Cita con el jefe

Estaba sentada en mi oficina había sido una mañana tranquila había logrado repartir el trabajo y tal vez esta semana sería tranquila si todo salía bien, miré a través de mi ventana y vi una lechuza negra sumamente grande que volaba hacia mi ventana, abrí la ventana y vi que la lechuza tenía una placa de Oro que decía en letras grandes: Presidente mágico de Irlanda.

"Que caraj..." Abrí la cara con delicadeza, la letra era muy bien definida iba dirigida a mí, así que no incurría en ninguna falta.

"Señorita Lilliam G. Whyte:

Primeramente queremos saludarla y desearle que este bien, usted y toda su familia, de inmediato pasamos a informarle que Irlanda presentará una demanda contra el ministerio de Magia de Inglaterra, puesto que el último altercado en sus tierras provoco daños severos a las familias de varios hechiceros en Irlanda.

Sin más por el momento.

J. Aretfor"

-QUE EL DIABLO ME LLEVE-

Grite a punto de soltar una maldición al primero que se me atravesará, empecé a caminar hacia la oficina de el ministro y hablaría con el aunque tuviera que pasarle por encima a el mismisimo diablo.

-Señorita Lilliam no puede entrar-

-No te pregunte-

Le dije a la secretaria de Owen mientras entraba a su oficina.

-Señor ministro necesito hablar contigo-

-Pues concierte una cita como es debido en lugar de presentarse en mi despacho en plena reunión.

Calme con la mano las palabras enfurecidas que el ministro japones gritaba en alto, y con una sonrisa empecé a hablarle en japones, tras un rato el enano bajito y furioso que era el ministro se calmó y salió del despacho seguido de su sequito de secretarios trajeados con gafas de pasta negra.

-Y bien señorita Whyte antes de que la abra un expediente disciplinario, digame que asunto tan urgente la atrajo a mi despacho de una manera tan violenta.

Me acerqué al mueblebar de mi despacho y me serví un brandy escocés de 30 años, un trago exquisito casi único que el primer ministro muggle me regaló tiempo atras, y me senté en mi escritorio personal dejando a un lado la mesa de reuniones.

-Tome asiento señorita Whyte, no acostumbro a que mis invitadas me hablen de pie.

Gire mi sillón de cuero para mirar por la ventana dandola la espalda mientras bebia despacio un sorbo de aquel majestuoso licor.

"Maldito imbecil, con cara de tonto"

Sentí pena de haber entrado de ese modo, pero mi asunto era de importancia, para el país asi que el ministro japones podía a ir a ver quien lo....-

-Señor hoy me ha llegado esta carta-

Le extendi la carta recibida desde Irlanda, esperaba que se tomara las cosas con seriedad.

-Yo puedo manejarlo para eso me contrataron, pero señor debemos empezar a tomar medidas extremas con las cosas estan pasando-

Le di tiempo de leer, la carta y esperaba que sus dos neuronas hicieran conexion para que viera que el país estaba seriamente involucrado en eso.

-¿Y por esto entra usted en mi despacho, desafia mi autoridad como ministro de magia, y hace quedar a su pais mal ante visitantes extranjeros?, señorita Whyte esta usted al borde de ser enviada como encargada de los urinarios masculinos de todo el misniterio.

Mi voz no era ningun grito, pero era firme y algo subida de mi volumen normal, me levanté arrugué la carta y la tire al cubo de la basura, sin fallar.

-El ministro de Irlanda se cree acaso que me va a asustar con esa demanda, los ultimos incidentes dice, fueron los irlandeses los que los provocaron ¿cuántos magos ingleses fueron heridos?, nos demandan porque nuestros queridos ciudadanos se defendieron de tal agresión con éxito, con acciones como esas por parte de su gobierno quedan como unas malditas ratas.

-Ay por favor señor ministro-

Solté bastante molesta, viendolo a los ojos por tener el atrevimiento de poner mi experiencia en duda.

-Estamos hablando de un ataque que yo no he escuchado un solo motivo de nuestros magos así que no me venga con que era defensa-

Maldito imbecil prepotente, por que había aceptado este trabajo, ah claro para poder mantener vigilados a muchas personas por aquí entre ellas Owen.

