Un grupo de Elite [Mortifagos][Privado]

Era una noche gélida en las afueras de Londres. En un camino oculto por la naturaleza y por los años habia oculta una pequeña casa d emadera medio rota. Aparecí en un humo negro delante del camino. La luz d eun camión hizo que me ocultase rapidamente en la copa d eun árbol. Luego continué mi camino por el sendero semi-oculto buscnado la casa. Cerré los ojos intentando oler el olor dulce de la sangre de los magos que se hallaban ya en la casa.

Apunté con la varita a la puerta

-BOMBARDA!-la puerta explotó en mil pedazos asustando a los de dentro.

Entré dentro sonriente mierando a cad auno de lso allí presentes. Todos magos y brujas bastante jovenes con ansias de aprender el poder oscuro..

-Empezaremos en cuanto venga A.. cuando venga mi compañera.

*Era casi la media noche, yo estaba en mi despacho en el Ministerio de Magia realizando unas pruebas de hechizos nuevos contra las Artes Oscuras, cuando una lechuza negra interrumpió por una de las ventanas abiertas.*

- Gracias.. – *murmure mientras cogía la carta del pico de la lechuza y le metía una galleta. En la carta había un símbolo familiar, ya sabía de lo que asunto trataba, era de mi prima, de Lilith Black. Observe detenidamente mi despacho y abrí la carta con cuidado, al acabar de leerla, la queme en una de las velas de mi mesa.
Tras esto salí del despacho, mi secretaria estaba medio dormida, no le moleste, seguí hacia los pasillos y luego me dirigí a las chimeneas. Podría aparecerme directamente en el lugar, pero no lo iba hacer desde el ministerio, sería muy sospechoso.*

*Una bola de humo negro aprecio en la entrada de la puerta hecha añicos de aquella casa abandonada. Al entrar todas las miradas se dirigieron hacia mí, observe a los jóvenes magos lentamente, uno a uno; luego mi mirada se contuvo en mi prima, una vieja amiga.*

- Proceda Lilith.

*Estaba de espaldas a la entrada observando al grupo de ''futuros mortifagos'' cuando noté la presencia de Alinita. Me giré y la saludé.*

-Bien.. esto es muy simple, todos los aqui presentes habeis sido traidos por una razon.. formar parte de un grupo de magos de elite. Pero para ello tendreis que esforzaros y os aseguro que no muchos lo conseguiran.- era un grupo de veintiun personas.- para empezar tenemos un invitado de más.

*Observé a todos y cada uno de ellos, gente de todas las edad, algunos orgullosos otros tranquilos otros nerviosos.. de todo. Saqué la varita y apunté a un chico gordito que sudaba como un cerdo*

-Avada Kedavra!-una luz verde le dió de pleno cayendo al suelo muerto.- Cualquier fallo, por insignificante ue sea puede ser motivo de unirse a él. Asique vosotros sereis los que decidan si quieren vivir o morir. Cumplireis nuestras ordenes aunque para ello tengais que matar a vuestras familias si es necesario.

*Alinita y yo sonreimos*

-Bien.. quien quiere empezar?

*Al asesinar al joven, muchos de los magos exclamaron, otros no tenían la suficiente fuerza como para decir algo, otros simplemente giraron las cabezas para no ver el semejante “show”, pero había uno que al ver lo sucedido sus ojos brillaron, se notaba a distancia el deseo de hacer el mismo hechizo, practicarlo con alguno de aquí presentes.*

- Ni se te ocurra. – dije en voz baja, pero bien clara.

*Lilith también se dio cuenta de lo que pasaba en la mente de aquel muchacho.*

- Si quieres empezar, deberías de practicar otro maleficio, por ejemplo. –

*Todas las cabezas miraron en dirección del joven.*

- Tu nombre es..? – pregunto Lilith mientras le clavaba su mirada fría que a los vampiros les salía tan bien.

- Anthony Owen. – contesto tranquilamente y con algo de orgullo.

*Alcé las cejas y mire hacia Lilith, ella ya me estaba observando. Las dos sabíamos quién era el muchacho, era hijo del Ministro de Mágia.*

*Rápidamente le cogí del cuello llevándolo hasta un extremo de la caseta y lo alcé del suelo.*

-Y que hace el hijo del ministro de magia en unas clases para causar el caos en la ciudad que TU padre gobierna?-dije poniendo enfasdis en el tu.

*Solté al chico que se había asustado. Era algo peligroso ya que él era un alumno y yo una profesora.*

-y por cierto que haces fuera del colegio?-dije alejándome un poco de él y volviendo con Al mirándola algo preocupada por la situación ya que un alumno estaba fuera del colegio quería formar parte de los mortífagso y era el hijo del primer ministro.

