Primo, mira y aprende (Albus)

Era uno de los últimos días en que la lluvia no bañaría los jardines de Hogwarts. A pesar de ello el césped estaba húmedo por el frío de la madrugada, y las nubes grises cubrían el cielo impidiendo la entrada del apreciado sol. Sin embargo yo me había levantado con mucho ánimo, pues la noche anterior me había puesto de acuerdo con mi primo Albus para practicar un poco de Quidditch. Yo le había dicho que no sería bueno que se le aflojaran los reflejos, aunque la verdad a mí eso me convenía... Gryffindor debía ganar ese año.

Con una sonrisa en mi rostro y ropa deportiva caminé hacia el campo de Quidditch. Llevaba la Nimbus 5000, mi regalo de cumpleaños pasado en una mano, y mi varita en la otra. Más de algún niño pequeño mi miraba con asombro, pues se contaban leyendas de los Weasleys y las escobas. Nuestros padres ya habían hecho historia, y ahora nosotros seríamos los próximos.

Llegué al campo y di una mirada. Para varias Albus estaba llegando tarde. Negué con mi cabeza y comencé a saltar para calentar mi cuerpo antes de comenzar.

"Lección número uno, primo, el que llega tarde.. pierde", pensé sonriendo mientras trotaba en mi puesto para estar lista cuando él llegara.

Respiraba ritmicamente sin dejar de trotar. Mis mejillas estaban sonrosadas y mi cuerpo ya estaba listo para comenzar. Estaba por detenerme cuando escucho un ruido de leve explosión y al mirar al frente veo tres chispas que salían de la varita de mi primo. Le sonrío de forma orgullosa y arqueo una ceja.

- No me hago, lo soy- respondo con todo el orgullo Gryffindor y luego rompo en una carcajada. Abrazo a mi primo con fuerza y le desordeno un poco el cabello, aunque considerando que tenía el cabello de su padre no estaba segura si se podía desordenar más-. Pensé que me ibas a dejar esperando. Ya estaba que mandaba a un niñito de Primero a lanzarte agua en el rostro para despertarte-.

Tomo mi escoba en una mano con seguridad, y guardo mi varita en el bolsillo de mi túnica. Me encantaba volar con Albus, porque sólo él aceptaba mis palabras arrogantes que a veces podían sonar algo pesadas-. Entonces... ¿volamos libremente o prefieres comenzar con la artillería ruda?- le pregunto con una sonrisa en mis labios-. ¿Qué tal una carrera de un arco al otro?. Ya sabes que ese camino puede significar la gloria-.

Mi primo toma un tono serio cuando habla, y eso hace que lo miré más seria a la vez. Siempre hablaba así cuando tenía algo importante que decir, así que sin dudarlo lo seguí en mi escoba cruzando el frío viento del cielo. Volamos hacia lo alto hasta pasar los arcos de Quidditch. Una vez ahí, Albus se detuvo y se giró a mirarme. Yo alcé una ceja esperando sus palabras. Esperaba que sus problemas no tuvieran que ver con el idiota de Malfoy, porque o sino tendría que ir con mi más amenazante careta a decirle que parara, o sufriría las consecuencias.

Pero al contrario de lo esperado mi primo dice algo que me impresiona. ¿Así que Albus se había interesado en esa chica nueva?. Sí, sabía quien era, siempre andaba preocupada de saber quien era cada alumno del colegio. Sorío alegremente, y justo entonce me dice que le presente a otras chicas. Ufff.. no, no, no... ¿Cómo iba a hacer tan cobarde?

- Primito, primito- digo volando mientras lo voy rondeando-. ¿Para qué quieres quete pesente a otra?. O sea, no tengo problema en hacerlo, pero si te gusta Selene no deberías rendirte tan rápido-le regaño sonriéndole-. Vamos, que sé que eres capaz de enfrentarlo. Además podrías tantear terreno primero, y de ahí ver cómo resultan las cosas. Hazlo de manera discreta para que nadie se dé cuenta- le aconsejo deteniéndome a su lado. Le sonrío amigablemente y le doy pequeñ golpes en su espalda-. Al fin y al cabo eres un Potter, llevas la valentía en tus venas-.