Todo por la paz.

Los nuevos acontecimientos, las nuevas amenazas, bueno en realidad eran más de lo mismo, la misma mierda de toda la vida que tomaba el camino más adecuado que podría tomar nunca, la gente estaba cada vez más nerviosa, el mundo mágico se asustaba con cada noticia que daba el profeta, los tiempos de oscuridad parecían querer regresar, y la paz por la que habíamos luchado empezaba a venirse abajo, en aquel club de caballeros mágicos se encontraba el editor del profeta.

-Buenos días ministro.

-Buenos días caballero. Estoy preocupado por las recientes noticias aparecidas en su periódico, es sin duda un asunto turbio eso del regreso de los poderes oscuros, no me gustaría ver que sus noticias hacen cundir el pánico.

-Señor ministro nuestra tarea es informar a la sociedad mágica, y para ello usamos todos los medios.

-Por supuesto no creerá que mi intención aquí es cohartar la libertad de prensa de su periódico, al contrario, su actuación me parece perfecta, es más me gustaría que insistiera en la necesidad de dotar al ministerio de poderes ejecutivos de urgente necesidad para afrontar dicha amenaza como es debido, obviamente eso nos dará a todos una garantía de paz ¿no cree?.

-¿Me esta pidiendo que promueva una campaña de terror?.

-Exacto ya se ha hecho antes, no podemos dejar que Inglaterra caiga en el abismo en el que paises como Escocia o Irlanda quieren vernos hundidos, si no tomamos cartas urgentes en el asunto nuestro modo de vida estará en grave peligro, espero que lo entienda es por el bien de todo el mundo mágico, y tambien del mundo muggle.

-Dotar al ministerio de poderes de urgencia para atajar el problema de los magos oscuros, sin duda es una medida inusual, pero si eso lleva a la destrucción de los mortifagos, a la pervivencia de la paz y la seguridad de todos nosotros, puede contar con el apoyo del profeta tal y como le apoyó para alcanzar el puesto, le apoyará ahora para atajar los peligros de inglaterra.

-Sabía que podía contar con su apoyo, y ahora digame que le pareció el partido del sabado, desde luego menuda patochada que al final perdieramos porque su buscador encontrase la snitch, cuando llevabamos 140 puntos gracias a Elthorn y Graller, que buenos cazadores...

Después de horas vacías hablando de quidditch el señor ministro regresó al ministerio, demasiados asuntos urgentes que tratar, en su día a día.

*Entro, junto a dos guardaespaldas, en el despacho del Primer Ministro.*

-Buenos días padre, ¿podrías decirle a estos magos de cuarta que dejen de seguirme?, ya no soy un niño, te recuerdo que soy el primero de mi clase y que conozco muchas formas de defenderme por mi mismo.-

*No es la primera vez que inicio una conversación de esa forma con él. Desde muy pequeño siempre me ha sobreprotegido, incluso más que al resto de mis hermanos, pero los años han pasado y estoy dispuesto a demostrarle que ya no necesito de su ayuda para sobrevivir en el mundo.*

-Claro el primero de tu clase, en realidad no te estan protegiendo a ti, sino a los demás de tu presencia.- Sonreí no tenía acostumbrado hacer bromas pero tampoco hablar con mi hijo, con un gesto los gorilas salieron fuera-. ¿Qué te trae esta vez a verme, acaso se te acabaron los galeones? creo que la última vez fui bastante generoso.

Aparté a un lado la serie de interminables despachos ministeriales que tenía sobre la mesa, le miré a los ojos y dejé de ser amable, para adoptar la siempre continua actitud fria respecto a los que eran mis hijos y en los cuales tenía puestas esperanzas de que en cierta forma se convirtieran en magos capaces.

-He de suponer que no vienes a ver a tu viejo padre porque te haya dado derrepente un gran afecto hacia mi persona, espero que no vuelva a ser una de esas rabietas de rebeldía hacia mí que solo te deseo el mejor de los futuros.