*Algunos de los magos allí presentes le miraban fijamente al chico ya que era el más joven de ellos.*

*Me quede atónita al escuchar el nombre del chico, la verdad es que me sonaba mucho su cara, como no me había dado cuenta de que era el hijo del Ministro antes?! Claro está que lo había visto muy raras ocasiones, debido a que el Ministro de Magia no solía traer a su familia al ministerio.*

- Contesta a la pregunta. –

*El chico nos miro algo asustado, conseguimos arrebatarle el orgullo de su rostro y su fría mirada. Se quedo algo perplejo y sin poder abrir la boca, no esperaba esa reacción de nuestra parte.*

- Y que esperabas? Que te diéramos una cálida bienvenida? –

*Hice un gesto con la mano y Lilith dejo al hijo del ministro sentado en su sitio.*

- Luego nos encargaremos de ti. – le susurro al oído.

*Yo seguía sentada en mi sitio observando a los demás muchachos, al igual que Lilith, aunque aun estábamos preocupadas por la presencia de Owen, que haríamos ahora con el…*

- Bueno, quien es el siguiente? – pregunto Lilith alzando la voz.

*Nadie se movió de su sitio, todos estaban quietos esperando quien será el próximo valiente en hacer algo. Cuando iba a repetir por segunda vez, un chico se levanto de su sitio…*

- Quien es? – empezaron a susurrar los jóvenes entre ellos. – Tu lo conoces? –

- Callaos de una vez! – exclamo Lilith y todos quedaron en silencio ante su fuerte voz. – Quien eres tú? –

*Todos estábamos atentos ante lo que iba a decir o hacer el chico.*

Me aburría Bast me había hablado de que las chicas estaban pervirtiendo alumnos en cierta casa londinense, y la verdad en comparación con la desidia de corregír la penosa tarea de unos alumnos de primero que no distinguían entre elfo domestico y draco noruego, aquello parecía interesante. Mi falta de puntualidad me llevó a llegar tarde, la verdad es que nunca llegaba tarde, eran los demás los que se empeñaban en llegar antes que yo, sin embargo escuché una frase que me traía recuerdos, demasiada arrogancia en un alumno.

-Tu poder aquí no vale nada. Mantienes la arrogancia de quien sabe más bien poco de lo que aquí se busca.

Me acerqué al pobre chaval recluído en mi mascara de mortifago, extendí la mano para que me cediera su varita. Sin darle tiempo a reaccionar se la arrebaté sin mas, bonita varita, como todas.

-Es muy insensato por tu parte, ¿acaso no sabes que los alumnos tienen prohibido realizar magia fuera del colegio?.

Posé sobre una mesa cercana su varita, seguramente se sentiría desprotegido, salude con un gesto de cabeza a las chicas, sin darles demasiada importancia. En un gesto despreocupado saqué mi varita no registrada y apunté a aquel muchacho.

-Una palabra y el dolor recorrerá tu cuerpo como nunca antes lo hubieras imaginado, otra y podría manejarte como a una marioneta, dos y estarias muerto, ¿crees que tu poder podría impresionarme alumno?, para nada, me interesa más hasta que punto alguien como tu podría sacrificarse por una causa tan noble como la nuestra.

-Tengo entendido que los alumnos de sexto año pueden realizar magia fuera del colegio sin correr el riesgo de ser detectados por el ministerio de la magia.-

*El grupo se da la vuelta para verme, permanecí sentado junto a la ventana desde que la reunión dio inicio y fuimos convocados para prestar nuestro servicio. Esta no es la primera vez que veo a los Mortífagos, estuve en contacto con muchos de ellos desde que mi padre tomo el poder del ministerio, sé que debo permanecer atento y hablar solo lo justo y necesario.*

-Y sin temor a parecer arrogante permítame decirle que lo que usted hace es mucho más insensato aún: juzgar a un mago solo por ser un estudiante.-

Me acerque con la varita en alto hasta que estaba a escasos centimetros de su cara, sin fuerza golpeé en su cabeza con un gesto gracioso.

-Bien, hijo, quizás podamos hacer algo contigo.

Esparcí su pelo con la mano en modo afectivo, aquel chaval me había caido bien, esperaba por su bien que todo aquello no fuera una farsa, o no dudaria en matarle con mis propias manos. Mire al Owen, aquellos hijos del ministro de magia, ja ministro, se lo tenían muy creido.

