El que busca encuentra

Salí de la Sala Común con pasitos silenciosos, esperaba no tener que encontrarme con ningún preguntón, era bastante tarde, y si me topaba con un profesor o prefecto estaría en tantos problemas que era mejor hacer la investigación primero y una vez logrado podría volver por los chicos.

Mi madre me había hablado hace mucho tiempo de un salón que podía brindarte todo cuanto necesitaras con solo pensarlo, eso sería un lugar ideal para nosotros, para pasar nuestras horas de maldades, debía encontrar esa maldita sala.

La conocían con muchos nombres, sala de los menesteres, sala de los requirementos, hasta como la sala que viene y va, pues me daba igual como se llamará debía encontrarla, tener un lugar libre de malditos sangre sucia y traidores de la sangre, un lugar cómodo lejos de la sala común que desde que el hijo de potter estaba ahí, todos sabíamos que ese lugar no tenía la seguridad de antaño.

La séptima planta del colegio se hallaba desolada a esa hora, era genial, no toparme con ningún imbécil a esta hora, seguí caminando tocando las paredes con cuidado esperando que en algún momento alguna puerta se abriese y entonces encontrara esa maldita sala, cuando estaba a punto de darme por vencida una puerta apareció en medio de una pared, gire los pomos con cuidado y voilá al entrar delante de mí se dibujaba una sala hermosa con los colores de mi casa el plata y el verde ondeaban con un viento que entraba por una ventana, sonreí.

-Muy bien hecho Mery-

Dije mientras pensaba en que solo se dejara ver por nosotros en su debido momento, empecé a correr hacia las mazmorras para traer a mi hermana debía ver con sus propios ojos ese mencionado lugar, ya que mi madre decía que era sumamente difícil encontrarlo.

Una mirada picara se dibujo en nuestros ojos, mientras entrabamos a la sala de los menesteres, solté el brazo de mi hermana, que al parecer empezaba a interesarse en el tema tanto como yo, un sofá prominentemente más grande que el de la sala común, que desde hacía un par de años nadie más aparte de Scor, Meg y yo podíamos tomar asiento ahí.

De alguna manera nos tenían bastante respeto pero este lugar era mil veces mejor, pase mi mano por una de las banderas de Sly que se movía mientras los cuadros estaban llenos de los Sly's más importantes, desde Salazar Slytherin hasta el Tío Draco.

-Algún día estaremos aquí-

Dije sosteniendo un cuadro donde se hallaba mi madre al lado de el Tío Draco.

-¿Y sabes que nos hará pasar a la historia? Deshacernos de los malditos sangre sucia-

La miré y ambas asentimos, sabíamos que lo que correspondía ahora, idear el plan perfecto que nos llevara a deshacernos de una vez por todas de esos malditos, empezando obviamente por los Potter y los Weasley, ya era hora de terminar de ponerlos en su lugar.