*Me inclino apoyando los puños sobre la mesa.*

-Tú mismo lo has dicho, me deseas lo mejor para mi futuro, por esa razón me enseñaste a invertir mi dinero en cosas importantes y no a derrocharlo en vicios y lujos innecesarios.-

*Le miro fijamente a los ojos al hablarle, siempre me pareció extraño el hecho d que el color de los míos no se correspondan con los de mi difunta madre o los de él.*

-Tampoco es que me haya agarrado un ataque de ternura, solo quiero saber si estás al tanto de las restricciones que hace el Ministerio de la Magia en Hogwarts.-

*Saco de mi mochila una hoja de periódico y se la enseño con enfado.*

-“Para seguridad de los alumnos y demás miembros de la comunidad mágica se tomará una medida de restricción que impedirá a los estudiantes que aún no se han graduado realizar magia fuera del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería”.-

*Leo poniendo énfasis en varios puntos del párrafo.*

-Oh, ya veo así que era eso, bueno tranquilo, en casa puedes hacer magia y en el colegio tambien, asi como en cada casa con el permiso adecuado. De todas formas es una medida salida del cuerpo de aurores, creen que los magos oscuros han estado reclutando alumnos para sus fines, de esta manera restringimos sus acciones. De todas formas no entiendo tu preocupación ¿acaso te ha dado por realizar mágia fuera de los recintos habilitados?.

Me preocupaba ese repentino interés de mi hijo en realizar magia fuera de los lugares habilitados para ello, sin duda tendría algún interes oculto en todo ello, como cualquier serpiente que se precie.

-¿Y porqué no puedo hacerlo?.-

*Pregunto con tono desafiante.*

-Es una de las ventajas de ser estudiante de 5º año, además, si he de convertirme en el mago que tanto esperas que sea... ¿no crees que esa estúpida ley se interpondrá en el camino hacia el futuro que tanto anhelas para mi?.-

*Me paseo por su despacho prestando suma atención a las fotografías en las que mi padre aparece reunido con un grupo de magos famosos.*

-La oposición te ha dedicado una pagina entera en el periódico de ayer, ¿lo sabias?.-

-Yo no soy quien dicta las leyes hijo, muchas cosas deberán cambiar para que así sea, esa iniciativa es del Winzengamot, no mía, creo que sabes que tu padre está en contra del uso restrictivo de la magia. De todas formas si las cosas cambian ten por seguro que haré lo posible porque los alumnos de Hogwarts puedan hacer todo tipo de hechizos fuera del colegio y los respectivos lugares habilitados. De todas formas hay maneras de realizar magia siendo alumno fuera del colegio, prueba a encontrar una varita no registrada, obviamente no te diré donde encontrarla seria quebrantar una ley, pero seguro que eres capaz de encontrar una por ti mismo.

Observaba como paseaba por mi estudio, el muchacho me preocupaba, ese maldito sombrero tuvo que ponerlo en Slytherin, con lo bien que estaba su hermano en Huff.

-Pues la verdad es que apenas tengo tiempo para leer periodicos, de todas formas, ten por seguro que la actitud del profeta será más adecuada a mis intereses. Ya sabes que estamos en plena crisis diplomática con Irlanda, es normal que la oposición me dedique unos cuantos "halagos". Algunos no aceptan que llegase a ministro pese a la labor que sin duda llevo a cabo por el bien de la comunidad.

"Por el bien de la comunidad."

*Me quedo pensando un par de minutos en esa frase.*

-Bueno, creo que ya no tenemos nada más de que hablar.-

*La secretaria de mi padre irrumpe en el despacho, le saludo y aprovecho que ha dejado la puerta abierta para salir (sin antes despedirme de mi padre).*
La situación en la que se encuentra el Ministerio de la Magia no es muy diferente de la que se vive en Hogwarts: Desconfianza, miedo e interrogantes.

-Quince años han pasado y esto parece estar igual que antes.-

*Comento para mi mismo recordando las historias que me contaba mi padre sobre la crisis que se origino en torno al Señor Tenebroso Lord Voldemort.
Hago fila para entrar en una de las grandes chimeneas y viajar al castillo antes de que inicie mi clase de Encantamientos.*