Entrevista al ministro

Debido a los acontecimientos que se presentaban me vi EN LA OBLIGACIÓN meramente laboral, de ir a realizarle una entrevista al señor Ministro de Magia de nuestro país, por lo que saqué ese día para dirigirme al ministerio, cargando la pluma de auto-escritura, y un puñado de pergaminos que flotaban tras mi apuntando todo lo que se podía a una velocidad impresionante.

Al llegar al primer piso donde se encontraba la oficina del señor ministro, me dirigí con seguridad a la misma por que estaba segura de que estaría encantado de verme, para poder "tranquilizar" a la ciudadanía.

-¿Señorita puede informarle al señor ministro que me encuentro aquí, que deseo unos minutos de su preciado tiempo?-

Dije sonriendo de lado a lado, segura de que al escuchar mi nombre el señor tomaría la decisión de atenderme.

La vocecilla de juliet a través del interfono me despertó de mi ensimismamiento, demasiados papeles aquel día necesitaba cuanto menos un respiro, algo que me permitiera relajarme durante unos minutos.

-Doris Crockford desea pasar señor ministro.

La señorita Crockford, la pluma más hiriente del profeta, que interesante, estaría genial esquivar sus preguntas, y responder aquellas que me apetecía, en dos años no había concedido ninguna entrevista, pero para todo había una primera vez.

-Dila que pase.

-¿seguro? .-La voz de Juliet sonaba incredula.

-Si.

La señorita Crockford entró por las puertas del despacho, me levanté para recibirla adecuadamente con el clásico apretón de manos ingles, se la veía reticente hacia mi persona aunque el profeta siempre me había apoyado en el pasado; pero sabía que Doris Crockford era la clase de persona que disfruta sacando sangre de los secretos ajenos.

-Un placer conocerla señorita Crockford, sus artículos en el profeta son cuanto menos, estimulantes, he de suponer que no se trata de una visita personal ¿verdad?, tome asiento por favor.

Me recosté sobre el sillón de cuero de manera relajada, sin estar tenso, en comparación con la tediosa tarea de sancionar leyes, aquella mujer era un paseo por el parque, me recordaba mis tiempos de Auror con el peligro acechando, solo que el peligro esta vez serian preguntas demasiado insidiosas hacia mi persona.

De inmediato se me hizo pasar así que de inmediato mire a mi pluma que escribió lo que pensaba.

"La secretaria del Señor ministro es demasiado protectora ¿estará enamorada del mismo?"

Entre mientras el señor se levantaba y estrechaba mi mano lo escuche con atención con una sonrisa en mis labios, tan presuntuoso como esperaba pero su tono de molestia reprimido no agotaría mi interés.

-Una pena pero no mi señor mi presencia se debe a algo de más importancia que temas personales, vera sus empleados no han podido no se por que darme la información que todos estamos esperando leer del profeta para tranquilizar a la población...Pobre gente no puedo dejarlos sin información acerca de lo que esta sucediendo-

Cruce la pierna mientras mi pluma escribia a toda velocidad.

-¿Señor Ministro Howard Owen cree usted que tras esas muertes hay mano de mortifagos?-

-Es una rumor creciente la vuelta de los mortifagos, aunque no creo que sigan la misma causa que antaño, tras la derrota de Lord voldemort y los años de paz estos nuevos mortifagos deben ser un grupo de magos oscuros siguiendo a algún lider que aún se mantiene entre las sombras. Si es mi creencia que los magos oscuros estan tras las muertes de la cabaña de hace unos días. Y por tanto el ministerio debe tomar cartas urgentes en el asunto con el fin de desenmascarar a los causantes, apresarlos y condenarlos en juicio.

Su mirada desentrañadora me miraba fijamente, parecía ser capaz de desmembrar un gales verde con esa maldita mirada de vieja bruja chismosa.

-Interesante-

"Pero escualido"

Pense mientras me ponía las gafas para leer con cuidado y pulcritud para poder ver cada detalle de la oficina del ministro.

-Entonces son magos oscuros, según me dijo ¿entonces que medidas esta tomando el ministerio? ¿Donde estaban los aurores en ese momento? ¿esta siendo el señor Potter competente? ¿Podemos confiar nuestra vida en gente que mientras los magos oscuros matan ellos duermen tranquilamente junto a su familia?-

Solté toda las preguntas que tenía entre pecho y espalda esperando que el ministro contestara comentiendo algun error.

-Inefables- Repetí mientras me quitaba los lentes con cautela.-¿Osea que ni siquiera usted confia en nuestros aurores?-

Negué con la cabeza suavemente mientras miraba al ministro a los ojos, tratando de captar en el rastro de alguna emoción, pero parecía ser un tipo demasiado serio para estas cosas.

-No sé señor ministro, pero ¿si usted no confía en sus aurores como podremos nosotros los ciudadanos normales confiar en ellos?.-Recordé las cortas declaraciones de la señorita Whyte era el momento de hablar acerca de eso.-Además ya que la señorita encargada de la oficina de ley mágica Internacional no quiso hacer demasiadas declaraciones... ¿Por que no me habla de esos problemas que estamos teniendo con el ministro Irlandés?-

Me removí en la silla acercándome levemente para escuchar con atención sus palabras.

-¿Demando Irlanda a nuestro país?-