-¿qué podía esperarse de todo un Slytherin? tanta arrogancia en un cerebro tan pequeño.-Bromeé-. ¿Crees que lo juzgo por su edad, su casa, su padre?, pues no, ni siquiera por el poder que pueda guardar, ni los hechizos que sea capaz de lanzar, eso importa una mierda. Busco sacrificio, saber que vuestra vida no os es preciada, que morireis si hay que hacerlo para alcanzar los objetivos, ¿acaso creeis que llevar esto.-Señale la marca de mi brazo-. es simplemente presumir de tatuaje?, cuando te hacen la marca adquieres unos compromisos hacia nosotros, hacia tus compañeros, hacia nuestro lider, pero sobretodo y lo más importante hacia nuestros ideales. No daré más moralina por hoy.

Miré a owen tras los oscuros ojos de la mascara, joven arrogante, sin el mas minimo respeto a la autoridad, no sabía que hacía allí.

-Carl Owen, ¿qué tal tu padre, sigue con la misma mierda de propaganda?, era gracioso ver como se jactaba el ministerio de mantener la paz, grandes esfuerzos decían, un nuevo éxito gritaban, ¿dime por qué ha habido paz en estos años?

-¿Y desde cuando le importa la Paz a un Mortífago?.-

*Pregunto con ironía.*

-En cuanto a mi padre, solo puedo decir que el viejo mandaría a construir nuestra casa dentro del ministerio en tanto eso le permita pasar más horas culo sentado en su oficina.-

*Me recuesto sobre el respaldar de la silla con los brazos cruzados.*

-Así que… todo se vasa en el “sacrificio”, pues bien, yo no sé qué planes tiene mi hermano aquí presente, pero ustedes han de saber que a mí no me importa perder la vida.-

*Hago una pausa antes de continuar.*

-No se elige como nacer y en la muerte es lo mismo.-

-No te equivoques, los mortifagos somos unos filantropos perdidos, todo lo que hacemos lo hacemos por garantizar la paz, obviamente, la paz adecuada.

Reí tras la mascara el sonido distorsionado me traía recuerdos.

-Bueno, ya van dos que valen la pena, tampoco necesitamos muchos mas, por mi os mataba a todos ahora mismo, el profeta tendría que llorar la muerte de unos pobres alumnos, pero las reclutadoras son mis queridas compañeras, ellas harán con vosotros lo que les guste. Por lo pronto yo aquí me aburro, me llevaría a estos dos, quizás les apetezca hacer unos grafittis con la sangre de algún inocente, pero mejor otro día, acabo de recordar que tengo una cita importante, con una periodista de lengua tan larga como su pluma.

Sin más transforme en humo negro desapareciendo casi como había aparecido, estaba bien que alguna de las nuevas generaciones fueran tan prometedoras, aunque claro todo había que ponerlo a prueba.

*“Por Merlín, tu noviete no puede perderse ni una verdad, Lilith?”, le susurre mientras escuchaba el sermón de Guileam. Siempre tan correcto, con esa sangre tan fría, con sus ideales. Todo para impresionar a los nuevos, y bien, siempre todo le sale perfecto.*

*De pronto hizo la aparición el segundo hijo de Owen, pero nos invadían o algo? Quizás el ministro sabía sobre la “reunión”? Si fuera ese caso no hubiera enviado a sus propios hijos al nido de la muerte.*

*Tras acabar de “examinar” a los jóvenes Guileam desapareció.*

- Y bien.. – empecé para romper el silencio – Por lo visto le habéis gustado a nuestro querido lobito, pero eso no os garantiza que confiaremos en vosotros, os lo tenéis que ganar, y eso es lo importante. –

*De nuevo observe a los jóvenes, y Guileam estaba en lo correcto, estos dos muchachos prometían, desprendían el suficiente valor como para estar entre nosotros, al menos como aprendices, todos lo fuimos alguna vez.*

- Dejemos la cháchara y veamos la acción y lo que sabéis hacer. Lilith, esa es tu parte preferida.. -

[OFF: al final solo está Carl, a Anthony dejemoslo en paz y que el user que se lo pid alo moldee como quiera xd asique alumnos solo hay DOS los demas son magos y brujas cualquiera que pueden morir tanto a vuestras manos como a las nuestras (: /OFF]

*Sonreí y me acerqué a una bruja algo nerviosa y con ojos de sapo que nos miraba horrorizada.*

-Creo que este no es tu lugar.. no es así?-la mujer me miró temblorosa y asintió con la cabeza en señal de que quería estar ahí. Lógicamente si decía que no la mataría.- de acuerdo.. hagamos una prueba con vosotros dos..-dije señalando a Carl y a Alystar.