-Por favor señor ministro necesitamos una reunión con el departamento de seguridad, si me permite lo hare yo misma-

-Haga lo que crea oportuno, en primer lugar remita estas palabras al primer ministro irlandes.: A la atención de J. Aretfor de parte del primer ministro de magia, demandenos si quiere, sabe de sobra que no ganará ese juicio, con esa demanda solo conseguirán que las relaciones diplomáticas entre ambos se vuelvan tensas, tal acto de prepotencia por parte de su país se asemeja en mucho al que sus ciudadanos demostraron en aquellos incidentes. Si quiere un juicio por esos incidentes, estoy dispuesto a daros el placer de que sea un juicio por duelo, entre usted y yo, del que no sacará nada salvo una lección de magia avanzada inglesa.

Sonreí, el primer ministro de irlanda era un petrimetre de cuidado poco más que un burocrata demasiado cobarde como para aceptar algo semejante, su credibilidad quedaría en entredicho pues no aceptar un juicio por duelo era lo mismo que darle la razón a tu oponente, de todas formas las relaciones internacionales con Irlanda se iban a ir empeorando poco a poco con actos como esos.

Rode los ojos por que en un principio estaba segura de que estaba diciendo que de seguro ningun abogado mágico irlandés podría contra mi pero luego salió con sus duelos, así que me limité a levantarme.

-Le dare su mensaje se lo prometo, le mandare una lechuza en este preciso momento-

Me acomodé mi falda que caí hasta mis rodillas, y me gire.

-Por cierto Señor Ministro, sería bueno si usted fuera a la reunión con la encargada de seguridad mágica-

Estaba casi segura de que no aceptaria, diciendo que estaba demasiado ocupado

-No se vaya, ¿estoy lleno de perros falderos o que pasa en este maldito ministerio?, si tiene un puesto en este lugar no es porque sea una maldita sumisa que acepta las ordenes sin más aun a sabiendas de que podría ser malo para el pais. Creía que en la familia Whyte tenían carácter ya veo que no, que solo se limitan a seguir las ordenes de cualquiera con galones, menuda lástima, tenía tantas esperanzas puestas en Usted

Total aquello ni siquiera iba a ser divertido, un duelo con el ministro irlandes, por dios, un alumno de hogwarts de primer curso supondría mayor reto que aquella sabandija usurera.

-Promueva las medidas legales necesarias para darle la vuelta a esa denuncia, no solo quiero que no tengamos que pagarles nada, sino que queden en ridiculo teniendo que pagarnos ellos a nosotros. Que la reunión de seguridad mágica se lleve a cabo ahora mismo en mi despacho, gracias a usted tengo dos horas libres de ese mono japones.

-por supuesto que es lo que pensaba hacer, nadie amenaza a mi país, además esos perros irlandeses no son más que unos llorones, hemos perdido mucha gente y no demandamos a nadie nos aguantamos, voy a contrademandar y esos duendes nos pagaran el dinero que necesitamos para nuestra seguridad-

Me incline en su escritorio y lo mire a los ojos.

-No dude de mi carácter jefe créame que tengo el valor que necesito para este puesto y mucho más

Me senté en la silla girandome un poco para verlo.

-Voy por la jefa de seguridad y es un placer librarlo de eso, pero recuerde lo importante que es tener un buen trato con esos japoneses-

*A las 3 en punto de la tarde sonó un gran reloj mágico en el Despacho produciendo un eco por toda la habitación. Levante la mirada de mis hojas llenas de quejas de varios despachos del Ministerio, fueron momentos muy confusos, y de una extraña lentitud. En mi pensamiento vagaba una extraña sensación de que muchos magos y brujas se habían percatado de que había pasado algo raro, normal, los del Profeta se encargan de divulgar todo sin el consentimiento del propio Ministerio. Me encargare yo misma de ellos, decidí dando con el puño hacia una copia del profeta de aquel día y tirándolo a la basura de un empujón. *

