fondo con una copa de Champagne, dos copas de cálidad y un mayordomo para asistenciarnos. Me senté en el lugar y le lancé una mirada seductora a una camarera, la cúal practicamente cayo rendida al suelo. Descansé en la silla, mientras el asistente me servía un poco de Champagne para beber. Mi vestuario era una camisa blanca con el pecho descubierto y un traje de etiqueta de color negro con una rosa de color morado en donde se situaba el pectoral derecho. Me había peinado muy bien, aunque mi cabello siempre ha estado así y reflejaba mis ojos de color blanco en la copa para deslumbrarme con su brillo. Seguía esperando por unos minutos, y aún esperaba que Pau no me dejara plantado en esta maravillosa noche planeada.

Londres magnifica cuidad y desde niña mi refugio sagrado, el clima, la arquitectura, la tradición eran cosas que siempre me encantaron de aquella cuidad que no cambiaba con el paso del tiempo. Siempre que el colegio me lo permitía escapaba unos cuantos días de tantos deberes, de mi rol como profesora, problemas de la vida y por que no? darle una nueva oportunidad al corazón.

Caminaba despacio por un camino de faroles mientras susurraba el coro de unahermosa canción que hace unos días no dejaba de rondar por mi cabeza, solo de vez en cuando me detenida en alguna esquina para confirmar que era la dirección correcta.

-Si , aquí debe ser - susurre al ver que el nombre que estaba en un pequeño pedazo de pergamino era el mismoque el de un gran letrero de letras plateadas y finas que colgaba encima de una gran puerta rodeada de rosas y pequeñas bombillas de luz .

Doble el pedazo de pergamino y lo guarde en uno de los bolsillos de mi vestido y delicadamente empuje la puerta del restaurante. Justo al entrar soy recibida al mesero que alparecer solo hablaba italiano y tontamente respondí en español.

-Buenas noches creoque hay una reservación... a nombre de Kamijo Black- sin decir nada asintió conla cabeza y busco rápidamente en lista y posteriormente me acompaño a la mesa.

-Buenas noches Kamijo, veo que empezaste sin mi –dije con una sonrisa en mi cara al ver unacopa medio llena encima de la mesa, me acerque a el y suavemente le di un besoen la mejilla.

-Ha pasado algo interesante en mi ausencia?– pregunte con una pícara sonrisa al tomar asiento

Me mantenía dandole vueltas en circulos a la copa y la verdad es que no me importaba mucho esperar. La tranquilidad del lugar y el gran ambiente romántico era perfecto para mi, aunque obviamente se haría mejor con la presencia de Pau. Al cabo de unos minutos, para ser exacto diez, pude notar que la hermosa mujer se adentraba hasta el restaurante con un hermoso atuendo, que sinceramente convinaba con sus ojos. Me levanté de golpe y dejé la copa aún medio llena en la mesa, para colocarme en frente de la mesa esperando que esta viniera hacia mí. Hice que mi rostro se tornara sonriente, pero esta vez era de pasión y muy seductor sin duda alguna. Noté que se acercaba hasta mí luego de hablar con el mesero, el cúal le indicaba el lugar y en el momento de llegar me saludó con un beso en la mejilla y unas cuantas palabras que me causaron un poco de gracia. Aquel beso me hizo sentir todo el aroma corporal de la mujer, sentir sus labios en mi mejilla y las hermosas palabras que penetraban mis odios. Sin duda alguna la sonrisa se volvía más grande, mostrando un poco los colmillos que me distinguían y que por poco eran clavados en su cuello. He aprendido a contenerme mucho debido a que el mundo humano me ha mostrado cosas impresionantes, todo a su debido momento.

-Muy buenas noches, Bella Dama. Tu atuendo convina con tus ojos, Pau. ¿Lo has hecho a proposito no es así?-

Sonreí tratando de bromear un poco, mientras me acercaba lentamente y posaba mis ojos blancos como la luna en los suyos, claros como el agua. Tomaba su mano derecha con delicadeza acompañado de un movimiento lento para indicarle que tomara asiento, mientras que con mi mano izquierda movía la silla hacia atras, para que esta se sentara. Quería parecer un caballero en esta noche especial, pues luego de aquel gesto, me senté y le entregé la rosa de color carmesí que estaba situada en mi traje. Posteriormente con otro gesto de manos, las luces empezaron a bajar lentamente hasta el punto en que solo nosotros dos pudieramos vernos sin ninguna distracción. Tomé la copa de champagne y empecé a servir en la copa que le correspondía, notando que la señorita me hacía una breve y concreta pregunta. Terminé de llenar el vaso hasta la mitad y me lo entregé, para tomar de nuevo el mio por el tallo y tomar un sorbo.

-No lo creo así. Digamos que... Mi noche pasó de ser aburrida a interesante con tu radiante llegada.-

Dejaba la copa de nuevo a un lado. El mesero se acercaba lentamente y nos indicaba el especial del día de hoy que era el exquisito plato de Cannoli Siciliani además de darnos una carta a cada uno con las recetas del restaurante. Asentí con la cabeza y le indiqué que quería ese plato para comer. Observé detenidamente a Pau, mientras que el mesero tomaba mi carta.

-¿Y tú? ¿Que deseas para comer?-

Sinceramente decía "para comer", porque sabía muy bien lo que beberíamos y sería una enorme sorpresa para ella. Sin duda alguna esperé su respuesta, mientras que el mesero la anotaba y se largaba dejandonos solos y en privacidad una vez más. Apoyé mis dos brazos, cruzandolos, en la mesa y acerqué mi cabeza hasta la señorita. Tomé su mano con delicadeza una vez más y la besaba con cuidado. Recitando unas pocas palabras, le decía de forma romántica, dando a luz todo mi resplendor. Fui directo y a la vez cuidadoso con la relación, pero sabía que Pau G. Whyte era el tipo de mujer que yo necesitaba para ser feliz.

-Sólo es un segundo en el que me atrevo a pedirte que me ames, después seguiré soñando contigo y pidiendo que un día me dediques una de tus miradas. ¿Pau G. Whyte... ¿Estás conciente de lo que siento por tí?-