*Apunté con la varita a la bruja*

-Inmobilus!-el cuerpo se quedó rígido y solo podía mover los ojos- Mobilicorpus!-el cuerpo se alzó por los aires y lo dejé al otro lado de la pared.- de acuerdo chicos.. haced lo que querais con ella.. trnasformarla, hacerla sufrir, controlarla o matadla.. veremso que ideas se os ocurren.

*Me senté en una mesa observando a los dos jovenes que parecían estar pensando que hacer con ella mientras la pobre bruja balbuceaba como podía y lloriqueaba.*

-También podeis usar obliviate y mandarla a casa sin memoria alguna para no matarla-les dije antes de que empezara.

*Observé con cautela como efectuaba su hechizo a la perfeccion pero con varias pegas desd emi punto de vista.*

-Chico.. si matas a las personas de golpe pierde la gracia.-le apunté a él- sectumsembra!-su túnica comenzó a mancharse de sangre. El chico Alystar intentaba no dar señales de dolor. Detuve el conjuro dejándolo libre.-lo ves ese hechizo tambien es muy últil.

*Alystar se llevó la varita la heridas para curarselas.*

-nononono.. consideralo un recuerdo.. un regalo por así decirlo. No serás un chico maleducado y lo quitaras, verdad?-esperé un poco y miré a Owen.- tu tendrás la oportunidad de elegir entre todos esos la persona con la que quieres jugar.

Según la reacción y respuesta de la mujer mortifaga, se podía concluir que no le gusto mucho mi acción. Aunque pareciese que la mujer lo había disfrutado, de todas formas decidió darme un castigo. Conocía muy bien ese hechizo, una vez tuve la oportunidad de presenciar un asesinato gracias al mismo, y ahora que lo pienso estoy sangrando demasiado. En cuanto intenté curar mis heridas noté que la mujer me indicaba no hacerlo, y aunque lo consideraba absurdo, preferí aguantar mis heridas. Apuntó directamente al torso y estaba sangrando bastante, pero con gran esfuerzo logré levantarme nuevamente para así mantenerme en pie como pude.

-Que interesante... Muy interesante...-

Finalizaba así con una sonrisa diabólica, esta vez muy verdadera y simbolo de satisfacción. Esperaba alguna reacción del joven Owen, mirandolo fijamente y viendo como cada uno de los presentes lloraba del susto.

*El maleficio ya fue efectuado, rápido, sin provocar dolores. Sin duda yo haría lo mismo, un simple “Avada Kedavra”, y a pesar de eso, esta reunión trataba de ver lo que sabían hacer los chicos, de lo que estaban dispuestos a provocar.
A Lilith siempre se le daba bien “jugar”, como decía ella, con la gente, sobre todo con los muggles, por esa razón esa era la parte preferida de ella. Yo, al revés, prefería matar fríamente, pero sin provocar dolor, si se necesitaba sacar alguna información importante tenía mis “torturas especiales”.
Examine a Arystar, al pobre le temblaban las rodillas de las heridas provocadas, estaba perdiendo mucha sangre, pero en eso consistía la prueba, no íbamos a llenarles de flores y creo que eso sabían los chicos antes de aparecer aquí. Ahora la tocaba al joven Owen demostrar lo que sabía, muchos de los magos se echaron para atrás, temían que Carl escogiera a alguno de ellos. Otros intentaban salir, pero los pobres no sabían que la casa estaba hechizada y no podían salir sin nuestro permiso.*

"No todos tienen suerte."

*Llego mi turno, me pongo de pie y camino hacia ellos, en sus rostros se ve el temor y la desesperación, saben que no hay vuelta atrás y que por más que yo elija solo a uno… todos correrán con la misma suerte.*

-¿Alguno quiere sacrificarse por el resto?.-

*Les pregunto con frialdad.*

-¿No?, ¿ningún voluntario?.-

*Camino entre las víctimas como una serpiente acechando a su presa. Los Mortífagos presentes observan detenidamente mis movimientos, esperan ver de lo que soy capaz, hasta donde soy capaz de llegar para cumplir mis objetivos.*

-¡Tú!, de pié… ¡AHORA!.-

*El hombre obedece y mirando al suelo camina hacia mi.*

-No te dije que avanzaras… ¡Crucio!.-

*Sus alaridos retumban en la habitación recordando al eco que produce un animal herido de muerte.*