*Me levante del sillón y me dirigía hacia la puerta pero en esa instante apareció una figura enorme y plateada desde el techo hasta el suelo, era un brillante león. El patronus abrió su boca y hablo con una voz femenina, era la voz de Lilliam Whyte*:

- Te espera el Ministro de Magia en su despacho. –

*Tras escuchar aquello de inmediato salí por la puerta.*

*La secretaria del Ministro no quiso dejarme entrar, pero ignore sus gritos y toque a la puerta, tras esto entre.*

- Me llamaban? Pues aquí estoy. – dije y examine a Howard Owen sentado en un sillón enorme ante una gran ventana y a Lily sentada enfrente de él.

-Ah buenos días señorita Black, la señorita Whyte creía que su presencia era necesaria para debatir los asuntos relacionados con una demanda que el ministro de Irlanda pretende presentar contra nosotros. En relación con los incidentes que según ellos provocamos en la Isla Esmeralda, agradecería explicase que sucedió exactamente, yo mantengo la teoría de que nuestros queridos conciudadanos solo se defendieron del ataque de unos irlandeses con demasiado whiskey de fuego en su interior como para pensar con la adecuada frialdad el asunto.

Me recosté en el sillón acomodandome y bebí otro trago de Brandy

*Escuche lo que había contado Owen sobre el incidente entre los ingleses e irlandeses en la Isla Esmeralda, mientras miraba por momentos a Lily y otros al Ministro. Mientras se recostaba en su cómodo sillón me acerque y me senté al lado de la Encargada de la Oficina Internacional , aquella parecía algo nerviosa pero a la vez se le veía un lado de satisfacción por poder hablar con Howard después de tantas ocasiones perdidas.*

- Por lo que a mí me respecta el Ministro de Irlanda está en su derecho de demandar, el protege su pueblo, estoy más que segura de que usted haría lo mismo por Inglaterra. –

*Aquella noticia podría causar grandes daños, además de provocar muchas disputas y discusiones. La verdad es que no estábamos, en estos momentos, muy “amigables”, que digamos, con Irlanda. Además, mi cabeza estaba en otras cosas sumergidas, había recibido aquella mañana una carta del Jefe Auror de Grecia, Marco Giorgos, quejándose de que su hija había sido atacada por su profesor de DCAO, que era un licántropo. Necesitaba una respuesta de inmediato, debía de hablar con Guileam, con el Director de Hogwarts y además con Lilith, que estuvo allí presente y lo vio todo.*

- No obstante, ya encontré a un par de personas que vieron el accidente con sus propios ojos y no estaban bebidos, un dato importante a añadir. – saque unas fichas de mi maletín y en la mesa del ministro aprecieron ficha de un brujo de una edad avanzada y una mujer de la misma edad.

*Ministro cogió las fichas y las estudio atentamente, mientras yo proseguía.*

- Es la familia de Letterman, William Letterman y su esposa Batilda. Estaban presentes en ese accidente, como ya lo había dicho anteriormente, vieron como empezaron un par de irlandeses jóvenes en estado sobrio a atacar a un grupo de ingleses. La familia ya está avisada y pueden venir al Ministerio cuando el ministro de Irlanda quiera aparecer y hacerse cargo del asunto. Esto está tirado, lo tenemos cogido, no puede hacer nada en contra. -

- Si, si. Deben de estar unos encargados con la familia Letterman, examinando todos los sucesos paso a paso, y estarán reescribiendo como sucedió todo el accidente. –

*Al escuchar el titulo del Profeta me estremecí, me entró una profunda angustia. Odiaba a esos malditos perros rastreadores. Al cambiar el tema hacia el asunto de los jóvenes muertos en la cabaña de las afueras de Londres, se me esfumo el mal de estomago, y recordé como hace un par de días Lilith me comento la finalización del dicho sanguinario, en el cual yo misma estaba presente y era cómplice.*

- Claro. Resulta que encontraron una cabaña quemada con cuerpos de muchos brujos y brujas de distinta procedencia y edad. –

*Trague saliva y examine a Lilliam que estaba escuchándolo todo con detalles, sin perder nada.*