-Esto es algo que no nos enseñan en el colegio.-

*Comento al levantar nuevamente la varita.*

-¡Legeremens!.-

*Teniendo acceso a la mente de mi víctima puedo crear en ella visiones realmente escalofriantes que lo hacen retorcerse y pedir que por favor alguien lo asesine de una vez.*

-Y ahora... el telon final.-

*Levanto la varita por ultima vez.*

-¡Wid cerebrum congelatem!.-

*El mago deja de moverse instantáneamente, su cerebro a quedado congelado, sus recuerdos perdidos en la helada oscuridad, ya no hay nada que hacer por él, no esta muerto, pero ha quedado atrapado en su propio cuerpo sin posibilidad de escape.*

-Tuviste un destino peor que la muerte.-

- Un show brillante! – *exclame ironicamente al acercarme al cuerpo del mago y examinarlo. En el rostro de Lilith se dibujo una maléfica sonrisa, le había gustado el chico. Sin duda alguna tenían la madera de asesinos, eran perfectos para el trabajo.*

- Ahora dame tu mano. – *dije mientras sacaba la varita y sin contestación de Owen le cogí la mano y le arremangue para ver su brazo.* – Recibe esto como un regalo, llévalo con orgullo, acude a todas las llamadas del Señor, se fiel, si no.. ¡morirás! –

*Eleve mi varita hacia su brazo y allí empezó a dibujarse la marca tenebrosa, el dolor era muy profundo pero él lo aguantaba con orgullo y no daba gestos de dolor ninguno. Lilith se había acercado al otro, a Arystar, para marcarle a él.*

*El pacto estaba sellado, alzo mi brazo en alto mirando con curiosidad la Marca Tenebrosa.*

-Espero tener la oportunidad de conocer a nuestro Señor personalmente…-

*Cargo la mochila en los hombros y camino en dirección a la puerta, ya no hay más que hacer, las Mortífagas han cumplido su cometido al reclutar a dos de nosotros y el resto será dado de muerte en breve tal y como lo sospeche.*

-Se dice que él es el sucesor de Lord Voldemort, el nuevo Señor Oscuro y, la verdad, estoy muy interesado en saber si realmente es merecedor de ese título.-

*Sonrío con malicia de espaldas al resto.*

-No lo tomen a mal, pero es que ha habido tantos Señores Oscuros que el termino ya están sobrevaluado.-

*Y con esas últimas palabras me despido haciendo una reverencia a las dos Mortífagas de alto rango.*

(OFF: Ok chicas, salgo del post, estaré al tanto de todo. Saludos. OFF:/)

*Observé todos y cad auno de los movimientos relaizados por Carl, sin duda ese chico tenía madera de mortífago. Me había caido bien. Sin embargo Alystar se parecía más a Al.. hacian el trabajo rápido y limpio.*

*Después de 'marcarles' Carl se fué retirando. Sería interesante tener a un hijo de ministro en nuestro bando.*

-Bien.. que ahcemos con los demás... Ah! Tengo una idea.. hoy, depsues de haber visto esto me siento generosa asique os propongo una cosa.. Os batires entre vosotros un TODOS contra TODOS hasta que solo quede uno, o ninguno. Si queda alguien en pie cuando los demás esten muertos se le borrara este momento y volverá a vivir. Asique vuestra única oportunidad consisté en matar y no ser matado. Empezad..-dije alzándome junto con Al en una bola de humo para dejarles espacio. quien sabe.. si el ganador valía la pena igual también lo reclutariamos.

*Luces verdes salieron en todas las direcciones pasando cerca de la gente que intentaba esquivar hechizos y lanzaba maldiciones por doquier.*

*Tras desaparecer los dos reclutas Lilith provoco un “juego” entre los demás, ya sabía yo que no acabarían vivos ninguno de ellos. Di media vuelta y me dirigi hacia la puerta de aquella casa abandonada.*

- Supongo que hemos acabado. Esto se te da bien, así que ya no me necesitas aquí. – mire hacia el reloj que había sacado de mi bolsillo y empecé a darle vueltas entre mis manos – Debo irme, si quieres algo ya sabes dónde estoy Lilith. –

*Me acerque a la puerta mire hacia la oscura noche que se dibujaba ante mí y como de costumbre en una neblina de humo negro desaparecí sin dejar rastro alguno, dejando a Lilith que disfrutara del espectáculo de la muerte. Tal vez se podría alimentar de alguno de ellos. Habíamos hecho un buen trabajo, confío en que los chicos sean capaces de llevar el gran rango que ahora poseen. Espero, y confío, en que no nos defrauden, si no la culpa también será nuestra y tendremos que pagarla con un precio muy alto.*