- Lo más extraño de todo es que el Profeta fue el primero en descubrirlo, antes de el ministerio y lo que no queremos ahora es alarmar a la comunidad Mágica, o no es así Ministro? –

*Saque mas hojas de mi maletín examinándolas y seguí hablando

- Se están encargando del asunto los Auores, me lo comento uno de ellos hace dos días al salir del ascensor en la misma planta. -

-Si estaba al tanto, el director del profeta me trasladó sus temores, el otro día en el partido de cricket, parece que hay indicios de la vuelta de magos oscuros a nuestra tierra. Es posible que esté relacionado con la repentina actitud de Irlanda hacia nosotros, después de lo ocurrido en Escocia, que obviamente era un ataque hacia nuestra hegemonía.

Los acontecimientos ocurridos en escocia, la actual actitud de esa rata irlandesa, cadaveres de magos en una cabaña perdida, no hacía falta ser un genio para averiguar lo que se urdía entre las sombras.

-No, no queremos alarmar a la opinión pública, pero no se puede castigar a los periodistas del profeta por ser más eficaces que nuestros aurores.

Lo cierto es que el Caos era un paso necesario para mi, necesitaba que la opinión pública sintiera miedo, que acudieran a mí atemorizados por una nueva amenaza, que me dieran una capacidad de actuar que ahora no tenía, y necesitaba que me la dieran ellos, asi no parecería que lo estaba arrebatando.

-Hablaré con el director del profeta, para que se contenga y no cunda el pánico entre nuestros conciudadanos. Y bueno es trabajo del cuerpo de aurores investigar esas cosas, para algo los pagamos. ¿eso es todo?, ¿para ésto estabais el otro dia chismorreando en los pasillos? ¿o aún hay más?

“Y tanto, los Magos Oscuros nunca se había ido querido Ministro.” – pensé mientras hacía que le escuchaba atentamente.

- Básicamente era esa la noticia estrella. –

*En mi cerebro de nuevo salto la carta de Marco Giorgos, pero de eso me iba a encargar yo personalmente. Así que decidí no decirle nada, ya que si se pondrían a registrar los del ministerio a Guileam, encontrarían varias cosas interesantes y no me interesaba mucho que eso pasara. Ni que husmeaban por Hogwarts. *

- Por mi parte es todo Señor Ministro. -

Cuanta tontería se podía hablar, Alinita que erala jefa de seguridad había puesto al tanto de la situación al ministro, yo me limite a escuchar, tratando de mantener toda la información necesaria en mi cerebro, luego asentí.

-Por mi tambien es todo, procedere legalmente, así que debo dedicarme a eso ahora-

Mire a Ali y le dedique una sonrisa, mientras empezaba a caminar hacía la puerta, con una idea clara, debía hablar con mis amigos, para que estuvieran al tanto de tantas cosas.

-Así que me retiro con permiso-

Dije mientras salía de ese lugar, moviendome hacia la salida, debo llamar a Sari urgentemente.

*Acompañe con la mirada a Lily que por lo visto ya estaba satisfecha, la verdad que yo también lo estaba. Por fin hemos hablado con el Ministro, después de haber insistido tanto tiempo con el asunto.*

- Yo también debería retirarme Señor Owen. –

*Dije y me había levantado de la silla, escuchando por si me tenía que comunicar de algo interesante o mandarme más trabajo. Si no era el caso, de inmediato me iba encargar del asunto de Hogwarts.*

Observé como mis dos subordinadas se marchaban de mi despacho, no entendía porque ultimamente en el ministerio casi solo había mujeres, pero bueno tampoco es que fuera especialmente malo, al contrario, bebí apurando mi brandy de 30 años, y gire para observar la ciudad desde la ventana de mi despacho, una ciudad que tarde o temprano tendría en mis manos, un país que tarde o temprano correría deseoso de mi protección, una protección que camuflaba oscuros fines de dominación, y lo mejor es que estarían tan contentos que la domnación les parecería lo más apropiado. Sonreí en mis propios pensamientos, como ministro apenas tenía tiempo para pensar en mis propios asuntos